Más de 30 gestores de dinero con intereses en el mercado de bonos hipotecarios de US$6,7 billones que sustenta el sector de inmuebles escucharon la charla de Bill Frey el 25 de marzo, según una lista de los participantes. Desde entonces, un grupo de inversores con bonos de príéstamos para la vivienda por un total superior a US$100.000 millones ha contratado a Patton Boggs LLP, la mayor firma jurídica de cabildeo de Washington, dijo Micah Green, socio y ex director de la Asociación del Mercado de Bonos.
Los bonistas se están preparando para una lucha sobre un proyecto de ley aprobado el mes pasado por la Cámara de Representantes que protegería de demandas judiciales por hipotecas modificadas a las compañías de cobro de hipotecas, aun si las nuevas condiciones perjudicaran a los inversores. Dicen que las medidas del Gobierno pueden elevar el costo de los empríéstitos porque los acreedores exigirían mayores rentas para compensar el riesgo de que se modifiquen unas condiciones de inversión antes sacrosantas.
“Ciertamente debería reestructurarse una mayor cantidad de príéstamos, pero es una falacia creer que las autoridades puedan rescindir selectivamente contratos sin afectar la conducta futura de los inversoresâ€, dijo Frey, máximo responsable ejecutivo de Greenwich Financial, firma de corretaje e inversión en bonos hipotecarios con sede en el estado de Connecticut. “Estamos explorando activamente estrategias con grandes inversores para proteger sus derechosâ€, agregó en un mensaje de correo electrónico.
Cuatro coaliciones
Amherst Securities Group, una firma de Austin, estado de Texas, que se especializa en bonos hipotecarios, dijo que le han pedido que se incorpore a cuatro coaliciones similares que se están formando para oponerse al proyecto de ley o cabildear en contra de detalles del plan del presidente Barack Obama de reducir los pagos de los prestatarios.
Frey, de 51 años, hizo su presentación en una conferencia de inversionistas de bonos con David Grais, abogado de Grais & Ellsworth LLP en Nueva York, y Laurie Goodman, analista de Amherst Securities de Austin, estado de Texas, y ex jefa de investigación de renta fija de UBS AG. Entre los asistentes había representantes de Voyageur Asset Management Inc., de Royal Bank of Canada y de Thrivent Financial for Lutherans.
Al “asignarse píérdidas a algún lugar que no lo está esperandoâ€, incluso planes de pensión estatales, fondos universitarios y aseguradoras de vida, esos inversores exigirán una mayor rentabilidad para mantener deuda hipotecaria sin respaldo gubernamental, si acaso compraran alguna, dijo el jefe ejecutivo de Amherst Securities, Sean Dobson, cuya firma negocia bonos de príéstamos para la vivienda y asesora clientes acerca de los títulos valores. “El capital va a costar mucho más por mucho tiempoâ€.
Se desploman los bonos
Los precios de muchos bonos hipotecarios se han desplomado en los últimos dos años según se dispararon las tasas de morosidad de los príéstamos subyacentes. Las crecientes píérdidas de títulos valores vinculadas con hipotecadas “subprime†o de alto riesgo causaron la convulsión de los mercados de críédito en agosto de 2007, lo que desencadenó una desaceleración de la economía de Estados Unidos que se propagó por todo el mundo.
En el mercado de bonos respaldados por príéstamos de tasa fija Alt-A, una categoría considerada menos riesgosa que las hipotecas de alto riesgo, los títulos valores más seguros cotizaban por lo general a unos 52 centavos por dólar la semana pasada, frente a unos 100 centavos a mediados de 2007, según un informe de Barclays Capital. Reparar el mercado hipotecario y estabilizar los precios de las casas ayudaría a Obama a poner fin a la peor recesión en Estados Unidos desde 1982.
El sistema de financiación hipotecaria de Estados Unidos depende de los inversores en bonos. Alrededor de 64 por ciento del valor de los príéstamos para la vivienda de Estados Unidos está empacado en bonos, un mercado que es 10 por ciento mayor que la suma de los bonos del Tesoro en circulación. Las hipotecas representan 80 por ciento de la deuda del consumidor, y los costos residenciales representan alrededor de 22 por ciento de la economía, muestran datos de la Reserva Federal y la Hoover Institution.
Jennifer Psaki, portavoz de la Casa Blanca, se negó a hacer comentarios sobre las quejas de los bonistas acerca de las gestiones del Gobierno.
El plan de Obama
El plan de Obama de US$75.000 millones para reducir las ejecuciones hipotecarias modificando los príéstamos va dirigido a 4 millones de propietarios de hogares como máximo. Las propiedades en ejecución hipotecaria contribuyeron a deprimir los precios de las casas en 20 ciudades un promedio de 19 por ciento en enero respecto a un año antes, el descenso más rápido jamás registrado, según un índice de S&P/Case-Shiller.
El programa, anunciado el 18 de febrero, es parte de los intentos de Obama de apuntalar compañías desde General Motors Corp. hasta Citigroup Inc. y los mercados financieros en medio de la primera recesión global desde la Segunda Guerra Mundial. El producto interno bruto de Estados Unidos se contrajo 6,3 por ciento en el cuarto trimestre. El mes pasado, el Banco Mundial predijo que la economía global se contraería 1,7 por ciento este año.
La iniciativa de hipotecas ofrece subsidios a los prestamistas, incluso a los inversores en bonos, para ayudar a reducir los pagos hipotecarios de prestatarios a 31 por ciento de su ingreso. Lo que preocupa a los bonistas son los incentivos para los cobradores de príéstamos, los intermediarios del sector que deciden cuáles príéstamos serán modificados.