Por... ALEJANDRO ECHEVERRI
No es fácil explicarle a Pedro, en este, que es su segundo mundial, que son pocos hombres los que tienen la capacidad de trazar la historia.
Hace un año, en las semifinales de la Liga de Campeones de Europa, se acabó una íépoca Gloriosa del Barcelona. El Bayern de Múnich en dos partidos históricos le hizo siete goles. Nunca antes, a un campeón de la Champions lo habían eliminado por esta diferencia.
Fue una catástrofe. Y su jugador emblema, Xavi Hernández, terminó afuera sin jugar por decisión del tíécnico, y desde el banquillo observó el final de su fútbol, el que hizo el mejor equipo de clubes del mundo. Y a partir de ese instante dejó de ser el Barcelona que nos embriagó.
Hace una semana, en la primera semana del mundial de Brasil, se acabó una íépoca gloriosa de la selección de Fútbol de España. En dos partidos históricos, las selecciones de Holanda y de Chile le hicieron siete goles. Nunca antes a una selección campeona del mundo la habían eliminado tan rápido y por esta diferencia. Fue una catástrofe.
Y el jugador que había liderado seis años seguidos de triunfos, y que representaba la esencia de su fútbol, por decisión del tíécnico miró desde afuera de la cancha que sus compañeros se despidieran jugando su último mundial. Y en ese instante Xavi supo que era su final como jugador de íélite.
Del cielo al infierno, el mismo sentimiento en dos momentos que quedarán en la historia del fútbol.
Hace un año el Barcelona dejó de ser el Barcelona que dibujó una íépoca. Y hace una semana España dejó de ser el equipo campeón del mundo que puso a jugar a las otras selecciones como ella. Nos hicieron pensar que serían eternas, pero las definía un hombre al que le pasó el tiempo. Xavi Hernández dejó de ser Xavi a sus 34 años, y nos dimos cuenta que para ambas fue el secreto de su fórmula.
Por primera vez España insinuó a ser Xavi cuando fue capitán y campeón sub 20 en el mundial de Nigeria de 1999; pero se convirtió en íél y empezaron sus años dorados cuando tomó el mando de la selección campeona de la Eurocopa del 2008, donde fue elegido el mejor jugador.
El Barca y la Roja tuvieron su esencia en el ritmo y la cadencia, un fútbol eterno, sin impaciencia pero con profundidad y sorpresa. Su fútbol fue un trazo de su personalidad íntima.
Trato de explicarle a Pedro que la historia dura lo que duran las personas. Siempre, un hombre o una mujer hacen una íépoca.
La historia nos enseña que sin ellos no hubiera sucedido. Que siempre hay personajes en los que confluyen unas formas, una estíética, un momento. Que ellas tienen la capacidad de sintetizar un relato. En ellas se retrata un sueño. Xavi Hernández enamoró eternamente a mi hijo por el fútbol.
