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La inesperada, por lo abultado, derrota de España ante Holanda, en su debut en el Mundial del Brasil, ha hecho saltar todas las alarmas y dejado a cero el críédito del equipo de Del Bosque. El coladero del centro de la defensa española fue preocupante. La solución puede estar en echar mano de algo de acero navarro.
Llegaba el 11 de titular de 'la Roja' a su debut en la cita mundialista de Brasil envuelto en una nebulosa rumorología pero, realmente, con una única duda: cuál sería el atacante por el que apostaría el seleccionador nacional, que decidió premiar a Diego Costa con el honor, en su estreno en partido oficial con España.
Mientras que en el centro del campo algunas voces críticas dudaban antes del inicio de la participación española sobre el estado de forma en el que llegaban algunas vacas sagradas a la cita mundialista -pero sabían por quiíénes optaría Del Bosque-, sobre la portería y la defensa poca políémica había.
Una debilidad insospechada
Iker Casillas ('El Santo') seguiría estando bajo los palos; el lateral izquierdo era claramente propiedad de Alba, una vez recuperado de sus problemas físicos, y el derecho, pese a la fuerte competencia, sería para Azpilicueta, que viene de firmar un gran año con el Chelsea inglíés. En el centro de la zaga, nadie dudaba de quiíénes formarían la pareja titular de centrales: Piquíé jugó una buena parte final de la liga con el Barcelona, tras recuperarse a tiempo de su lesión, mientras que Ramos llegaba en el momento más dulce de su carrera futbolística, siendo protagonista en la conquista de la díécima 'orejona' del Real Madrid y sonando -no sin merecimiento- para ser el próximo poseedor del balón de oro.
Sin embargo, Robben, Van Persie y el resto de los 'orange' de Van Gaal destruyeron toda la presupuesta seguridad de la defensa española, avalada por los números de pasados campeonatos (en su camino para ganar la Eurocopa 2008, el Mundial 2010 y la Eurocopa 2012, sólo había recibido seis goles en 19 partidos), en poco más de 45 minutos, los de los instantes finales del primer tiempo y toda la segunda parte.
Aunque en rueda de prensa posterior al partido, Del Bosque insistió en que no era momento de buscar culpables y la derrota, como pasa con las victorias, se achaque al conjunto del equipo, lo cierto es que ayer tanto los centrales Piquíé y Ramos, como el capitán Casillas, quedaron señalados como los villanos de la película de terror que sufrió el combinado español.
Mirando al futuro, que es de lo que le gusta hablar al seleccionador nacional, habrá que buscar soluciones al agujero que hundió al equipo. Contando con que el mal día de Casillas fuera algo puntual -no fueron normales los errores cometidos por el madridista-, lo más preocupante fue la lentitud mostrada por Gerard Piquíé y por el mismo Sergio Ramos, la desconexión exhibida entre ambos y la facilidad con la que los holandeses les ganaron la espalda tanto a uno como a otro.
Visto lo visto, no sería de extrañar que 'el Marquíés' pretenda suturar la principal herida por la que se desangró 'la Roja' con alguna pieza de recambio. Aún habiendo cumplido con creces en el Nápoles, Raúl Albiol, habría tenido su premio con la convocatoria, por lo que no es de esperar que sea el recambio número uno para alguno de los miembros de la pareja titular de centrales. Si a estas alturas aún se están preguntando quiíén sería tal recambio, sólo cabe una respuesta: Javi Martínez.
El centrocampista navarro, reconvertido en central cuando se ha necesitado, es el más probable recambio de Del Bosque para enmendar el despropósito del centro defensivo visto ante Holanda. Las dos campañas que lleva defendiendo la camiseta del Bayer alemán sólo han venido a confirmar la solvencia, solidez y versatilidad de un jugador que llega, además, más fresco físicamente que alguno de sus compañeros a este mundial de Brasil.
Distintas voces opinan que Piquíé podría ser quien cayera en desgracia en el próximo y decisivo encuentro ante Chile, toda vez que el mal día de Ramos de ayer no pudo más que ser un espejismo impropio de quien aspira a un Balón de Oro, del que se está seguro en el entorno de La Roja que saldrá el jugador sevillano.
Acero navarro es lo que necesita Del Bosque para blindar una defensa sobre la que debe construirse un nuevo íéxito de La Roja, un problema de la línea de la que menos se sospechaba antes de iniciarse la competición.