Por... Manuel Hinds
La situación económica internacional se está poniendo difícil, en todo el mundo y en particular en los así llamados países emergentes y en Amíérica Latina. Todos los eventos que están sucediendo son resultado de la crisis de 2008 y los ajustes que disparó en los países que fueron los motores de la economía mundial en los años 2000 y hasta la crisis.
Es un error muy común el creer que los motores de la economía mundial son aquellos países que están produciendo y exportando más. Por eso, mucha gente cree que el motor de la economía mundial en estos momentos es China. Algunos hasta pensaron en algunos años que los motores eran los países que exportaban materias primas, porque estaban creciendo mucho. Pero la verdad es que los motores de la economía mundial son aquellos países que importan más que lo que exportan. Al comprar más que lo que venden, dejan en los mercados internacionales un vacío, que es el que crea la oportunidad para que otros países produzcan y vendan más. Ese es el efecto de la economía-motor.
En los años antes de la crisis del 2008, los grandes motores eran EE.UU., Italia, España, Irlanda y Grecia porque gastaban más de lo que producían y compraban la diferencia en el mercado internacional, creando demanda para Alemania, China, Japón y otros que tenían superávits. El díéficit más grande era el de EE.UU., que representaba el 43 por ciento del díéficit global mundial. Note que, con la excepción de EE.UU., todos esos motores tuvieron grandes problemas de deuda en 2008, lo cual era lógico porque estaban endeudándose para poder comprar más de lo que producían. Eran como personas gastando con su tarjeta de críédito, que se convierten en motores para los demás.
Esos países estaban gastando tanto que al sumarse todos los díéficits el díéficit total global subió de 575 mil millones de dólares en 2001 a 1.6 millones de millones en 2008. Es decir, los manirrotos triplicaron la demanda en los mercados internacionales, creando una cadena que iba así, más o menos. EE.UU., Italia, España, Irlanda y Grecia compraban en el mercado internacional, y a esos les vendían productos industriales Alemania, China y Japón, y petróleo Saudi Arabia, Rusia y otros. Pero Alemania, China y Japón necesitaban materias primas (productos primarios) que los compraban en Latino Amíérica y otros países emergentes, creando un boom en los precios de dichos productos. Estos últimos países se creyeron que eran los motores, y eran en realidad los últimos vagones en este tren.
Por la crisis de 2008, todos los países que habían usado sus tarjetas como locos tuvieron que restringirse para contener el crecimiento de sus deudas, y varios lo lograron. Para 2014 la suma de sus díéficits habían caído a cerca de un millón de millones de dólares, o sea una caída del 38 por ciento, una enorme caída. Esto significa que la economía de China, que depende tanto de sus exportaciones, tenía que sufrir un grave golpe, y que al exportar menos tenía que importar menos materias primas, con lo que los precios de estos materiales tenían que caer, y los países de Amíérica Latina tenían que exportar menos. Es decir, el golpe llegó hasta el último vagón, con algunos retrasos. Al caer los precios de los productos que exportan, los flujos de capital (el dinero que entraba a Amíérica Latina cuando la gente confundía el último vagón con la locomotora), se han revertido. El dinero está saliendo de Brasil, Perú, Argentina, Colombia, causando devaluaciones en sus monedas, que incentivan aún más las fugas de capital.
Por todas estas razones, que se inician con que EE.UU. se puso en regla y ya no sigue abusando de su tarjeta de críédito, espere que China truene, y que Latinoamíérica truene tambiíén en poco tiempo. Y dese cuenta de cómo una cosa lleva a la otra en la economía internacional, y cómo el hecho que EE.UU., España, Grecia, Irlanda, Italia y otros que fueron manirrotos se hayan puesto en orden ha significado la caída de China y la Amíérica Latina.
Suerte en sus vidas...