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Autor Tema: LA CONCIENCIA. EL SUBCONSCIENTE. LA SUPRA­CONCIENCIA.  (Leído 4557 veces)

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LA CONCIENCIA. EL SUBCONSCIENTE. LA SUPRA­CONCIENCIA.
« en: Enero 25, 2009, 08:03:37 pm »
LA CONCIENCIA

Lo que llamamos generalmente conciencia puede ser definido como un lugar en el que todos los representantes de nuestro organismo fí­sico y de nuestro organismo psí­quico han convenido encontrarse. Es algo así­ cono la organización de las naciones unidas en ginebra. ginebra es una ciudad en la que los representantes de las potenci­as del mundo entero, amigas o enemigas, se dan cita para parlamentar y para resol­ver ciertos problemas y, cuanto menos se convierte, por algún tiempo, en la conci­encia del mundo: se pone en claro algunos puntos de vista, se discute, se toman decisiones, etc... De la misma manera, la conciencia es una zona neutra, una zona franca donde elementos y fuerzas de diversa naturaleza vienen a dar su opinión y a expresarse en la medida en que las circunstancias lo permiten.

Podemos tambiíén compararla a una pizarra o a una pantalla en la que se manifiesta todo lo que sucede en este mundo que es el ser humano. Según sea el grado de evolución del individuo, la naturaleza y el número de estas inscripciones son, evidentemente diferentes. A veces sucede que nuestra conciencia no solamente es influenciada por nosotros mismos, sino, que es otra persona la que logra proyectar su voluntady sus deseos en nuestra pantalla y nos empuja a realizar sus deseos sin que ni siquiera nos demos cuenta de ello. Creemos que somos nosotros mismos, pero, en realidad es otro quien, de alguna manera nos manipula. El iniciado, es el hombre que esta instruido para llegar ha hacerse dueño de su propia consciencia, y no se deja influir, ni por las fuerzas externas ni internas que provienen de su subconsciente (aunque sea consciente de esas fuerzas y sugerencias). Un iniciado ha comprendido que los intereses de los diferentes cuerpos y órganos que hay en íél, deben converger en el interíés de todo el ser y, en consecu­encia, impone la armoní­a a todos estos representantes, con lo cual su conciencia se transforma en supraconciencia.

Lo que llamamos conciencia en los hombres corrientes, no es a menudo, otra cosa que la manifestación de la subconciencia; todos los instintos heredados, todas las tendencias animales instintivas intentan continuamente manifestarse, proyectarse en la pantalla de la conciencia. Por eso, cuando el discí­pulo comienza a adentrarse en el camino de la iniciación, debe esperar encontrarse con sorpresas. Quiere rezar, ser bueno, puro, pero, he aquí­ que otro deseo empieza a gritar dentro de íél: ¡ah, no, no!, ¡eso no!, ¡quiero otra cosa...! y entonces el pobre, a menudo capitula. Pero si a pesar de todo, continúa luchando contra estos deseos inferiores, entonces consigue liberarse, independizarse y empezar paulatinamente a vivir en la supracon­ciencia.

Pero volvamos a la conciencia. De manera general podemos decir que la conciencia es el reflejo de las preocupaciones del hombre, de su manera de vivir, y sólo existe como una consecuencia de todos los procesos fí­sicos y psí­quicos que se desarrollan en el ser humano. Es una pantalla en la que proyectan las imágenes de la vida externa e interna. Si vuestra conciencia es desgraciada, si es presa de angustias y de obsesiones, hasta que no cambie de vida es inútil que intente escapar de estas an­gustias y obsesiones. De lo contrario, es como si estuviera descontento con las imágenes que se proyectan en una pantalla y quisiera cambiar la pantalla en lugar de cambiar la pelí­cula.
Podemos decir, y serí­a correcto, que el espí­ritu tiene su conciencia, naturalmente tiene una conciencia mucho más elevada que la que pudiera tener, por ejemplo, el al­ma. Y el alma divina tiene una conciencia más amplia que la del alma humana. De es­ta manera podrí­amos ir ascendiendo o descendiendo en los niveles de conciencia de cada plano, de cada estado o cuerpo de manifestación determinado. El trabajo del discí­pulo consiste precisamente en esto, en ir aumentando y ampliando cada vez más su nivel de conciencia, porque como hemos dicho la conciencia está delimitada por la evolución alcanzada del individuo.




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Re: LA CONCIENCIA. EL SUBCONSCIENTE. LA SUPRA­CONCIENCIA.
« Respuesta #1 en: Enero 25, 2009, 08:11:57 pm »
EL SUBCONSCIENTE


El subconsciente es una región muy vasta y peligrosa, comparable a las profundida­des del ocíéano. Si queremos zambullirnos en ella sin el material necesario, quizás no podamos contarlo, porque en estas regiones, en estas profundidades hay monstruos que nos pueden devorar. Sabemos que para descender a las profundidades de los mares o a las cavernas subterráneas hay que ir bien equipados. Y, por otra parte, para acometer cualquier empresa que sea un poco peligrosa es necesario estar fí­sicamente entrenado y, además, ir bien equipado para poder protegerse. Y, sin embargo, cuando se trata de bajar a las profundidades de nuestra propia naturaleza, la gente se imagina que es fácil, que no hay peligro. Pues bien, ahí­ están, precisamente, los mayo­res peligros; y hay que estar equipados.

Pero, ¿cómo equiparse?

No es tan fácil. Solamente podíéis encontrar este bagaje psí­quico en las regiones que están situadas encima de la consciencia y de la consciencia de sí­: en la supra­conciencia; hay que ir allí­ antes de zambullirse en el subconsciente. Esto quiere decir que hay que adquirir conocimiento sobre la estructura de estas regiones y la naturaleza de las entidades que las habitan y tambiíén que se necesita haber desarrollado ciertas virtudes: la pureza y el autocontrol, para poseer un aura poderosa que permita descender a los abismos sin peligro. Hay que estar preparados, y hay que tener,como los buzos de antaño, una conexión con la superficie, una cuerda con la que puedan tirar nuestros amigos, que están arriba, para izarnos en caso de peligro. Vivir una vida completamente vulgar y, sin haberse purificado no se puede acometer tales empresas tan elevadas. naturalmente, si nos place, podemos ir a medirnos con los monstruos y las malas entidades, pero que tenemos que saber de antemano que si únicamente contamos en la lu­cha con nuestros propios medios, serenos aplastados, devorados, aniquilados internamente. Ante todo hay que conectarse con los espí­ritus superiores del mundo de la luz, pedirles armas, protección, y sólo entonces podremos partir hacia el combate; porque al sentir que estamos armados, las entidades inferiores se dispersarán. Y si estamos en peligro, las entidades celestiales, que saben que al tíérmino de su evolu­ción el hombre debe explorar los abismos que hay en íél, no os abandonarán. Pero no vayamos, porque está de moda.


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Re: LA CONCIENCIA. EL SUBCONSCIENTE. LA SUPRA­CONCIENCIA.
« Respuesta #2 en: Enero 25, 2009, 08:13:07 pm »
En el subconsciente está todo el“recuerdo de los tiempos”, desde nuestra primera experiencia en la tierra, hasta el recuerdo de toda nuestra evolución desde el inicio de los tiempos. Todo, absolutamente todo está grabado en el subconsciente, ya que de otra manera la evolución serí­a imposible al no tener una continuidady relación de experiencia vividas para seguir evolucionando. Desde nuestros errores hasta nuestros perfeccionamientos... solo así­, reteniendo en el subconsciente todas las experiencias vividas podemos ir avanzando. Para el subconsciente, así­ como para el alma, no existen experiencias buenas ni malas; todas son experiencias enriquece­doras para nuestra evolución. Lo que ocurre respecto al peligro existente en el subconsciente, es el de que al introducirnos en íél sin un verdadero autocontrol de nuestra naturaleza inferior, puede suceder muy fácilmente que despertemos dolores, sufrimientos, complejos, angustias.. Etc ya pasadas y olvidadas para nuestro pequeño e infantil consciente. Y esto puede repercutir gravemente en el equilibrio de nuestra personalidad, todaví­a inmadura y no subyugada por nuestra alma.



La psicologí­a moderna, reconoce que el hombre sólo utiliza aproximadamente un 3% de su verdadero potencial mental. La ciencia esotíérica tambiíén lo afirma. Ante esta rotunda afirmación cabe preguntarse: ¿por quíé utilizamos sólo ese 3%? y ¿por quíé no podemos utilizar el otro 97% restante? la ciencia oficial no tiene una respuesta segura a esta pregunta, ya que el estudio profundo de la mente a nivel cientí­fico es algo muy reciente de nuestro siglo xx. Sin embargo la ciencia más antigua del mundo, la ciencia sagrada o arcaica sí­ tiene una respuesta para esta trascendental pregun­ta. Y durante milenios se ha ido divulgando; primero de boca a oí­do, de maestro a discí­pulo personalmente y en el más absoluto secreto; luego más tarde de maestro a grupos seleccionados donde tambiíén permanecí­a la ley del silencio; despuíés se ha ido divulgando a gran escala, a travíés de los maestros, iniciados y discí­pulos por todo el mundo. Y el conocimiento esotíérico que enseñaban, precisamente era cómo ha­cer despertar al hombre del sueño de la ignorancia. Y cómo convertir el inconsciente en consciente, es decir, hacernos poseedores de todo nuestro verdadero potencial que heredamos de nuestro creador. En eso consiste el camino espiritual, en ir despertando a nuestra verdadera naturaleza divina.


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Re: LA CONCIENCIA. EL SUBCONSCIENTE. LA SUPRA­CONCIENCIA.
« Respuesta #3 en: Enero 25, 2009, 08:16:58 pm »
LA SUPRACONSCIENCIA

En su origen, el hombre era un espí­ritu puro creado a imagen de dios y viví­a en el seno del eterno; pero todo lo que habí­a vivido, en la paz, en la bienaventuranza y en la luz, quedó olvidado y prácticamente enterrado en el transcurso de su descenso a la materia. sin embargo aquella experiencia quedó inscrita en esta región que los iniciados llaman supraconsciencia, que es la región del futuro y del pasado lejano, pero mucho más lejano aún que el pasado que tenemos en común con los animales:el pasado de nuestra vida en el "paraí­so". para que este mundo sublime de la supraconsciencia pueda aflorar a la superficie y expresarse, el hombre tiene que dejarse llevar por ciertos impulsos superiores.
 De la inconsciencia en los reinos inferiores pasamos a la consciencia del reino hu­mano, y de la consciencia humana pasamos a la supraconsciencia divina, que es el estado natural del alma. sí­, el alma divina es supraconsciente ya queveel mundo de las causas, del origen de todos los efectos y procesos de la vida. curiosamente, ser más consciente quiere decir precisamente ser menos inconscientes, con lo cual podemos deducir, que debemos ganar terreno al subconsciente, iluminarlo para que íéste forme parte del consciente. Una vez que nuestro pequeño consciente vaya recupe­rando la capacidad de utilizar esa parte del subconsciente que no podí­a controlar, es cuando empezamos realmente a ser supraconscientes, mucho más conscientes.

La intuición forma parte de la supraconciencia. La intuición es el instrumento del alma. La verdadera intuición -que todos los iniciados poseen- es el reconocimiento instantáneo de la verdadera naturaleza de las cosas. La intuición está justamente por encima del intelecto, y su función es de naturaleza divina y natural. Los animales poseen instinto, los hombres poseen intelecto, y los iniciados intuición. Son tres aspectos de un mismo patrón, pero bien diferenciados, cada uno perte­nece a un reino aunque con una salvedad, el hombre puede desarrollar la capacidad de la intuición trascendiendo el intelecto en una misma vida, y convertirse en un iniciado, cosa que no puede hacer un animal por no estar individualizado.