Hugo Cerezo 07/05/13
Muy pocas palabras se oyeron ayer en el entrenamiento del Madrid. No hubo charla post partido contra el Valladolid. Tampoco de preparación para el duelo de mañana contra el Málaga. Ni siquiera hubo gabinete de crisis por las declaraciones de Pepe despuíés del ataque de Mourinho a Iker. El luso no les dirigió la palabra.
El clima es de tal tensión que no se recuerdan entrenamientos con menos bromas y sonrisas en Valdebebas. La guerra abierta entre el vestuario y el cuerpo tíécnico ya no se esconde. Muchos jugadores cuentan los días que les quedan para dejar de estar bajo la disciplina de Mourinho.
El tíécnico portuguíés tampoco se dirigió a su plantel tras el encuentro contra el Valladolid. Fue de los primeros en abandonar el Bernabíéu nada más acabar el duelo. Ni siquiera les dio una indicación en los 90 minutos, puesto que no se levantó de su asiento en el banquillo local.
El morbo estaba ayer en las imágenes que facilitaría el Real Madrid del entrenamiento a puerta cerrada. Pero el apagón fue total. El club no informó de la sesión -quíé jugadores se entrenaron y quiíénes se quedaron en el gimnasio, por ejemplo- ni difundió fotos o resúmenes televisivos.
Así se evitaron problemas sobre quíé imágenes seleccionar para no alimentar interpretaciones ni más políémicas. Muy de vez en cuando, el Madrid -o mejor dicho Mourinho, que es quien tiene la última palabra en todo lo relacionado con el primer equipo- no informa de sus entrenamientos a puerta cerrada. Ayer fue una de esas ocasiones, aunque por el momento en el que se produjo fue más significativo.
El estado de nerviosismo instalado en Valdebebas se trasladó a la rotonda de acceso. A a la salida de Mou, en el coche de Rui Faria, un aficionado insultó al mánager y su asistente paró el coche y se bajó para defender a su jefe, según captaron las cámaras de Cuatro.