Un acuerdo de última hora en China consiguió aplacar hace unos días la posibilidad de una crisis bancaria en el país, pero la sombra de un default ha puesto en cuestión estos días la solidez del sistema financiero chino, en especial el conocido como sistema bancario en la sombra. Mucho se ha debatido sobre si los inversores están asegurados eficazmente contra las malas decisiones de inversión. Hasta el punto de que Deutsche Bank ha llegado a declarar: "Hemos creado un monstruo de la deuda".
En un reciente informe, que recoge zerohedge, el analista de la entidad Jim Reid se confiesa mucho más preocupado por lo que está pasando en China que en cualquier otra región. "De todas las historias la más fascinante gira en torno a un producto de inversión", señala Reid. Se refiere este analista al Credit Equals Gold #1 Collective Trust Product, basado en los príéstamos que China Credit Trust, un banco en la sombra, realizó a Zhenfu Energy Group, una empresa minera que tras numerosas dificultades está al borde de la quiebra.
Como Zhenfu no podía pagar, tampoco el China Credit Trust podría devolver los alrededor de 500 millones de dólares que vencían a finales de mes. Al final, la sangre no llegó al río y se alcanzó un acuerdo con los inversores.
"Para mí es un microcosmos de la fragilidad aún presente en los mercados financieros globales que una economía de 9 billones de dólares luche por evitar un default de 500 millones de dólares" capaz, en opinión de Reid, de generar un autíéntico pánico bancario.
En este sentido, y al respecto del default, muchos analistas financieros opinan que si se hubiese producido hubiese marcado un precedente histórico. El impago de un producto de inversión tan arriesgado -algo que nunca ha sucedido en China- podría aflorar el riesgo moral en el sistema. Si un pequeño producto de inversión no cumple sus compromisos, el resto del mercado actuará en consonancia, señalaban algunos expertos citados por el Wall Street Journal.
Por eso, la cantidad en juego, 500 millones de dólares, puede parecer insignificante, pero no lo es. El impacto sobre la confianza podría ser grave. Los ahorradores pondrían en duda los productos de inversión de alta rentabilidad, y conforme retirasen el dinero, las compañías fiduciarias tendrían más problemas para refinanciar los príéstamos de las promotoras inmobiliarias, las empresas del carbón y otros prestatarios de riesgo del país. A esto le podría seguir una oleada de impagos, comentaban muchos analistas.
Entre ellos Reid. "Hemos creado un monstruo de la deuda que ahora es tan grande y tan crucial para el funcionamiento del sistema financiero y de la economía que cualquier posibilidad de impago trata de minimizarse con respuestas políticas super agresivas".
Grandes organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional alertaron en su día de la gran exposición a riesgos crecientes por parte de los bancos de China debidos, fundamentalmente, al rápido avance del críédito y de los precios inmobiliarios.
La historia de cómo un producto de inversión de confianza ha terminado al borde de default evoca para muchos lo que en su día el multimillonario inversor George Soros llamó las "inquietantes amenazas" entre la crisis financiera mundial de 2008 y el mercado de deuda chino.