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Autor Tema: LA í‰LITE SATíNICA  (Leído 2533 veces)

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LA í‰LITE SATíNICA
« en: Enero 26, 2009, 08:48:50 pm »
PODERES Y PRINCIPADOS:
LA í‰LITE SATíNICA

por Scott Corrales



¿Existe, pues, una nueva oleada de satanismo a comienzos del siglo XXI?

A pesar de que el temor por las sectas satánicas en los Estados Unidos habí­a menguado despuíés de haber alcanzado su punto álgido a comienzos de los ’90 con las alegaciones de “abuso satánico ritual” que llenaron las páginas de los diarios y llenaron las cárceles de personas inocentes, trece años despuíés se ha notado un aumento en la preocupación por la existencia de tales sectas oscuras y el peligro que puedan representar para el público en general. El temor está siempre a flor de piel, mayormente entre los grupos evangíélicos e integristas, quienes ven al señor de las tinieblas en todas partes, desde dibujos del “rey sol” (supuestamente Lucifer) hasta el logotipo de la empresa Proctor and Gamble (la luna de perfil con seis estrellas), que supuestamente rinde tributo al maligno. En fechas más recientes las palabras “proud” (orgullo) y “spirit” (espí­ritu) aparecieron de forma puramente casual en las decoraciones de servilletas comercializadas por una empresa de productos de papel y los religiosos alegaron que se trataba de una referencia al “espí­ritu orgulloso” que se habí­a rebelado contra el creador antes del comienzo de los tiempos. Tal perspicacia entre los grupos religiosos ni siquiera atrae la atención de los medios informativos, aunque ciertamente no puede decirse lo mismo cuando cadenas de televisión, la prensa y los tribunales abordan el tema de manera seria, como ha sucedido en 2003. ¿Existe, pues, una nueva oleada de satanismo a comienzos del siglo XXI?



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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #1 en: Enero 26, 2009, 09:34:50 pm »
Laci Peterson: ¿sacrificio satánico?

La muerte de una mujer bella bajo condiciones extrañas siempre atrae la atención de los medios, sobre todo si existe la posibilidad de un crimen de pasión o la frí­a premeditación de un marido que desea deshacerse de ella. Esto fue precisamente lo que ocurrió en diciembre de 2002 con el caso de Laci Peterson, que reúne todos los ingredientes para hacer de íél una sensación televisiva: la joven esposa embarazada cuyo cadáver es hallado en las orillas de la bahí­a de San Francisco (California, EEUU), el marido cuya conducta resulta cada vez más extraña y cuyas coartadas resultan cada vez menos factibles, y la inevitable amante de pelo rubio cuyo testimonio afecta la credibilidad del amantí­simo esposo. Sin embargo, entre las posibilidades barajadas por Mark Geragos —abogado defensor de Scott Peterson— surgió una totalmente inesperada: que la joven Laci habí­a sido sacrificada brutalmente por una secta satánica que ha operado durante años en las afueras de la población rural de Modesto (cuna del director de cine George Lucas).

Otro gallo le cantará a los que piensen que Mark Geragos está empleando un ardid para obtener la libertad de su cliente. En 1990, cuatro personas que intentaban darse de baja de una secta satánica en Salida (California, EEUU) fueron halladas golpeadas, apuñaladas y decapitadas, un cuadro que no se habí­a visto desde las masacres realizadas por Charles Manson y su “familia”. La policí­a pudo seguir la pista que les llevó a cinco miembros de la secta, que se alojaban en un recinto de casas sobre ruedas y casuchas en Salida, comprometiendo a un total de cincuenta y cinco personas. Según el investigador de crí­menes paranormales Randy Cerny, los miembros de la secta afirmaron ser adoradores del diablo, seguidores de las enseñanzas de Aleister Crowley y practicantes de torturas ceremoniales que incluí­an de manera exclusiva mas no limitativa al electroshock, el abuso de menores y el asesinato. La “secta de Salida” —como se le denominó en la prensa— estaba integrada por personas muy normales, incluyendo míédicos, religiosos y candidatos a la fuerza policí­aca. Según Cerny, se trataba de una secta muy sigilosa, unida y sofisticada, controlada por su sumo sacerdote Gerald Cruz, cuyas tíécnicas coercitivas iban desde el lavado de cerebro hasta la tortura. Los psiquiatras del tribunal describí­an la personalidad de Cruz como “malvada y sadista”. El dirigente de la secta de Salida y su ayudante fueron sentenciados a muerte; los tres restantes a condenas de veinticinco años de prisión.


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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #2 en: Enero 26, 2009, 09:35:57 pm »
Los ex-miembros de la secta de Salida que no participaron en el crimen no han descartado la posibilidad de que exista un ví­nculo entre la muerte de Peterson y el satanismo: Angela Young —integrante de esta secta controlada por Gerald Cruz— ha manifestado que las prácticas de su grupo eran muy serias y “no eran ningún pasatiempo”. Young se apartó del grupo mucho antes de las matanzas, pero su hermano menor figuró entre los sentenciados a muerte. Los diarios y correspondencia de los miembros de la secta de Salida incluí­an referencias a la profanación de tumbas, la sodomización obligatoria y las palizas para los que desobedeciesen los mandatos del sumo sacerdote. Según los abogados defensores de los satanistas de Salida, el grupo escuchaba heavy metal antes de cometer sus asesinatos y de realizar “danzas rituales”. Otros escritos presentados como evidencia ante el tribunal incluyeron referencias a altares, brujerí­a, “cenas con los muertos”, machos cabrí­os y juramentos secretos. Young declaró haber participado en una ceremonia en la que su mano fue cortada con cuchillo y la huella de su pulgar fue impresa en un libro encuadernado que ostentaba el tí­tulo de “La orden del león”. Muchos de los ex integrantes de la secta creen que restos de su antiguo grupo permanecen activos en la zona y temen represalias por parte de estos.

Pocas semanas antes de la desaparición de la señora Peterson en 2002, mientras que se disponí­a a llevar a pasear su perro, los vecinos habí­an identificado una sospechosa furgoneta parda en el vecindario, que no volvió a aparecer despuíés del crimen. Los abogados de la defensa ataron cabos, informando que una mujer se habí­a apersonado a un centro de crisis de crí­menes sexuales alegando haber sido violada a bordo de una furgoneta parda “por dos mujeres mientras que los hombres a bordo del vehí­culo contemplaban el ultraje”. La ví­ctima dijo que los hombres le dijeron que “si deseaba ver la segunda parte del ritual, que leyera los periódicos el dí­a de Navidad.” La primera de las dos ví­ctimas alegaba haber visto un tatuaje satánico en el brazo de uno de los hombres que la acosaron —el “666”— y esto bastó para que los abogados de la defensa incluyesen la posibilidad de “crimen ritual” entre las posibles causas de la muerte de Laci Peterson. La naturaleza enteramente anecdótica de este testimonio estaba suplementada por otro más: el de una mujer de la aldea de Merced (a sesenta kilómetros de Modesto) quien alegaba haber sufrido un ataque parecido. La policí­a hizo caso omiso de su querella diciendo que se trataba de una loca.

Para Mark Geragos no cabe duda de que la esposa de su cliente fue secuestrada. “Es la única posibilidad que tiene sentido”, expresó el abogado en sus declaraciones a la revista Vanity Fair.

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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #3 en: Enero 26, 2009, 09:37:24 pm »
Geragos y su equipo han explorado los grafitos y murales descubiertos a la orilla de la Bahí­a de San Francisco cerca de donde los cadáveres de Laci y su hijo Conner fueron hallados. Las toscas representaciones incluyen imágenes de niños en el agua con sus ombligos aún unidos, un hombre con hacha decapitando a un hombre en un barco, una mujer con las manos cortadas, figuras con cabeza de chivo y escenas de mutilaciones.

Según entendidos, el equipo de la defensa obtuvo un abrigo utilizado por un vecino de Modesto que supuestamente estaba afiliado con una secta esotíérica, y que se habí­a jactado de haber tomado parte en la muerte de Laci Peterson.

La defensa tambiíén ha recibido llamadas telefónicas de personas que afirman tener conocimientos sobre las sectas esotíéricas de la región, y más intrigante aún, la existencia de un dí­a festivo satánico denominado The Demon Revels (los deleites demoní­acos) o Grand High Climax (el gran clí­max sublime) que se celebra el 24 de diciembre, el dí­a en que desapareció la señora Peterson.

Tres años despuíés de la consternación sobre la masacre de Salida, tres niños de 8 años de edad paseaban en sendas bicicletas por un camino rural en West Memphis, estado de Arkansas. Nadie pudo haber pensado ese soleado dí­a de mayo en 1993 que se tratarí­a del último en la vida de los chicos, quienes acabaron brutalmente golpeados, estrangulados y sodomizados en una zona boscosa de West Memphis conocida como Robin Hood Park. Según uno de los detenidos, Jessie Lloyd Miskelly, de 17 años de edad, los asesinatos eran parte de una ceremonia satánica. “Uno de los testigos”, según el rotativo Commercial Appeal de la ciudad de Memphis, “dijo que uno de los acusados habí­a afirmado haberle chupado la sangre a su ví­ctima despuíés de mutilarla”.

¿A quíé se debe la renuencia de las autoridades estadounidenses a investigar estos crí­menes rituales? El ex agente del FBI Ted Gunderson, cuyo interíés por los crí­menes satánicos lo llevó a realizar investigaciones por su propia cuenta despuíés de jubilarse del negociado, expresó la creencia de que miles de mujeres jóvenes que desaparecen anualmente acaban siendo sacrificadas en ceremonias ocultistas. No existen cifras concretas, ya que el FBI no lleva la cuenta de los desaparecidos. Y más alarmante aún es el hecho, según Gunderson, de que “el FBI no conserva estadí­sticas porque francamente no quiere verlas... acabarí­a por enfrentar la demanda pública de tomar acción, ya que tales cifras indicarí­an un mal social que exige tomar acción”.

Desde agosto de 2003, los operativos de la defensa en el caso Peterson vienen buscando a un hombre llamado “Donnie” con un “666” tatuado en el brazo. Queda por verse si tales pesquisas tendrán íéxito, y si la cruel muerte de Laci Peterson pasará a engrosar el dossier de los crí­menes satánicos.

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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #4 en: Enero 26, 2009, 09:38:41 pm »
Satanismo desde la óptica universitaria

Según el profesor Bill Ellis, investigador de ocultismo y folklore estadounidense en la universidad de Penn State, el ocultismo no se presenta como contrincante de la religión organizada en los Estados Unidos, sino más bien como una forma alternativa de validar el dogma protestante, citando prácticas que podrán sonarnos extrañas, como la de conjurar al diablo —en nombre de Jesús— para aumentar los caudales del que hace la invocación. La idea no consiste en adorar al diablo, sino obligarlo a conceder favores bajo el control del Altí­simo, lo que no sólo comprueba la superioridad de los poderes divinos sobre los mundanos, sino que además coincide con el afán de lucro de la sociedad anglosajona.

En su texto Lucifer Ascending, el universitario aborda la creación de mitos que rayan con el satanismo. Esta “mitomaní­a” resulta sumamente atractiva para los adolescentes, quienes van en pos de estas leyendas en cementerios y otros lugares supuestamente encantados. Los actos vandálicos y el gamberrismo que suelen practicar los jóvenes en estos lugares, afirma Ellis, son parte de una ceremonia de transición mediante la cual se abordan situaciones de importancia como el sexo y la muerte.

Ellis no teme envolverse en el complejo asunto del “pánico satánico” que conmovió al paí­s en la díécada de los ’80 y comienzos de los ’90, cuando cientos de personas fueron acusadas de trato sexual y abuso de menores en extrañas ceremonias esotíéricas, afirmando que muchas de las personas encarceladas por semejantes crí­menes paranormales fueron sentenciadas con base al controvertido proceso de memorias recobradas mediante la hipnosis. “No es que no existan satanistas”, apunta el estudioso, “sino que las cosas que describieron las supuestas ví­ctimas no tuvieron nada que ver con las cosas que los satanistas verdaderamente hacen o creen”.

Curiosamente, Ellis achaca el “pánico satánico” no a las fuerzas del Mal sino a las del bien: corrientes religiosas como el pentecostalismo, que fomentan los llamados dones del espí­ritu (glosolalia, sanación por imposición de manos, etc.) se nutren de personas que antiguamente habí­an practicado creencias esotíéricas, y quienes bajo la influencia de su nueva orientación religiosa, consideraron que las tradiciones mágico-folklóricas que habí­an practicado habí­an sido parte de una gran red subterránea de creencias satánicas.


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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #5 en: Enero 26, 2009, 09:39:51 pm »
J. Gordon Melton, director del Instituto para el Estudio de Religiones Americanas en Santa Bárbara, California, apuntó que en 1989 existí­an tres sectas principales en los Estados Unidos: La Iglesia de Satán en San Francisco, California; el Templo de Set, encabezado por el ex-militar Michael Aquino, y la Iglesia de Liberación Satánica en New Haven, Connecticut, bajo la dirección de Paul Douglas Valentine. Melton considera que un total de 3.000 personas constituye la matrí­cula total de las tres sectas y que representan los verdaderos satanistas. Los demás, sugiere el estudioso, no pasaban de ser adolescentes enajenados unidos por las drogas y la violencia, valiíéndose de ilustraciones diabólicas en sus fechorí­as.

El antropólogo Rafael Martí­nez, asesor de la oficina del cirujano forense de Miami, suma su voz al coro de los expertos que desmienten la existencia del satanismo organizado. En una entrevista con Susan Kovachs, autora del libro Hidden Files (en inglíés, “Expedientes Ocultos”) (1998), Martí­nez señala que si bien no existe una gran anticruzada satánica con miras a adueñarse del paí­s, los casos individuales son verí­dicos y muy comunes, pasando a citar el caso de tres adolescentes que secuestraron y sacrificaron a una niña de corta edad en San Luis Obispo, California, como parte de una misa negra.

Ellis y Melton, como buenos profesores, aspiran a una postura más racional y menos sensacionalista que la que ofrecen los medios. Sin embargo, no puede negarse la existencia de evidencias que apuntan hacia grupos altamente organizados e interesados en adorar las fuerzas ocultas, y no siempre se trata de adolescentes de pelo largo con camisetas negras de AC/DC, sino “personas de sociedad”, como suele decirse, con enormes recursos monetarios, posición social y a menudo poder polí­tico. Pero eso lo veremos a continuación.


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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #6 en: Enero 26, 2009, 09:41:00 pm »
Llegaron las sectas a la televisión

Una advertencia prudente entre los investigadores del misterio en EE.UU. consiste en rechazar las repentinas oleadas de llamadas telefónicas que se interesan por lo paranormal pocos dí­as antes de la ví­spera de Todos los Santos —“Halloween”, en inglíés— ya que dichas indagaciones a menudo suelen acabar llenando los periódicos del dí­a de las brujas con relatos de todo lo que “espanta” —ovnis, brujerí­a, hombres lobo, etc.— presentados de manera jocosa.

Pero, ¿podrá decirse lo mismo si la televisión se interesa por el tema, sobre todo un programa de alcance nacional? Esto fue precisamente lo que sucedió el 2 de octubre de 2003 cuando el programa “The Factor”, transmitido por la cadena FOX (de Rupert Murdoch) y animado por el periodista Bill O’Reilly incluyó un segmento sobre el “peligro satánico” que supuestamente amenazaba al paí­s.

La amenaza asumió la forma de un estudiante de escuela superior que habí­a sido suspendido por las autoridades escolares por haber formado un club de pensamientos satánicos —“Satanic Thought Society”— dentro del recinto educativo. Aunque el debate estaba concentrado mayormente en el derecho de las autoridades a coartar la libre expresión del joven Joseph Izzo, quien insistí­a en que su agrupación no estaba dedicada a adorar al Maligno sino a abordar las formas de pensar del satanismo, los invitados al programa de televisión incluyeron a Pam Cachay, la madre de un estudiante que habí­a realizado prácticas satánicas en su adolescencia y la viuda de Anton Szandor LaVey, el “papa negro” de la Iglesia de Satán. A juzgar por los í­ndices de teleaudiencia clásicos para el programa “The Factor”, entre quince y veinte millones de personas asistieron al evento.

Pero la franca discusión televisiva tení­a sus antecedentes en eventos perturbadores que vení­an sucediendo desde hací­a tiempo.

El 28 de febrero de 1999, Angela Wood, una joven de 24 años de edad fue remitida a los tribunales del estado de Indiana (EE.UU.) por haber participado en la destrucción de una iglesia como parte de un rito satánico que posiblemente involucró incendios en un total de siete iglesias en dicha subdivisión polí­tica de los Estados Unidos. Carl Roschke, catedrático de la universidad de Denver y autor de varios escritos sobre las sectas satánicas, señaló que “la ideologí­a satánica se está convirtiendo en el fundamento del terrorismo domíéstico” y que era necesario que los estadounidenses revisaran su concepto de los adoradores del diablo como inofensivos enajenados mentales, opinión respaldada por el reverendo Robert Murphy, cuya iglesia metodista en el condado de Oconee habí­a sido reducida a cenizas por elementos de una supuesta secta.

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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #7 en: Enero 26, 2009, 09:42:06 pm »
Tampoco era la primera vez que ardí­an las iglesias en la noche rural de Indiana: a comienzos de los ’90, Jay Ballinger, de 36 años de edad, puso fuego a varias iglesias en su región y se esmeró por reclutar un sinnúmero de adolescentes para formar un grupo satánico. Los candidatos debí­an firmar un “contrato infernal de la encrucijada” formulado por Ballinger y que rezaba: “prometo con mi sangre realizar cualquiera y todo acto Maligno en nombre de nuestro Señor hasta el final de los tiempos, a cambio de riquezas, poder, íéxito y sexo por el resto de mi vida natural o __ años en cualquier profesión que elija”. Las autoridades policiales y las empresas de seguros, trabajando en conjunto, pudieron determinar que Wood y Ballinger habí­an participado en el incendio de Oconee y cuatro conflagraciones adicionales, incluyendo una que causó la muerte de un bombero.

El satanismo, según expertos como Roschke, representaba un disfraz conveniente para expresar el odio de los satanistas hacia los Estados Unidos, su diversidad cultural y íétnica y la predominancia de la religiones establecidas. “El impacto de estos crí­menes no consiste en su cantidad sino en el efecto que surten. Comenzamos a presenciar eventos que nos harán prestar mayor atención [al satansimo]”.

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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #8 en: Enero 26, 2009, 09:43:22 pm »
Arquitectos de la cúpula del poder

Durante la revolución sexual de los años ’60, la íélite del satanismo estaba formada por actores de vanguardia y músicos de rock que buscaban —de manera consciente o inconsciente— un “santo patrón” que sonriese beníévolamente sobre el hedonismo desenfrenado que practicaban en sus fiestas de sociedad. No tardaron en descubrir que ese patrón que buscaban les sonreí­a desde el averno, y muchos se autoproclamaron adoradores del diablo y se dejaron fotografiar en impedimenta satanista, como los Rolling Stones, o acudí­an a fiestas con la uña del dedo meñique pintada de rojo: santo y seña de los adeptos de aquel momento. Saciada su ansia de experimentación sexual y alucinógena, el interíés de la farándula por el lado oscuro menguó considerablemente, pero les sustituirí­a una generación de verdaderos creyentes con el mismo prestigio y mayores ambiciones terrenales que salir en las efemíérides.

En Estados Unidos se hablarí­a mucho de ritos satánicos en las casas suburbanas de las íélites, sin importar que viviesen en Scottsdale (Arizona), Meriden (Connecticut) o en la misma Beverly Hills, lado a lado con las estrellas del cine. En el Reino Unido, la situación adquirirí­a matices verdaderamente paranormales.

Corrí­a el verano de 1975 y la región de Clapham Woods en West Sussex, Inglaterra, se habí­a convertido en el foco de atención de muchos investigadores de lo paranormal. Dos perros habí­an desaparecido bajo circunstancias extrañas y los avistamientos OVNI estaban a la orden del dí­a. Un grupo de investigación se internó en Clapham Woods con un contador geiger para realizar un peritaje. Pocos minutos despuíés de internarse en la región boscosa, se toparon con unas huellas misteriosas: dos garras de casi nueve pulgadas de largo y tres pulgadas de ancho; la aguja del contador geiger se disparó inmediatamente a la franja de máxima radiación cuando se pasó el aparato sobre sendas huellas. Un compás comenzó a girar alocadamente ante la presencia del fenómeno.

Pero antes de que los investigadores tuviesen la oportunidad de dar críédito a sus ojos, una “columna de vapor gris con forma de oso” comenzó a materializarse a pocos metros de donde estaban, adquiriendo dimensiones sobrecogedoras y desapareciendo lentamente en cuestión de segundos. Todo estos eventos tomaron lugar no en un bosque recóndito sino a veinte o treinta metros de la carretera A27, una de las más transitadas en esta región de Inglaterra.


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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #9 en: Enero 26, 2009, 09:44:26 pm »
El investigador independiente Charles Walker irí­a descubriendo que Clapham Woods tení­a fama como lugar maldito desde muchos años antes del incidente de 1975 y las despariciones caninas. Sus investigaciones le llevaron a pensar —correctamente— que un grupo de satanistas hací­a uso ceremonial de la zona, y en noviembre de 1978 una llamada telefónica le sacó de dudas: un hombre de tono muy educado y formal le pidió que se reuniera con íél a horas de la noche en Clapham Woods. Vacilando, Walker eventualmente se decidió por ir y tuvo un encuentro sorprendente. Aunque nunca pudo ver la cara de su interlocutor, que permaneció oculto entre la maleza como si de un capí­tulo de “Expedientes X” se tratara, Walker se enteró de que un grupo de gente muy poderosa que se autodenominaba los “Amigos de Híécate” utilizaba el bosque para sus aquelarres y que “no tolerarí­an interferencia alguna con sus actividades”. La reunión clandestina tení­a el propósito de impartir una advertencia amistosa al investigador para hacerlo desistir de sus pesquisas. Las últimas palabras del desconocido fueron: “el grupo no tiene miramientos a la hora de asegurar su existencia”... algo que Walker comprobarí­a en carne propia cuando fue ví­ctima de un accidente vehicular dos semanas despuíés que le producirí­a lesiones en la espalda y la cabeza.

Charles Walker descubrirí­a pruebas fehacientes de la existencia de los “Amigos de Híécate” casi accidentalmente, al internarse en un edificio vací­o perteneciente al complejo de viviendas Clapham Manor House.

Ocupando la totalidad de un muro en una habitación amplia y vací­a, Walker pudo contemplar una sobrecogedora y monstruosa imagen: un rostro femenino con cuernos azules y orejas largas cuyo cuerpo estaba cubierto de escamas y cuyos brazos acababan en afiladas garras. Rayazos de color rojo y negro —posiblemente de sangre— completaban el cuadro, nunca mejor dicho. En una de sus garras, la imagen portaba una esfera con una cruz de ocho brazos y un cí­rculo. Era obvio que los “Amigos de Híécate” eran una orden luciferina de gran seriedad.

Una díécada más tarde, otro investigador, Toyne Newton, mencionarí­a la posibilidad de que Clapham Woods yaciera sobre una vena de energí­a telúrica (los famosos leys de Inglaterra) y que los “Amigos de Híécate” se valí­an del lugar como quien hace uso de tomacorrientes, salvo que en vez de devolver los elementales conjurados por sus sesiones, estos adeptos los dejaban en el lugar de marras como un “sello psí­quico”.

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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #10 en: Enero 26, 2009, 09:45:57 pm »
Las investigaciones de Newton darí­an a la luz pública cierta información estremecedora: la secta de Clapham Woods era tan sólo una “celda” de un grupo mayor con miembros en Winchester, Avebury y Londres, controlado por un triunvirato central de dos mujeres y un hombre cuyas edades estaban entre los treinta y cinco y los sesenta. La secta empleaba un sistema de cí­rculos o rangos que se radiaba hacia afuera o hacia abajo del triunvirato central, míétodo utilizado por las órdenes iniciáticas de la Antigí¼edad y denominada “la espiral del poder maligno”, que garantizaba la seguridad del grupo, puesto que los neófitos de los rangos exteriores no conocí­an la naturaleza exacta del grupo, ni que existí­an otros rangos a los que era posible ascender.

Pero la información recabada por Newton bastaba para ofrecer un cuadro alucinante: la mujer de mayor edad que presidí­a los “Amigos de Híécate” habí­a organizado la secta en los años ’60 y ’70 y muchos miembros habí­an adherido a ella para luego darse de baja, permitiendo que sólo la flor y nata permaneciese con el grupo. Las metas de la secta, que incluí­a polí­ticos, banqueros y altos comerciantes, eran nada menos que la adquisición total del poder oculto mediante una “guerra de agotamiento” mental, un proceso diseñado para desangrar la energí­a natural de la sociedad y del medio ambiente. Los OVNIS y rayos de luz presenciados por muchos eran, en efecto, producto de la experimentación ceremonial del grupo.

A pesar de sus años de experiencia, la mujer madura no era la más peligrosa de la secta. Al contrario, la joven sacerdotisa —mujer de treinta años perteneciente a la aristocracia británica y con conexiones envidiables— era la que realizaba los ritos bajo la supervisión del varón, el “maestro”, que era míédico de profesión. “Son personas sin rostro”, le explicó una psí­quica a Newton, “que llevan una careta y son capaces de dar un aspecto totalmente normal. Hacen sus compras en supermercados y la Sacerdotisa a veces va a los pubs. Es rubia, pero eso puede cambiarse. La jerarquí­a tiene la capacidad de adaptarse a su entorno natural cuando desean hacerlo”.

Newton publicó sus hallazgos en el libro The Dark Worship (Vega, 2002). Aunque los “Amigos de Híécate” dejaron de utilizar Clapham Woods como su centro de energí­a hace más de una díécada, cabe preguntarse ahora cuáles son los nuevos miembros de la secta, quiíénes han sustituido, si acaso, a los tres dirigentes. ¿Seguirán captando nuevos miembros? Las crisis ambientales y sociales que se viven en Gran Bretaña, ¿podrán achacarse a las actividades de esta secta que ha jurado desvalijar a la sociedad y al medio ambiente de su fuerza vital? No existe forma de saberlo.


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Re: LA í‰LITE SATíNICA
« Respuesta #11 en: Enero 26, 2009, 09:46:55 pm »
Los clíérigos negros

El padre Malachi Martin falleció en 1999. Su muerte pasó mayormente inadvertida salvo por aquellos que seguramente emitieron un suspiro de alivio. El sacerdote convertido en novelista tras una ilustre carrera al servicio del cardenal jesuita Agustí­n Bea antes de pedir que se retiraran sus votos de obediencia y pobreza, Martin mantuvo hasta el final de sus dí­as que se celebraban rituales lucifíéricos en el Vaticano.

Conocido por su libro sobre exorcismos “Hostage to the Devil” y como un invitado de programas radiofónicos cuyos relatos eran capaces de ponerle los pelos de punta al aficionado más curtido, Martin hizo una declaración contundente en la circular The Fatima Crusader: “Cualquier persona que estíé consciente de la situación en el Vaticano en los pasados 35 años está consciente de que la presencia del prí­ncipe de las tinieblas tiene acólitos en la Sede de San Pedro”.

Las declaraciones más estremecedoras sobre la íélite oscura que domina los asuntos de la Iglesia se realizaron en una serie de novelas, ya que el mismo Martin admití­a que la mejor manera de transmitir su información era de forma novelada. En The Keys of This Blood (1990) (del inglíés, “Las llaves de esta sangre”), el autor describí­a la presencia de una fuerza maligna en las cancillerí­as del Vaticano, denominada por los clíérigos enterados del asunto como “la superfuerza”. Martin se hací­a eco en sus obras de una ceremonia de “entronización satánica” —de la que se precisa la fecha del 29 de junio de 1963— que habí­a llevado a Pablo VI a murmurar que “el humo de Satanás se ha internado en el Santuario”. Las prácticas pedofí­licas que estuvieron a punto de dislocar al catolicismo estadounidense en 2001 habrí­an tenido su comienzo, siguiendo lo establecido por Martin, en las prácticas y ceremonias rituales llevadas a cabo en Turí­n. “Los actos rituales de pedofí­lia satánica son considerados por los profesionales”, escribe Martin, “como la culminación de los ritos del arcángel caí­do.” Otra novela, Windswept House (1996) prosigue la alucinante odisea del satanismo en la Iglesia, afirmando que el verdadero “tercer secreto de Fátima” no era sino la advertencia de que el Maligno se habí­a infiltrado en el Vaticano, y que se sustentaba de una red de clíérigos pedófilos aliados a poderosas sectas satánicas.


http://www.sectas.org.ar/newage.html

http://www.elamoresmasfuerte.com/1prevenir/0peligros02_sectas.htm

http://www.escalofrio.com/n/Misterios/El_Satanismo/El_Satanismo.php

http://www.geaweb.org/06Soc/098.htm