EFE
Nelson Barbosa se vio obligado a dar pie atrás despuíés de que la presidenta Dilma Rousseff recibió quejas de los sindicatos y ordenó descartar la medida.
La promesa de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, de reducir el gasto durante su segundo mandato tuvo un comienzo difícil, debido a que su nuevo ministro de Planificación se retractó del compromiso de cambiar la forma en que se calcula el sueldo mínimo del país.
El ministro Nelson Barbosa había dicho a periodistas el viernes, su primer día en el cargo, que planeaba enviar al Congreso un proyecto de ley para cambiar la fórmula que se utilizaría para ajustar el salario mínimo a comienzos del 2016.
Un día despuíés, sin embargo, publicó una nota en el sitio del ministerio en internet diciendo que se mantendrá la fórmula actual.
Barbosa se vio obligado a dar pie atrás despuíés de que Rousseff recibió quejas de los sindicatos y ordenó descartar la medida, informó el diario O Globo.
Los llamados al Ministerio de Planificación fuera de las horas normales de negocios no fueron respondidos. La oficina de prensa de la cartera no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios enviada por correo electrónico.
La fórmula del salario mínimo, que se basa en el aumento de los precios al consumidor más el crecimiento del Producto Interno Bruto durante los últimos dos años, busca garantizar que las personas de bajos ingresos obtengan un alza que supere la inflación.
Esos ajustes, sin embargo, impactan más al sueldo de los trabajadores de bajos ingresos. Como las pensiones y algunos sueldos del Gobierno se basan en múltiples salarios mínimos, los aumentos del último pueden golpear al presupuesto del Gobierno, aumentando el gasto obligatorio e impulsando la inflación.
Como la amplia mayoría del gasto de Brasil se debe a sueldos del Gobierno y desembolsos obligatorios como las pensiones, muchos economistas dicen que controlar el aumento del salario mínimo, o cambiar la forma en que afecta a las pensiones, es esencial para cualquier esfuerzo por reducir el gasto.
Barbosa fue escogido por Rousseff dentro de un grupo de funcionarios favorables al mercado que asumieron cargos financieros, económicos y en el Banco Central con el objetivo de controlar el gasto y recuperar la confianza de los inversores en momentos en que el crecimiento económico de Brasil se desacelera.
Bajo la fórmula actual, se espera que Rousseff anuncie un aumento del sueldo mínimo de un 8,8% para el 2015, a 788 reales (US$ 293) al mes, desde 724 reales en el 2014. El nuevo salario es equivalente a un ingreso anual de 10.480 reales cuando se incluyen los bonos anuales obligatorios y los feriados.
Todos los trabajadores brasileños tienen derecho a un mes de vacaciones pagadas.