Ocin te apuntas, yo estoy en el perfil que indican abajo, mas de 35 años y nunca he corrido un marathon, saludos
MARATHON DE NUEVA YORK en 42 kilómetros (o 26.2 millas)
40.000 personas de todo el mundo recorrerán los distritos más emblemáticos de la ciudad
450 españoles participan en una prueba que cada año recibe medio millón de peticiones
Correr en Nueva York no es fácil ni barato. "Es un privilegio", afirma Pineda. "Primero hay que estar en forma", añade, y luego hay que tener unos 3.000 euros para pagar la inscripción, el billete de avión y una semana de alojamiento en un hotel de Manhattan. La única forma de asegurarse la inscripción es contratando el viaje a travíés de uno de los 'touroperadores' oficiales. Otra posibilidad es mediante sorteo, lo que permite organizar el viaje a la medida de cada bolsillo. El problema es que cada año hay medio millón de peticiones y los dorsales que se sortean son muy escasos.
La mitad de las inscripciones, unas 20.000, se reparte entre las agencias internacionales, 82 en todo el mundo. Cada una tiene una cuota asignada de dorsales y los países que encabezan este reparto son Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda e Italia, donde la afición a los maratones populares cuenta con mayor tradición. España envía a unos 450 corredores entre las cinco agencias que colaboran con el maratón y los atletas que ganan un dorsal en el sorteo.
Según explica Pineda, el perfil medio de los corredores españoles es un hombre de más de 35 años, que se dedica a una profesión liberal y participa por primera vez en una carrera de 42 kilómetros. Pero hay corredores de todo tipo, incluso amas de casa.
"Correr maratón se ha convertido en una nueva filosofía de vida y para muchas personas es un pequeño gran reto. Muchos de los que vienen a Nueva York sólo quieren terminar la carrera, por eso no hay grandes marcas", asegura Pineda. La gran mayoría alcanzará la meta, pero tardará más de cuatro horas en llegar a Central Park. "Ha aumentado el número de participantes que finalizan la carrera, pero ha bajado la calidad".
La gran novedad de este año es que la salida se realizará en oleadas de unos 13.000 atletas cada una para evitar la congestión de los primeros kilómetros. Según Fernando Pineda, si todo sale bien, este sistema va a permitir ampliar el número de corredores en los próximos años. "El problema no está en la salida, sino en la llegada", que no es capaz de absorber a tantos corredores al mismo tiempo.
La salida en oleadas tambiíén va a aliviar el paso por los controles de avituallamiento, otro de los puntos conflictivos del recorrido, pero va a alargar la incómoda espera en el Puente de Verrazano, que une Brooklyn con Staten Island. Los que salgan en la última oleada, a las 10.20 horas, pasarán más de cuatro horas suspendidos sobre la impresionante bahía de Nueva York.
El Maratón de Nueva York se vive con entusiasmo en una ciudad en la que viven más de ocho millones de personas. "Esto es un negocio, no lo podemos olvidar", señala Pineda. La ciudad recauda 200 millones de dólares gracias al maratón. Durante una semana hay más de 80.000 personas gastando dinero en hoteles, restaurantes, bares, museos, teatros y tiendas.
"Se ha convertido en un acontecimiento muy importante para la ciudad, por eso creo que en los próximos años intentarán ampliar el número de participantes", señala Pineda. Toda la ciudad se implica con el maratón porque todos salen ganando, sobre todo el sector hotelero, que en esta íépoca duplica los precios del alojamiento, pudiendo costar 700 dólares una habitación doble por noche.
Pineda cree que los maratones españoles tienen mucho que aprender de la prueba neoyorquina. "Nos damos cuenta de las posibilidades que tienen estos acontecimientos. Nos hemos acomodado a los 10.000 corredores que participan en el Maratón de Madrid y eso es desaprovechar la oportunidad. Deberíamos llegar a los 30.000, como el Maratón de París, que es más caro y no ofrece mayor oferta turística que Madrid".
Además, asegura Pineda, el recorrido del maratón madrileño no es mucho peor que el de Nueva York, donde tambiíén abundan las subidas y bajadas. "El Maratón de Nueva York es exigente por muchos motivos", asegura Pineda.
Para los europeos, la mayor complicación es la diferencia horaria, ya que se disputa cuando en Europa son las cinco de la tarde y eso obliga a alimentarse por la noche para respetar los biorritmos. Hay que estar muy temprano en la salida y esperar más de tres horas en el Puente de Verrazano, donde suele hacer mucho frío y humedad.
El recorrido está minado de pequeñas subidas y bajadas que coinciden con los puentes, lo que exige continuos cambios de ritmo. Y un detalle muy importante: "La ciudad de Nueva York está construida sobre una roca y el asfalto es durísimo". Fernando recomienda llevar zapatillas prácticamente nuevas, "casi sin estrenar", para aprovechar al máximo la amortiguación.
Aparte de eso el Maratón de Nueva York es para divertirse y disfrutar del ambiente. "La llegada a Manhattan despuíés de cruzar el puente de Queens pone los pelos de punta", asegura Pineda. Miles de personas animan a los corredores durante todo el recorrido, que atraviesa los distritos más emblemáticos de la ciudad: Queens, Brooklyn, Manhattan y El Bronx. Y si por la noche se te ocurre salir a cenar con la medalla de la competición, la gente te felicitará y te tratará como a un autíéntico híéroe. Así es Nueva York.