Por... Diego Graglia
El salario promedio de un ingeniero de software ronda los 110,000 dólares anuales en Silicon Valley, la región donde están las principales compañías de tecnología y cientos de startups digitales. Son más de 52.8 dólares por hora.
A ese precio, un ingeniero cuesta casi lo mismo que cinco empleados de limpieza.
El sindicato intenta desde hace años empujar a las empresas tecnológicas a mejorar la calidad de vida de los trabajadores que les brindan servicios, aunque no sean sus empleados directos. En 2014, organizó una protesta durante un lanzamiento de productos Apple para llamar la atención a este tema.
“Aunque hemos podido lograr un aumento de 15 dólares la hora, eso no es suficienteâ€, dice Malave. “Ellos tienen que trabajar dos o tres trabajos para poder sobrevivir, no pueden ni vivir en el Valle. Tienen que vivir en ciudades como Stockton, Modesto, dos, tres horas manejando, para poder llegar aquí y tener suficiente para sus familiasâ€.
Maluisa Míéndez, que nació en Michoacán, Míéxico, y vive en San Josíé, limpia oficinas en la Universidad Stanford, en Palo Alto, de donde salen muchos de los emprendedores tecnológicos y los ingenieros en informática de la industria. Se sumó a la protesta para apoyar a sus colegas en Santa Clara, porque dice que ni siquiera el nuevo salario es suficiente para mantener una familia en la región.
“Si con 15 (dólares) no podemos sobrevivir dignamente, imagínese ganando a 11â€, dice. “Es ora sí que vivir totalmente en la pobreza extremaâ€.
Hay más ricos... y más pobres
Esto sucede en una región en que los sueldos promedio llegaron a 110,000 dólares anuales en 2015 y el desempleo es menor que el promedio nacional. Solo un 8% de la población es pobre, contra el 16.5% de California y el 15.5% nacional.
Pero ese auge económico tiene un lado oscuro, que es el crecimiento de la desigualdad, según un informe publicado en mayo. “La clase media de la región se encogió mientras que la cantidad de hogares de ingresos bajos y altos aumentóâ€, escribieron sus autores, Luke Reidenbach and Chris Hoene.
El 1% de la población que más gana vio sus ingresos trepar 83% entre 2009 y 2013.
Para gente como Míéndez, todos los días hay muchos recordatorios de esa desigualdad. Los yates que navegan por la Bahía. Los convertibles Tesla que circulan por las autopistas. La escasez de alquileres por menos de 1,500 dólares en San Josíé y el condado de Santa Clara.
“Tenemos que vivir dos o tres familias en una sola habitaciónâ€, dice Míéndez. “No podemos pagar una vivienda (...) Es imposible, tenemos que pagar nuestros alimentosâ€.
“Es triste ver que estas compañías de grandes tecnologías decidan mejor echarse el dinero a sus bolsillos y no compartir con los trabajadores que tienen a su cargoâ€.
Suerte en sus vidas...