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Autor Tema: La crisis económica: lo que sabemos hasta el momento  (Leído 500 veces)

Zorro

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La crisis económica: lo que sabemos hasta el momento
« en: Mayo 09, 2009, 10:06:11 am »
La crisis económica: lo que sabemos hasta el momento

Jack & Suzy Welch. The New York

A penas recientemente, caminábamos por Lexington Avenue en Nueva York cuando un joven de traje nos detuvo. Nos dijo que trabajaba en Wall Street y regularmente leí­a nuestras tribunas, e insistió en que si podí­amos responderle una pregunta urgente en ese mismo sitio.

Aceptamos intentarlo, pero de inmediato nos dejó perplejos. Querí­a saber cuándo las cosas iban a ir mejor. Nuestra respuesta fue: "En algún momento de 2010". "Quizás".

La recesión actual tiene confundidos a expertos del Gobierno y a economistas de renombre por igual; es decir, están en desacuerdo los unos con los otros. No hay un consenso convincente sobre lo que viene. Algunas personas ven destellos de esperanza, otras pozos de fatalidad, y muchas cualquier escenario posible entre ambos extremos.

Reflexiones sobre la crisis
Lo mejor que podemos ofrecer es una lista de las cosas que sabemos con seguridad sobre la economí­a en este momento y, quizás igualmente importante, lo que sabemos que ignoramos por completo.

Empecemos con los cinco fenómenos que nos parecen bastante ciertos:

1. Parece que la economí­a ha tocado algo de fondo.

Nuestra conclusión se basa en los niveles de pedidos en todas las empresas con que las que estamos asociados a travíés del capital privado y la consultorí­a, así­ como lo que hemos estado oyendo mientras viajamos por el paí­s hablando con compañí­as de todo tipo.

Nos han dicho que tras una declinación constante entre mayo de 2008 y enero de 2009, los pedidos recibidos en febrero, marzo y la primera quincena de abril fueron aproximadamente iguales, o incluso ligeramente mejores, que los niveles de enero. Esta buena noticia, por así­ decirlo, se ve moderada por el hecho de que los pedidos de equipo de capital continuarán declinando. Pero, en general, estamos confiados para declarar que la economí­a ha alcanzado su punto más bajo.

2. Si hubiera un repunte significativo en la demanda, la economí­a responderá.

¿Por quíé? Porque las reducciones de inventario han estado en tales niveles en los últimos nueve meses que cualquier tipo de aumento en los pedidos repercutirá en toda la cadena de suministro, y pronto.

3. El sistema bancario estadounidense se está estabilizando.

Sólo hay crí­ticas persistentes a la asistencia de emergencia del Gobierno: el Programa de Auxilio a Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglíés), la Facilidad de Príéstamos de Valores a Tíérmino Respaldados por Activos (TALF), el respaldo de documentos comerciales, etc. Pero no cabe duda de que el críédito está empezando a fluir de nuevo, tanto de parte de los bancos como de parte de muchas instituciones crediticias no bancarias.

4. La población estadounidense se está sintiendo generalmente mejor.

Así­ lo lo refleja el reciente aumento en el índice de Confianza del Consumidor. El cambio no es totalmente sorprendente, en realidad, tomando en consideración el aumento en la refinanciación, las tasas hipotecarias más bajas y los reembolsos fiscales.

Sin embargo, la vasta mayorí­a de la correspondencia que recibimos sigue llena de temor sobre las píérdidas de empleos, y esa emoción probablemente persistirá por algún tiempo si los niveles de desempleo nacionales alcanzan los dos dí­gitos, como se espera ampliamente.

5. El presupuesto del presidente Barack Obama se basa en un supuesto crecimiento del PIB del 4% de 2010 a 2013.

Esta certeza nos alarma bastante porque simplemente no es realista. Durante la euforia cada vez más apalancada de los años 80 y 90, el crecimiento del PIB promedió una cifra más cercana al 3%. En estos dí­as, con díédifit mayor, la falta de apalancamiento prevaleciente, y con los consumidores volviíéndose cada vez más frugales, es más probable que el crecimiento del PIB estíé más cerca del 2%. ¿El resultado? No una reducción del gasto gubernamental, apostarí­amos, pero sólo impuestos más altos y más deuda federal.

Ahora lo que no sabemos. Para empezar, no tenemos ni idea en lo que se refiere a la cuestión que está en la mente de todos en este momento: la futura dirección del Dow Jones. Un dí­a pensamos: "Todo ese dinero del Gobierno vertiíéndose en la economí­a tiene que funcionar, al menos a corto plazo". Y al siguiente: "Dios mí­o, ese díéficit inminente va a causar un enorme desplome en el futuro".

No sorprende que nos hayamos vuelto tan cobardes, apegándonos a nuestras propias inversiones, principalmente en bonos de la Tesorerí­a y en bonos corporativos de calidad superior. Sencillamente nunca nos habí­amos sentido tan perplejos por la bolsa.

Finalmente, no sabemos cuándo la economí­a se va a recuperar. Aun cuando haya tocado fondo, pudiera permanecer ahí­ por algún tiempo. Como dijimos a nuestro amigo en la calle, creemos que algo bueno sucederá en 2010, pero no podemos prometer eso al cien por cien.

En realidad, dadas las circunstancias, lo único garantizado en estos dí­as es que una gran incertidumbre.



Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.