Por... Peter Robinson
Algunos de los hijos de los multimillonarios llevan una educación muy diferente a la población regular de manera que puedan conservar y potenciar la fortuna de sus padres; esto incluye aprender a invertir en la bolsa y administración de dinero cuando están en la preparatoria.
Sabemos que no estamos ante un grupo ordinario de adolescentes cuando el instructor pide que levanten la mano aquellos que han invertido en el mercado. La mayoría la levanta. Mientras el planificador financiero explica los beneficios de invertir, un chico interrumpe y pregunta "¿En dónde sugiere invertir en este momento?". Es Liam Whitfield, estudiante a punto de terminar el bachillerato en una escuela privada de Seattle. El orador, de una empresa local de inversión, sugiere una mezcla estándar de 60 por ciento en acciones y 40 por ciento en bonos. Whitfield luce decepcionado, ya tiene acciones de Apple, Facebook y Starbucks. "Esperaba que me diera un tip concreto", dice.
Es una mañana de sábado en marzo, y Whitfield está sentado con dos docenas de adolescentes en un aula para una lección sobre administración de dinero organizada por sus adinerados padres. Antes hicieron un ejercicio donde les mostraron fotos de varios autos, desde el más humilde al más lujoso, y tuvieron que elegir uno calculando cuánto tardarían en pagarlo ahorrando 2 mil dólares al año. El profesor John Gage elogió a una niña que escogió un Volkswagen Jetta antes que un Range Rover de 90 mil dólares. Gage trabaja para Cornerstone Advisors, una firma de gestión de patrimonio que ofrece esta clase para los hijos de clientes actuales y potenciales.
Range Rover Evoque, producida por Jaguar.
Esta es la era más dorada desde la Edad de Oro: el 5 por ciento de los hogares estadounidenses controlan 63 por ciento de la riqueza del país. Díécadas de nulo crecimiento en los ingresos de la clase media contrastan con las dinastías familiares, como los Walton de Wal-Mart, más ricos que el 40 por ciento de los hogares más pobres combinados.
Cerca de 59 billones de dólares (la mayor transferencia intergeneracional de riqueza en la historia de Estados Unidos) serán heredados entre 2007 y 2061, según el Center on Wealth and Philanthropy del Boston College.
Hay que aprender entonces a cuidar el dinero, por ello las empresas de asesoramiento ya no se limitan a ofrecer planificación fiscal y gestión de cartera, hurgan en la vida familiar de sus clientes con el fin de evitar las disputas entre herederos y prevenir el derroche. Algunas enseñan clases como íésta u organizan retiros familiares. Otras utilizan juegos de mesa para que niños pequeños de 5 años aprendan conceptos financieros.
Una empresa, Ascent Private Capital Management, emplea a un historiador y dos psicólogos para ayudar a que sus clientes pongan en perspectiva su fortuna y su dinámica familiar. "No sólo queremos ayudar a los clientes a administrar la riqueza, queremos ayudarlos a administrar el impacto de la riqueza", dice Michael Cole, presidente de la firma.
El asesor Roy Williams cuenta que recientemente lo contactó un representante de varias familias adineradas asiáticas, cada una con un patrimonio superior a los 200 millones de dólares. “Me dijeron, ‘los niños están gastándose nuestro patrimonio, compran Lamborghinis y Bentleys, y no sabemos cómo cambiar ese patrón’â€.
hijos de ricos
Williams coescribió con Vic Preisser un libro pionero en el campo: Preparing Heirs, una obra de 2003 que sigue la historia de 3 mil 250 familias entre 1975 y 1995. Su investigación reveló que el 70 por ciento de los herederos no pudieron pasar sus fortunas a la siguiente generación. La razón principal que encontraron era o bien un problema de comunicación en la familia o herederos mal preparados.
Aunque los datos del libro son antiguos y en gran medida preceden a las reducciones de los impuestos de sucesión (muy criticadas por expertos como Thomas Piketty) la tasa de fracaso del 70 por ciento aún es citada por los asesores como una razón para contratar sus servicios.
La firma GenSpring Family Offices, que atiende en Palm Beach a clientes con fortunas de por lo menos 50 millones de dólares, ha ideado un juego para niñas. Les muestran fotos de bienes materiales y les piden que identifiquen cada artículo como “necesario†o “deseadoâ€. Hace poco hicieron el ejercicio con cuatro niñas de 9 a 11 años. Una niña dijo que la foto de un bolso era un “deseoâ€, mientras que otra dijo que no, que un bolso Tory Burch era definitivamente necesario.
Esta clase de servicios de asesoría de las riquezas familiares tienen un linaje antiguo, en el siglo VI eran los administradores reales y en el siglo XIX los consejeros que gestionaban el arte, las colecciones y las fincas para J.P. Morgan y otros magnates de la íépoca. Hoy existen unas 3 mil firmas de esta naturaleza en todo el mundo, y al menos la mitad fue creada en los últimos quince años, según un informe de Ernst & Young de 2013.
Y sus servicios no son baratos. Ascent cobra a los clientes un mínimo de 200 mil dólares al año. Algunos no tienen dinero en la firma y sólo usan sus servicios complementarios. La firma tiene un Centro para el Impacto de la Riqueza que ofrece un “director de historia familiar†y dos entrenadores de "dinámica de la riqueza" formados en psicología organizacional. La idea es centrarse en los fallos de la confianza, la comunicación y la educación reseñados por el libro de Williams y Preisser.
Algunos investigadores incluso sugieren que la riqueza crea un mayor riesgo de depresión, ansiedad y abuso de sustancias. De acuerdo con algunos estudios hechos a adolescentes ricos, presentan niveles de depresión y ansiedad superiores al promedio nacional. Los niños ricos tienen que navegar por un mar psicológico complicado, incluyendo el sentimiento de culpa por la riqueza heredada y el estríés de las presiones de estar a la altura de un legado familiar.
La familia de Liam vive en Broadmoor, un complejo exclusivo en Seattle donde la casa promedio cuesta 2.1 millones de dólares. Tienen tres hijos y pensaron que era el momento para que el mayor se hiciera más responsable de sus finanzas, pues a menudo les paga la entrada al cine a todos sus amigos. Liam entrará a la universidad este verano, así que debe aprender a valerse por sí mismo. Algunas veces se siente incómodo con sus amigos. “No llevo dinero porque no me gusta cuando alguien me dice ‘Oh, Liam, tú puedes costearlo, cómpratelo’â€, dice. “Tenemos todo al alcance de nuestros dedos, es absurdoâ€.