Efe
Madrid.- El vicepresidente económico, Pedro Solbes, está "más cerca" del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, que del Nobel de Economía Paul Krugman sobre el final de la crisis. El primero lo sitúa en 2010, el segundo dice que durará varios años. Sin embargo, sí reconoce que las peores previsiones pueden cumplirse porque es "discutible" decir que la economía "tocará fondo" este ejercicio.
Respecto al origen de la crisis global, el sistema financiero, Solbes se ha declarado partidario de que las entidades financieras que sean "incapaces de mantener su solvencia" deben ser "absorbidas" por otras o "intervenidas".
Solbes subrayó en cualquier caso que la "normalidad" volverá al sistema financiero cuando "no exista duda de la solvencia de las entidades que continúan activas". Por eso, insistió, el sector público debe apoyar sólo a las entidades viables, ya que lo contrario supondría "prolongar una situación insostenible y aumentar el coste a los contribuyentes", además de que se generarían "distorsiones" en el sector.
A pesar de estas advertencias, la banca descarta que el Ejecutivo recurra a la intervención. El presidente de la Asociación Española de Banca, Miguel Martín, se mostró convencido de que el Gobierno no tiene intención de intervenir ninguna entidad financiera española.
En el "árbol" de la banca española "hay alguna rama que hay que sanear", pero "con disciplina y exigencia esas ramas saldrán tambiíén adelante", apuntó Martín.
Solbes y Martín intervinieron en el Encuentro Financiero 2009, organizado por el Foro de la Nueva Economía, en el que tambiíén participó el director del Servicio de Estudios del Banco de España, Josíé Luis Malo de Molina, quien auguró un estancamiento o incluso una caída del críédito en los próximos meses.
El ministro de Economía clausuró la primera jornada de este encuentro de dos días con una conferencia en la que insistió en la necesidad de una respuesta coordinada global a la crisis y confía en que la cumbre del G20 en Londres será un "íéxito" y acabará con el compromiso de una regulación más eficiente del sistema financiero internacional.