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Argentina espera que la Cumbre del Grupo de los 20 (G-20) avance en la discusión de herramientas que permitan ponerles freno a los fondos buitre, manifestó su ministro de Economía, Axel Kicillof.
Igualmente aspira a que esos instrumentos hagan viables los procesos de reestructuración de deuda en medio de una situación económica mundialmente compleja, expresó Kicillof quien asiste a la magna cita en Brisbane, Australia, en compañía del canciller Híéctor Timerman.
El titular argentino de Economía asiste al encuentro en representación de la presidenta Cristina Fernández quien está de reposo debido a un padecimiento de sigmoiditis que requirió su hospitalización la pasada semana.
Kicillof y Timerman mantuvieron un contacto con la prensa en el Centro de Convenciones de Brisbane, luego de participar de la primera sesión de la Cumbre del G-20, que finaliza el domingo, comunicó aquí la Presidencia.
Una de las cuestiones sobre las que el gobierno argentino deposita más interíés es que el documento final del encuentro contenga algún tipo de mención a la cuestión de la reestructuración de deuda, que el país viene planteando ante diversos foros internacionales.
En concreto, instalar en agenda la amenaza de los fondos buitre, y las implicaciones que tienen las sentencias del juez norteamericano en el litigio de esos grupos especuladores contra la soberanía financiera argentina.
Ese respaldo apuntalaría la resolución aprobada en septiembre por la Asamblea General de la ONU para crear una convención internacional que garantice los procesos reestructuración de deudas soberanas, que los salve de las maniobras usureras de los fondos buitre.
La iniciativa obtuvo el apoyo de 124 países miembro, 41 abstenciones y 11 naciones -entre ellas Estados Unidos, Australia, Japón, Reino Unido, Canadá y Alemania- se pronunciaron en contra.
El temario oficial de la cumbre del G20, el noveno cónclave desde 2008 cuando el foro cobró nuevamente fuerza a causa de la crisis internacional, se centra en la implementación de políticas destinadas a consolidar el crecimiento y la creación de puestos de trabajo.
Sin embargo, en su agenda no figura la discusión de propuestas relacionadas con los procesos de reestructuración de deuda, pese a llamados durante los últimos meses por organismos multilaterales de críédito como el FMI, el BM e incluso la ONU.