Hace unas semanas, un conocido mío, buen chaval por cierto, me llamó para comentarme lo feliz que se sentía, había encontrado “el chollo de su vida” un piso en 180.000 euros, vamos que se le había abierto el cielo. Después de felicitarlo por el descubrimiento, la conversación fue por otros derroteros hasta que terminó con un “hoy compra lotería suertudo”.
Al poco tiempo me lo volví a encontrar en la calle y cual sería mi sorpresa, yo que esperaba un discurso alegre acerca de la felicidad del joven emancipado, ilusionado con la compra del piso, con cientos de proyectos de vida y cómo no, de futuro cuando me relató el motivo de su desilusión.
Después de frotarse las manos al haber encontrado un piso por 180.000 euros comenzó a buscar hipoteca, me comentó que ya había escuchado que había crisis, que los bancos no eran tan generosos como antes. Y claro, mucho menos con gente como él, un mileurista (900 euros netos al mes, con 14 pagas) con contrato temporal. Pero bueno, mi amigo no desistió, sólo necesitaba 180.000 euros, modesta cantidad en un mercado enloquecido.
Su viaje iniciático comenzó según me dijo en una oficina de un banco de mediano tamaño, muy buena fama y publicidad abundante acerca de los créditos que concedían: “¿Quieres el 100% del valor del piso?” le debió de preguntar una empleada muy educada y amable. “Bufff, necesitas muy buenos avales. Sólo damos el 80% del valor de tasación”. Pero claro mi amigo no dispone de garantías potentes. ¿Qué hacer? Quizás abusando de familia y algún que otro amigo pudiera reunir 36.000 euros y pedir el 80% responde mi amigo. “En ese caso, si podríamos estudiarlo”, le dice la empleada con una agradable sonrisa, después de meter unos cuantos datos en un ordenador. Serían 144.000 euros, una hipoteca a 40 años, y una cuota de 700 euros al mes.
¡Debe ser un espejismo! Cuando aclara que su contrato es temporal, la empleada, muy apenada, exclama ¡ohhh…!, y le espeta que si quiere la hipoteca tiene que presentar otro titular con contrato fijo. Y cuando mi amigo le insiste que gana 900 euros, la mujer suelta una carcajada. “Uy, perdona. Es que me lo estas poniendo muy difícil, porque el departamento de riesgos, sólo permite que la hipoteca suponga entre un 40% y un 50% de la nómina”.
Mi amigo en vista de que no había nada que hacer opta por buscar otra entidad. La siguiente parada fue una oficina de un banco internacional de gran nombre y números, el resultado igual. O peor. Ya que aquí no daban el 100% “ni con avalista”. Y el 80%, con el sueldo del chaval, “ni nos lo planteamos”.
Mi amigo me preguntó. ¿Acaso no se hacían estas cosas hasta hace poco? Yo sonreí la ingenuidad de mi amigo y reconocí que “hace un par de años colaba, pero hoy en día con estos números su hipoteca iba a resultar inviable en cualquier oficina bancaria. Bueno pues él debió de pensar lo contrario y se encaminó a una oficina de la Caja de ahorros más importante de la provincia ya que con sus 28 años tenía todos los requisitos necesarios para acceder a una hipoteca ventajosa. Eso sí, sólo del 80% de los 180.000 euros. Y con una cuota superior a los 740 euros al mes durante 40 años, parecía que todo iba bien hasta que reveló su salario, y todo se quedó en nada. Además escuchó lo siguiente “… y con un contrato temporal, el asunto que me planteas es un verdadero disparate. No es viable” le debió de informar la empleada comprensiva. Ni con avales, ni pidiendo sólo el 80%. “Antes valía todo ahora se han puesto muy estrictos”.
En fin mi amigo como otros muchos jóvenes (mileuristas) está comprobando en carne propia que no podrá comprar un piso ni aunque encuentren el chollo de su vida.
Y yo me pregunto. ¿Para qué sirven los avales a la banca si no hay nadie dispuesto a prestar dinero, ni siquiera con la garantía del Estado español? ¿A qué han destinado los bancos las importantes inyecciones de liquidez recibidas del Estado?
En fin, creo que estamos ante un auténtico festival de fusiones de bancos y cajas de ahorros, y que estos han destinado las millonarias inyecciones de liquidez a reducir sus deudas en vez de a la concesión de créditos. Estos “matrimonios” van a ser para muchas de estas entidades, la única posibilidad de evitar el colapso y en algunos casos ni de éste modo van a poder evitar la intervención del Banco de España.
Salud y suerte en las inversiones, las vamos a necesitar.