Cómo esquivar un escenario de deflación en la bolsa
Publicado en Expansión por M. Martínez / C. Rosique
Inflación disparada o riesgo de deflación. La preocupación por un alza desmesurada de los precios se ha transformado en apenas seis meses en un creciente temor a un escenario de fuerte desaceleración de los costes. El frenazo del crecimiento económico global y las expectativas de una menor demanda de bienes y servicios por parte de las distintas economías han enfriado los precios.
A pesar del alza del 18% registrado por el petróleo en las dos últimas semanas por el aumento de la tensión en Oriente Próximo, el Brent cotiza actualmente un 70% por debajo de los máximos alcanzados hace medio año en 145 dólares. El cobre tambiíén se ha desplomado un 60% en el último semestre.
Este severo recorte ha dejado huella en el resto de precios de la economía, como esta semana han vuelto a poner de manifiesto las cifras de inflación publicadas. Lejos del techo del 5,3% que los precios al consumo alcanzaron en España en julio de 2008, el IPC cedió en diciembre hasta el 1,5%, la cifra más baja en diez años, según datos adelantados por el INE.
Hay cotizadas que se beneficiarán de un periodo en el que la caída de costes no se traslade al cliente
En la Zona Euro, el crecimiento de los precios se ha desacelerado al 1,6%; y en EEUU, al 1,1%. Las firmas de inversión creen que en este ejercicio la tónica será similar. “El descenso de los precios de los inmuebles, de los activos financieros, y de las materias primas, unido a un crecimiento económico pobre, sugieren que las tasas de inflación serán muy bajas en 2009â€, indican desde la gestora BlackRock. La firma prevíé que los precios no subirán prácticamente este año. En el caso de las economías en desarrollo, lo harán hasta el 5%.
Menos beneficios
La caída de precios provoca una reducción de los beneficios empresariales (los ingresos caen más que los costes debido a las rigideces salariales), lo que desincentiva la inversión de las compañías. Además, los consumidores aplazan sus compras ante la expectativa de poder cerrar la adquisición a un precio más bajo en un futuro, lo que acentúa aún más la desaceleración de la economía. Este escenario va acompañado de recortes bursátiles.
El caso más evidente es el de Japón, que en las últimas díécadas ha afrontado distintos periodos de caídas de precios. Así sucedió entre finales de 1990 y 1995. En esos cinco años, el Nikkei perdió un 16%, frente a las alzas del resto de mercados, que, sin sufrir deflación, ganaron entre un 50% y un 195% en Europa y EEUU. Compañías expuestas al ciclo económico, como la empresa de ocio Konami; la tecnológica Pioneer; o la siderúrgica Japan Steel, fueron especialmente penalizadas. Sus acciones perdieron entre un 45% y un 67% de su valor. Entre 1997 y 2002, ejercicios marcados por nuevos descensos de precios en el país asiático, el Nikkei se desplomó un 35%.
Las operadoras están habituadas a una presión constante para bajar precios
Con todo, un panorama tan negativo no es el que contemplan los expertos. BlackRock descarta una situación de deflación persistente. Jesús Sánchez Quiñones, director general de Renta 4, cree que es posible ver desinflación (desaceleración en el ritmo de crecimiento de los precios), pero no deflación (caída continuada y sostenida en el tiempo de los precios de bienes y servicios).
En cualquier caso, de concretarse el peor escenario, los sectores que se situarían entre los menos perjudicados son los de alimentación y servicios. Los expertos de Ibersecurities destacan que Viscofan, SOS Cuíétara, Campofrío y Ebro Puleva son empresas que podrían capear un escenario de caída de precios.
Uno de los principales costes del sector está ligado a la adquisición de materias primas (trigo, aceite, lácteos, arroz...), por tanto, la moderación de los precios de estos productos mejoraría los márgenes de estas compañías, aún más si pueden beneficiarse de un periodo intermedio de tiempo en el que esta rebaja no se traslada al consumidor final. Así sucedió, por ejemplo, entre 2005 y 2007, cuando el fuerte recorte del aceite de oliva tuvo un efecto positivo en el margen de SOSCuíétara de 4,3 puntos básicos.
Un entorno de caída de precios tambiíén tendría un impacto favorable sobre aerolíneas como Iberia. “La caída del precio del petróleo permite beneficiarse de una importante reducción de costes (el combustible representa más del 30% de los gastos de estas empresas). Y tambiíén cerrar atractivas coberturas de crudo para los próximos añosâ€, indica Ibersecurities. Este ahorro, de hecho, permitiría compensar la caída de ingresos como consecuencia de la recesión económica.
Las concesionarias de autopistas podrían verse obligadas a rebajar sus tarifas
Para Telefónica, la deflación tampoco debería ser un hándicap insalvable. Opera en un mercado tradicionalmente deflacionista, con una presión constante del regulador para recortar sus precios, sobre todo en la división de móviles, dice Ibersecurities. Sánchez Quiñones coincide en lo “razonable de invertir en compañías generadoras de caja y con precios regulados que no estíén vinculados a la inflación, como Telefónicaâ€.
Cláusula de salvaguarda
Las concesionarias de autopistas serían, por el contrario, algunas de las más afectadas. Los contratos de autopistas en España están referenciados a la inflación y no tendrían cláusula de salvaguarda en caso de deflación, lo que podría obligarlas a rebajar tarifas. Aunque este impacto habría que ponerlo en contexto, ya que los contratos de autopistas son más beneficiosos en otros países, lo que podría compensar la caída del negocio en España.
Cintra, por ejemplo, sólo obtiene el 12,5% de sus ingresos en España. El 35% de su negocio proviene de la autopista canadiense 407-ETR, con libertad para fijar tarifas. Tambiíén ha suscrito contratos, como el de Chicago Skyway, en los que las subidas están prefijadas; y en Chile (donde, además, podría desinvertir), se esperan tasas de IPCpositivas. Abertis, por su parte, obtiene el 33% de sus ingresos de autopistas españolas. En el caso de Sanef, su negocio en Francia, la tarifa es más favorable en caso de deflación.
Las empresas de energía renovable serían otro grupo a vigilar. Los niveles de la tarifa regulada o las primas a este negocio se actualizan anualmente según el IPC, del que se deduce una variable (25 puntos básicos hasta el 31 de diciembre de 2012 y 50 puntos, a partir de entonces). Por lo tanto, el efecto de la deflación sería relevante en Iberdrola Renovables o en Acciona, aunque a los precios actuales, la cotización de íésta ya descuenta escenarios muy negativos, explica Ibersecurities.
Bettina Gallego, gestora de renta variable de Inversis, recuerda que, en tíérminos generales, los sectores cíclicos sufrirían en un contexto de falta de crecimiento y estancamiento de precios.
Valor añadido
Dentro del grupo de empresas más expuestas al ciclo, los expertos subrayan que la deflación perjudicaría, sobre todo, a las compañías industriales que no elaboren productos con alto valor añadido, los que dan más margen a las empresas para mantener o rebajar menos los precios. En esta categoría se situarían cotizadas como Acerinox o ArcelorMittal.
Por otra parte, las inmobiliarias, que ya sufren por la caída de los precios de sus activos, se verían doblemente perjudicadas de producirse, además, un recorte generalizado de los precios. Los activos en alquiler representan el 53% del total en el caso de Realia. Los ingresos que percibe en concepto de rentas están referenciados al IPC, por lo que pueden ser revisados a la baja en una situación de deflación. “No hay suelos ni cláusulas que impidan caídas en el precio de las rentasâ€, subrayan los analistas de Ibersecurities.
Otra inmobiliaria afectada sería Metrovacesa. Los activos en alquiler suponen casi tres cuartas partes del total y la evolución de las rentas están vinculadas a las cifras de inflación en España. En una tesitura diferente se encontraría Testa. El 100% de los ingresos de la filial de Sacyr son por alquileres, el 80% de ellos, en España. Sin embargo, sí tiene una cláusula de no revisión a la baja de rentas ante caídas de los precios.