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Autor Tema: Sacyr agota los cartuchos para liquidar la venta del 20% de Repsol  (Leído 542 veces)

Zorro

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Sacyr agota los cartuchos para liquidar la venta del 20% de Repsol

Publicado en Expansión por C. Morán y M. A. Patiño

Catorce grupos han analizado, con más o menos profundidad, la adquisición del paquete en manos de la constructora, que abre la puerta a retirar el cartel de venta por la baja calidad de las ofertas.

Sacyr atraviesa por una situación incómoda. Desde el 12 de septiembre de 2008, momento en el que el grupo hizo oficial la intención de desprenderse del 20% de Repsol, la constructora vive pendiente de sus asesores, Dresdner y Citi, encargados de encontrar un comprador dispuesto a pagar 6.500 millones de euros, el precio imprescindible para cerrar la transacción sin dañar el patrimonio de la compañí­a. Interíés no ha faltado, pero, casi cinco meses despuíés, sólo Lukoil, que es la única opción firme, se desvanece y el banquillo de sustitutos empieza a agotarse.

Gracias al empuje inicial de La Caixa, dispuesta a acompañar a la constructora con una parte de sus acciones en Repsol, todas las grandes corporaciones energíéticas han analizado esa posibilidad en mayor o menor medida. En la lista de potenciales candidatos se filtraron nombres de la talla de Exxon, ENI, BP, Shell o Total. Todas ellas con capacidad para abordar la operación cuando en juego estaba la toma del 30% de la petrolera española, una participación significativa que suponí­a, en principio, poner un pie en la gestión de Repsol.

Al mismo tiempo que se desvanecí­a una opción aparecí­a una nueva alternativa, cada vez más exótica, hasta sumar un total de catorce. Fue, a finales del año pasado, cuando empezó a fraguarse la última, la solución rusa, a travíés de Lukoil, una compañí­a privada pero conectada con las altas instancias del Kremlin, lo que provocó fuertes recelos en la esfera polí­tica.

La negociación, pilotada por La Caixa, coincidió en el tiempo con el salto en las urgencias financieras de Sacyr. En paralelo a las conversaciones, la constructora, que debe 5.100 millones asociados a la adquisición del 20% de Repsol, emprendió contactos con sus acreedores para reestructurar el príéstamo (como adelantó EXPANSIí“N el 30 de diciembre).

El objetivo de Sacyr consiste en obtener el respaldo de la banca para estabilizar la financiación. La compañí­a, que puso como garantí­a principal las propias acciones de Repsol, reforzó la estructura pignorando las acciones de su filial patrimonialista Testa. Esta garantí­a se activaba cada vez que la cotización de Repsol caí­a por debajo de los 21 euros durante tres dí­as consecutivos. A partir del pasado 22 de diciembre, los margin calls se han endurecido y la lí­nea roja se activa ahora cuando las acciones de la petrolera bajan de los 14 euros, por lo que Testa ya no es aval suficiente.

Sacyr, que ha cumplido hasta ahora con el servicio de la deuda gracias al dividendo de Repsol, no soporta la tensión que provoca la volatilidad de su participada._Los tí­tulos de Repsol llevan dí­as merodeando los 14 euros (ayer cerró a 14,32) y, ni el ruido suscitado por el posible interíés del grupo chino Sinopec ni la aparición de nuevos yacimientos en Brasil, ha conseguido animar la cotización. En la medida que la lista de candidatos se agota, se abren camino otros escenarios.

El más drástico, la posibilidad de que los bancos se queden con las acciones de Repsol, parece lejano. Es como si alguien que vive en una casa hipotecada cuyas letras se le han atragantado acude al banco amenazándole con darle la vivienda si no le mejoran el críédito. El banco le dirí­a que se debe a sus clientes, y harí­a todo lo posible por ser flexible para que pueda pagar, pero que en cualquier caso, es el que puede embargar la vivienda si el hipotecado no paga.

La otra opción, más plausible, es que Sacyr aguante el tipo y retire temporalmente el cartel de venta de Repsol a la espera de mejores tiempos. Para ello serí­a imprescindible obtener el respaldo de los bancos (el grupo debe pagar 2.118 millones de euros en 2009), cobrar cuanto antes por la venta de Ití­nere y, si es necesario, hacer caja con desinversiones selectivas a la espera de que el sector inmobiliario y constructor se reactive.



Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.