La deuda pública pierde atractivo: A las letras ya no les cuadran las cifras
La rebaja de los tipos de interíés no sólo repercute en el euribor. Los efectos secundarios son mucho más variados, y entre ellos figura el descenso de la rentabilidad de las alternativas de inversión más seguras. La evolución de las letras del Tesoro así lo atestigua.
Turno de Josíé. Por 50, ¿quíé letra elige?...". í‰ste es uno de los reclamos publicitarios con los que el Tesoro Público, el brazo del Ministerio de Economía encargado de las emisiones de deuda gubernamental en España, pretende empujar a los ahorradores a que inviertan en letras, los títulos a más corto plazo que lanza este organismo.
Sin embargo, la realidad es menos gratificante. Por mucho entusiasmo que transmita la campaña publicitaria, a las letras ya no les cuadran los números. La continuada caída de la rentabilidad en el último medio año se ha encargado de ello.
Un rendimiento del 4,29%
En la subasta del pasado 17 de septiembre, las letras a doce meses -las más populares- llegaron al bolsillo de los inversores con un rendimiento del 4,29%. Este resultado sonaba a música celestial en un momento en el que los cimientos financieros no dejaban de temblar.
Apenas dos días antes se había producido la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers y en la jornada posterior se articuló el multimillonario rescate de la aseguradora AIG.
En ese contexto, en el que cada novedad alimentaba las ventas en los parquíés y en el que la inflación comenzaba a dar muestras de flaqueza, la deuda pública se destapaba como una alternativa de inversión segura en la que guarecerse. Más en concreto, eran los títulos a corto plazo -y las letras lo son, ya que su vida es inferior a los dos años- los que destacaban.
Al rebufo de los tipos
A parte de un entorno tumultuoso que resaltaba su atractivo, estos activos contaban a su favor con unos tipos de interíés que en la eurozona aún no habían empezado a descender y que se encontraban en el 4,25%.
Pero este pilar empezó a tambalearse el 8 de octubre, fecha en la que el Banco Central Europeo (BCE) dio su brazo a torcer. Ese día abarató el dinero hasta el 3,75%, un movimiento al que por ahora le han seguido cinco más, que han situado los intereses en el 1,25%, el nivel más reducido de todos los tiempos.
Este tijeretazo no ha pasado desapercibido para las letras, cuyo atractivo ha menguado al rebufo de las decisiones del BCE. Así, los tipos oficiales no son los únicos que caminan por las cotas más bajas de la historia, ya que los rendimientos de la deuda pública española a corto plazo nunca habían sido tan reducidos.
Títulos a doce, seis y tres meses
En el caso de los títulos a tres y seis meses, que el Tesoro ha pasado a emitir mensualmente en 2009, su rentabilidad se ha situado por debajo del 1% en las colocaciones de marzo y abril.
Hace doce meses, su rendimiento era incluso superior al de las letras a un año y rozaba el 4%, y en los próximos meses no se esperan repuntes relevantes. Sobre todo, porque el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, reconoció en la última reunión que aún hay margen para seguir recortando los intereses. "Esperamos que los reduzca otro cuarto de punto en mayo", vaticina Jí¼rgen Michels, analista de Citi.
El panorama pinta similar para los títulos a doce meses. Desde septiembre, cuando se subastaron a un rendimiento superior al 4%, han ido perdiendo atractivo: en octubre se emitieron al 3,3%; en noviembre, al 2,5%; en diciembre, al 2,2%; en enero, al 1,4%; y en febrero, al 1,25%. Esta secuencia se interrumpió en marzo, cuando se lanzaron al 1,27%.
Pero todo indica que fue un espejismo y que los descensos regresarán en la siguiente subasta, que tendrá lugar el 14 de abril. Por el momento, y como anticipo de lo que puede ocurrir en dicha emisión, la rentabilidad de los títulos a un año se encuentra en el mercado en el 1,1%, cuando hace doce meses ascendía al 3,88%. Además, el rendimiento de las letras lanzadas en marzo ha bajado ya en el mercado secundario del 1,27% al 1,06%.
Coste de oportunidad
Por tanto, la fotografía actual muestra unas rentabilidades que oscilan entre el 0,75% y el 1,1% en los diferentes plazos, unos premios que aún permiten superar la subida del coste de la vida -el dato provisional de inflación de marzo arrojó un dato interanual del -0,1%-, pero que reducen su gancho como alternativa de inversión.
Dan seguridad, aunque no lustre, a la cartera. Así, dentro de la deuda pública los analistas de Banif fijan su punto de mira "en el tramo intermedio de la curva", es decir, en títulos a no muy corto plazo. En este sentido, los bonos españoles a dos, tres y cincos años ofrecen ahora un 1,8%, un 2,4% y un 3,1%, respectivamente.