La Seda de Barcelona está negociando con un grupo de bancos acreedores liderados por Deutsche Bank nuevas condiciones para pagar los 600 millones de euros de príéstamo sindicado que obtuvo en 2006 y amplió en 2007, en plena carrera de adquisiciones del grupo especializado en plástico PET, el habitual para envases.
La crisis ha impedido a La Seda cumplir con lo ratios económicos a los que estaba supeditado el príéstamo, aunque asegura que ha respetado los plazos de pago, y pide a la banca un waiver o dispensa a cambio de entregar a las 70 entidades nuevas garantías hipotecarias (como las acciones de compañías participadas) y pagar más interíés. La Seda pide además a la banca una línea de circulante para financiar su actividad ordinaria de 100 millones, según fuentes del mercado.
"No hemos incumplido ningún plazo, sino que la nueva situación del mercado nos impide cumplir algunos parámetros y la banca tiene derecho a pedir nuevas garantías", aclaran desde la compañía presidida por Rafael Español. La Seda acumula una deuda global de unos 800 millones y perdió 188,31 millones en 2008, frente al beneficio de 13,88 millones de 2007. El vencimiento del críédito sindicado empieza en 2012 y este año debe pagar 24 millones.
Para convencer a sus acreedores de que podrá cumplir, está diseñando con consultoras un plan de negocio a cinco años que pasa por el cierre de varias de las 22 fábricas que tiene en todo el mundo -en ningún caso más de tres- y recortar sus gastos de personal un 5% anual durante los próximos cinco años. Además, reducirá sus inversiones ordinarias, de 70 a 30 millones y buscará un socio para ayudar a sufragar la construcción de la nueva factoría de PTA, la materia primera del PET.
Impulsará esta hoja de ruta John Guillison, que se incorporó a La Seda hace un año, tras la adquisición del negocio europeo de Amcor, y ayer fue nombrado nuevo director general. El grupo estudia una emisión de bonos convertibles por un montante de entre unos 100 millones.