El Banco Popular ha reducido su cartera de deuda pública en unos 5.000 millones de euros, aproximadamente el 20% del total, con lo que ha vuelto a los niveles que tenía al cierre de 2012. Esta operativa supone reducir el volumen "excepcional" que había alcanzado la cartera dentro de la apuesta decidida de todo el sector por el carry trade para mejorar sus resultados este año. Fuentes del mercado afirman que el banco que preside íngel Ron se está preparando para los test de estríés, que probablemente penalizarán la deuda de los países perifíéricos, pero fuentes del banco niegan este extremo y aseguran que se trata de recomponer su estructura de balance tras el proceso de desapalancamiento para prepararse para la salida de la crisis. En todo caso, esta venta puede dar pie a un movimiento generalizado en el sector que pondría en peligro las continuas subastas del Tesoro.
El Popular declaró en sus resultados del primer semestre (ver página 6, cartera de inversión) que sus posiciones en deuda pública se habían incrementado desde 20.220 millones hace un año hasta 25.813 en la actualidad. Y lo que ha hecho ahora el banco es volver a su posición original, que es la que considera que es su cartera estructural a largo plazo. El aumento en 5.000 millones era "excepcional" y pretendía aprovechar la oportunidad de carry trade en los últimos meses para mejorar sus márgenes. Y lo que ha hecho ahora es retornar a la posición "normal".
El carry trade es una operativa a la que han sido muy aficionados todos los bancos europeos para capear la crisis desde que el BCE puso en marcha la barra libre de liquidez. Consiste en tomar prestado el dinero del banco central, inicialmente al 1% y ahora al 0,75% tras la última bajada de tipos, e invertirlo en deuda pública con intereses del 4% o 5% (el bono español a 10 años cerró la semana pasada en el 4,37%) para ganar la diferencia. Así de sencillo y sin mayor esfuerzo.
Pero, por un lado, esta barra libre tiene que acabarse cuanto antes, como reconoció la semana pasada el exconsejero del BCE, Josíé Manuel González Páramo, en el debate prganizado por El Confidencial. En este sentido, todos los bancos sanos españoles, Popular incluído, han reducido su apelación al BCE en los últimos trimestres. Y, por otro, las posiciones en deuda pública de los países perifíéricos probablemente serán penalizadas en los test de estríés que va a realizar el BCE antes de asumir las competencias de supervisión sobre la mayoría de las entidades españolas. Esto ya ocurrió en el ejercicio anterior de la EBA, cuando se aplicó un haircut (recorte) a la valoración de los bonos españoles, portugueses, irlandeses, griesgos e italianos que tenían las entidades en cartera. Ahora los rumores aseguran que los recortes serán mayores tras la quita griega o el rescate de Chipre.
Sin embargo, en el sector hay voces que aseguran que esto sería absurdo porque pondría en peligro las subastas de deuda de estos países, que son asumidas en un 70% por la banca nacional gracias al dinero del BCE. Precisamente, lo que puede pasar si el movimiento del Popular se generaliza en España. Las fuentes consultadas en la entidad niegan que sea esta la razón y la achacan al cambio de balance tras el proceso de desapalancamiento (reducción de la deuda en los mercados) gracias a la mayor captación de depósitos y al recorte del críédito. La mejora de la relación depósitos-críéditos permite a la entidad depender menos de la financiación externa y de las operaciones de mercado, y la recperación económica hará que pueda volver a basar su negocio en el críédito.
¿Afectará a los márgenes?
Precisamente, la gran duda en el mercado es si esta reducción del carry trade (que aparece como resultados de operaciones financieras) tendrá un impacto notable en las cuentas del banco. Desde dentro están convencidos de que no; por eso lo han hecho. Desde fuera las cosas están mucho menos claras, puesto que la operativa en deuda pública supone en torno al 20% del beneficio de una entidad en España y todavía la recuperación económica no es suficientemente fuerte para compensarlo con el negocio típico.
Así lo cree el banco de inversión Natixis, que en un reciente informe asegura que el propio Popular ha confirmado esta reducción de la cartera de deuda pública y de su apelación al BCE. Y considera que ello tendrá un impacto relevante en los márgenes, máxime cuando el Popular sigue pagando más que la media del mercado por los depósitos, incluso por encima de los topes impuestos por el Banco de España.
Por eso, espera que el banco anuncie un giro de 180 grandos en la evolución de sus márgenes, desde el crecimiento del 11,2% intertrimestral del segundo cuarto del año a una nueva recaída. Y eso, a su juicio, decepcionará al mercado, que basaba en buena medida la escalada del 75% que lleva el valor en bolsa desde junio en esta mejoría de los márgenes. Ahora, el valor estará bajo presión hasta que los resultados del tercer trimestre confirman o desmientan el deterioro de los márgenes, a juicio de Natixis.
El Tesoro puede tener un problema muy grave
Finalmente, la otra gran cuestión que abre esta operativa del Popular se refiere a las dificultades que puede encontrar el Tesoro para colocar como hasta ahora sus continuas subastas de deuda para financiar el desbocado díéficit público. Si los demás bancos importantes siguen su ejemplo, Luis de Guindos puede verse obligado a pagar mucho más en estas colocaciones para atraer a un inversor mucho menos cómodo que la banca española, lo que a su vez volvería a incrementar la prima de riesgo, lo que elevaría los costes de financiación y el díéficit público que, en consecuencia, debería ser financiado con más deudas... un efecto 'bola de nieve', en definitiva.
"Si sólo se trata de la paulatina reducción de la apelación al BCE, el Tesoro lo notará, pero podrá solventarlo, sobre todo porque ahora muchos bancos están sustituyendo la barra libre por las cámaras de compensación privadas. Ahora bien, si es verdad que los test de estríés van a penalizar gravemente la deuda perifíérica, entonces sí que cabe esperar una salida generalizada para evitar que les obliguen a captar más capital. Y eso sí que sería un problema serio para el Gobierno", explica un experto en este mercado.