Acabó el partido del Camp Nou y el Atlíético dio rienda suelta a su indignación. Ninguno se mordió la lengua. Bueno, hubo uno que sí: el Cholo Simeone. Directivos y jugadores se quejaron amargamente de la actuación arbitral. Frases como "el árbitro no ha estado a la altura", "el Barí§a está protegido" o "se pudo ahorrar una amarilla" son algunas de las 'lindezas' que la plantilla rojiblanca le dedicó al alemán Fíélix Brych por su actuación.
Las quejas rojiblancas se centran en dos acciones fundamentalmente. La primera de ellas, la expulsión de Fernando Torres en el minuto 35 por una entrada sobre Busquets. El protagonista de la jugada, el 'Niño', lo tenía claro tras el partido. Las decisiones fueron cuanto menos rigurosas. "Es una jugada que puede ser tarjeta o puede no serlo, pero cuando notas que te miden de una manera diferente es una pena. Quizá las dos jugadas por separado pueden ser tarjeta, pero la primera condiciona mucho, es una cartulina que se puede evitar".
En el mismo sentido se expresó el capitán del equipo, Gabi. "Ha sido una jugada muy rigurosa y más en el minuto que era". La sensación de que esa entrada sobre Busquets había sido castigada con excesiva dureza por Brych era generalizada en el vestuario rojiblanco.
La segunda acción que reclama el Atlíético radicalizó aún más las declaraciones de los hombres de Simeone. La agresión de Suárez a Juanfran que quedó sin castigo hizo que jugadores como Filipe Luis explotaran. "No síé quíé hay que hacer para que sus jugadores sean expulsados como los nuestros."
íšnicamente Simeone parecía templar los ánimos en sala de prensa. El Cholo dejó sus dardos pero de manera mucho más sutil y a sabiendas de que la UEFA suele ser vengativa en este tipo de situaciones. "No estoy diciendo lo que quiero decir".
Incluso Gil Marín, consejero delegado del club, que no suele aparecer en los medios de comunicación y que cuando lo hace es muy prudente en sus declaraciones, llegó incluso a hablar de una conspiración a gran escala. "El fútbol no puede ser una dictadura de los más grandes".
La reacción rojiblanca, a la vista está, fue un clamor. Un altavoz al máximo volumen posible para denunciar lo que en el seno rojiblanco se considera una gran injusticia. Y todo esto con un partido de vuelta todavía pendiente de disputarse. Y con la UEFA tomando nota de todo lo sucedido. El Calderón echará humo el próximo miíércoles y la papeleta para el árbitro que se designe será de órdago. Que haya suerte y no se equivoque.
