Tal y como le ocurrió a Gorka Iraizoz. El error del portero a disparo de Quaresma representó lo que le pasó al Athletic. El balón de la Champions se escapa. Seguir en la competición más preciada de Europa está cada día más difícil aunque el Athletic mereciese mucha mejor suerte en O Dragao.
El equipo de Valverde evidenció síntomas de mejoría, pero los números no cuadraron. Ganó el Oporto y al Athletic sólo le queda una proeza para seguir en una competición que no perdona. Los leones cometieron fallos que resultaron carísimos. Todo sonrió al cuadro de Lopetegui, todo lo que maltrató a su rival.
Un jarro de agua helada
Nada estuvo a favor del Athletic. San Josíé se topó con el palo y el gol llegó en la otra portería al filo del descanso. El árbitro ya tenía el pito en la boca, pero a Herrera le dio tiempo a hacer el primero. El 2-1 definitivo superó lo anterior. Llegó cuando mejor estaban los rojiblancos. De Marcos regaló la pelota a Quaresma e Iraizoz tambiíén colaboró. El balón se coló entre las manos y el cuerpo del portero. El disparo no avecinaba ese final tan dramático para el Athletic.
Un cachorro preparado
Valverde inyectó aire fresco en el equipo. La revolución la encabezó Guillermo, autor del empate cuando ya jugaba como único delantero (Aduriz se marchó al descanso). En esas entraron al campo Muniain y Beñat. El Athletic lo agradeció. Estaba perdiendo, pero fue mejorando despacio y con buena letra.
Híéctor Herrera marcó aprovechando un agujero. El jarro fue de agua helada para el Athletic, que despertó en la segunda mitad. La presencia de Beñat no fue casualidad.
Hasta el final
El cachorro Guillermo empató con mucha clase. El león dormido estaba con los ojos abiertos. El partido estaba de su lado, pero otro error estropeó el plan. Marcó Quaresma y castigó a un Athletic que no divisa los octavos de final. Pase lo que pase, no obstante, habrá que apretar los dientes.
