Es un producto más complejo de lo que las personas piensan, ya que se coloca como si fuera un depósito pero no tiene nada que ver. En principio su rentabilidad es atractiva, ofreciendo un tipo de interés fijo, generalmente elevado, superando la rentabilidad media de los depósitos bancarios .
Pero es importante saber que no es un producto aconsejable para los inversores conservadores, básicamente porque tienen poca liquidez, de manera que es complicado recuperar el capital cuando se desea, incluso en algunos casos el vencimiento llega a ser perpetuo.
El tema de la falta de liquidez obedece a que en el mercado secundario es difícil encontrar contrapartida. Además, el titular de deuda subordinada, en lo referente al cobro, está detrás de los suscriptores de valores con garantía, acreedores y depositantes, y por si fuera poco no está protegido ni amparado por el Fondo de Garantía de Depósitos.
La estructura de la deuda subordinada está compuesta por valores y activos de renta fija con buena rentabilidad y poca liquidez, de ahí que podamos distinguir varios tipos:
– Lower: la entidad, haya tenido o no beneficios, está obligada a pagar el cupón.
– Upper: la entidad solo paga el cupón si ha obtenido beneficios.
Algunas deudas subordinadas tienen vencimiento simple (al llegar a la fecha vencen), otras son perpetuas (sin vencimiento definido) y otras tienen vencimiento con opción call.
Hoy en día, varias entidades bancarias están lanzando deuda subrdinada (Bankinter, Caja Madrid, La Caixa, Banco Popular), ofreciendo una rentabilidad mínimo del 5% al menos los dos primeros años.
Suerte en sus inversiones!
Fuente: Bolsa-finanzas