RICARD GONZíLEZ
WASHINGTON.- El presidente Bush se dirigió este miíércoles por la noche a la nación a travíés de un discurso televisado en directo con la finalidad de abordar la grave crisis financiera que sufre el país, y explicar las líneas maestras de su plan para resolverla.
Bush reconoció que el país se encuentra "en una grave crisis financiera", que ha generado "el pánico" en los mercados y le ha empujado a proponer una intervención robusta del Estado en los mercados financieros. El presidente dijo que su ideología se basa "en otorgar la mayor la libertad de los mercados", pero que "el mercado ahora no está funcionando correctamente", por lo que no queda otro remedio que realizar algunas correcciones temporales.
De no actuar de forma inmediata, advirtió con gesto grave Bush, el país se enfrenta a un panorama sombrío: "puede haber una ola de pánico que provoque la quiebra de más bancos, hunda la bolsa, haciendo desaparecer los ahorros de millones de norteamericanos... los desahucios pueden multiplicarse, y las empresas pueden quedarse sin críéditos, destruyíéndose millones de empleos".
El presidente explicó las bases de su plan, entre las que incluyó algunas de las propuestas de la oposición demócrata que no estaban incluidas en el plan original del gobierno, como la creación "de un comitíé bipartidista que supervise la compra de los activos hipotecarios que están distorsionando la economía". Asimismo, tambiíén cito la limitación de los sueldos de los ejecutivos de los bancos rescatados, una cesión realizada ante las demandas del Congreso por parte del secretario del Tesoro, Henry Paulson, apenas unas horas antes. Tambiíén invitó a los dos candidatos presidenciales, los senadores John McCain y Barack Obama a reunirse con íél en la Casa Blanca.
En su discurso, tambiíén desgranó las causas de la crisis, que según íél "se remontan a un periodo superior a una díécada". El presidente responsabilizó de la situación al hecho de que entraron en el país enormes flujos de capital que abarataron el precio del dinero, y estimularon la concesión de críéditos. Asimismo, culpó tanto a "entidades que concedieron hipotecas de riesgo movidas por la codicia", como a ciudadanos que se endeudaron "por encima de sus posibilidades".
Apelando a los antecendentes históricos en los que "los líderes del país han sabido estar a la altura de las circunstancias" para buscar soluciones conjuntas, Bush instó al Congreso a aprobar el plan de forma inmediata, única salida a la situación actual. "En otras situación hemos afrontado grandes desafíos y los hemos superado. Esta vez no será diferente", dijo para transmitir confianza a la ciudadanía.
Momentos históricos
El discurso televisado del presidente, desde la Casa Blanca y con gesto grave, era el acto que faltaba en la liturgia que se ha escenificado estos últimos días en Washington, y que se reserva para los momentos de gran trascendencia histórica.
Como en tiempos de guerra, además del mensaje televisivo de urgencia, el presidente Bush había anunciado unos días antes, desde el jardín de la Casa Blanca, y flanqueado por sus hombres de máxima confianza, su plan para sacar al país del marasmo financiero en el que se encuentra sumido, al tiempo que apelaba al espíritu bipartidista.
En parte, la finalidad del discurso es presionar al Congreso para que apruebe de forma inmediata el plan de rescate de los mercados financieros diseñado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y cuyo coste para los contribuyentes se valora en 700.000 millones de dólares, unos 490.000 millones de euros.
El plan está encontrado grandes obstáculos para su aprobación por el Congreso, pues tanto demócratas como republicanos recelan del amplio margen de maniobra de que dispondrá el Tesoro. Durante el día de ayer, tanto Paulson como Ben Bernanke, comparecieron ante varios comitíés del Congreso para convencer a los legisladores de que aprobaran el proyecto.
Muchos congresistas han reconocido haber recibido centenares de llamadas de sus electores pidiíéndoles que se opongan al plan porque consideran injusto que con sus impuestos se rescate a los bancos de Wall Street de los problemas que ha generado su codicia. La presión de la opinión pública es especialmente importante para los legisladores, pues en noviembre se renovará completamente la Cámara Baja.