PABLO PARDO desde Washington
1 de mayo.- Admitámoslo. Hay cosas que son inevitables. Yo, por ejemplo, ya he asumido que Pink Floyd no se van a volver a reunificar nunca. Y que María Kodama no va a dejar que salgan más obras de Borges. Así son las cosas. El mundo es terrible, a veces.
En España, sin embargo, parece que no hemos admitido que es necesaria una reforma del mercado laboral. Una reforma para facilitar el despido. Para que a las empresas les cueste menos echar a gente. Y para que haya, probablemente, más desigualdad de ingresos. Es así. O eso, o un paro del 22%. Decidamos.
Por ahora, somos, indiscutiblemente, una potencia en un producción de parados. Dos tercios de los nuevos parados de la UE salen de España. Y vamos a serlo por mucho tiempo. Las recesiones causadas por crisis financieras son las que tienen una salida más lenta. Y en España, si la economía no crece con fuerza, no se genera empleo.
¿Quíé argumentos hay para favorecer una liberalización del mercado laboral? Fiona Maharg-Bravo, de Breakingviews, ha ofrecido diez. Yo he tomado algunos de ellos y los he expandido. Otros, no, porque no estoy de acuerdo. Aquí van:
1.—Un tercio de los trabajadores españoles son temporales. Aquí, Maharg-Bravo realiza un análisis que, en mi opinión, es muy bueno: a los trabajadores temporales no se les forma. En realidad, en España tratamos de no formar a nadie. Pero a los temporales, menos, porque es más barato echarlos. El resultado es que tienen poca cualificación para el trabajo que están haciendo. Eso, a su vez, nos lleva a uno de los mayores problemas de nuestra economía: su patíética productividad. Lo que a su vez genera menos crecimiento económico. Que genera menos empleo. Y así sucesivamente.
2.—Los salarios siguen indexándose a la inflación. Eso, a su vez, genera más despidos y menos contrataciones.
3.—Los padres están hartos. Los bajos salarios de la gente que acaba de terminar de estudiar hacen que íéstos se queden en casa. Aquí, la verdad, no acabo de tener las cosas muy claras. Vivo en EEUU, y aquí la gente se va de casa (o los echan) a los 18 añitos. A partir de ahí, se buscan la vida, frecuentemente a costa de vivir a base de críéditos, que acaban generando enormes deudas. Pero al menos la gente es autosuficiente.
4.—El sueño del funcionariado. No es sólo que los españoles quieran ser funcionarios. El problema es que muchos se pasan años preparando oposiciones para serlo. Son años tirados a la basura. Sería mejor que se parasaran esos años, por ejemplo, estudiando otra carrera, haciendo posgrados o trabajando como becarios y adquiriendo experiencia. O empezando sus propios negocios. Pero, para ello, los españoles deberíamos tener una mayor tolerancia al fracaso, propio y ajeno (otra cosa que deberíamos aprender de los estadounidenses).
5.—Las políticas fiscales y monetarias no bastan. Sería maravilloso que con sólo aumentar el gasto público la economía repuntara. Pero, de nuevo, la recuperación será lenta. De nada les sirve a los españoles ver crecer el PIB si no lo hacen las cifras de empleo y una generación se pierde en las colas del INEM.
í‰stas son mis razones. Obsíérvese que he dejado de lado, por ejemplo, la tasa de paro de España, porque las estadísticas pueden decir cualquier cosa. Si EEUU tuviera unas Fuerzas Armadas del tamaño de las de España, una población carcelaria como la nuestra, y un sistema para medir los parados tan masoquista como la EPA, su tasa de paro sería del dobe, es decir, del 16% de la población activa.
Pero la cuestión no es íésa. El paro no es un problema estadístico. Es un problema económico y humano. Sólo se soluciona flexibilizando el mercado laboral. Eso exige cambios a todos. A los trabajadores, a los sindicatos y tambiíén a las empresas que, por ejemplo, deberán aceptar más flexibilidad a la hora de permitir vacaciones de sus empleados. Evidentemente, los que más van (vamos) a salir perdiendo son (somos) los trabajadores por cuenta ajena, al menos en el corto plazo. Pero no hay otra solución. Pink Floyd no se reunificarán. Aunque sólo sea porque dos de sus miembros ya han muerto. El paro no bajará si no se reforma el mercado laboral. Pensar lo contrario es confundir deseos y realidades.