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Autor Tema: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS  (Leído 1158 veces)

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EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« en: Julio 09, 2009, 10:15:05 pm »
EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
  Más allá del terror que producen los fantasmas, parece existir una realidad sobrecogedora donde lo fí­sico y lo metafí­sico se confunden. ¿De quíé insondables abismos proceden los fantasmas?
 
 
Sin duda conocemos sólo una parte de la realidad, y los fantasmas tienen con toda seguridad una explicación no reñida con las leyes fí­sicas, pero hay un aspecto que interesa, que apasiona en muchos sentidos, y es el de sus motivos para «volver».

¿Quíé razón los mantiene en el terreno incierto, en la frontera tenue que separa los dos mundos? ¿Quíé les retiene a unas paredes que ocuparon en vida? No siempre son sucesos dramáticos o crí­menes monstruosos; con frecuencia son personas que llevaron una existencia apacible y que por un extraño mecanismo energíético que desconocemos se dejan ver en actitudes normales, en su sillón favorito o en la postura que les era habitual.

¿Hasta quíé punto los ambientes quedan «impregnados» de la personalidad fí­sica del que vivió allí­? Hay todo un material apasionante para el estudio, para la investigación, un material demasiado sutil e inaprensible. Sin embargo, es preciso iniciarla, relatar los clásicos experimentos, los cíélebres casos, los famosos espectros. Y estudiar, incluso, la posibilidad de que una parte de nosotros, tal vez «fantasmal», nos sobreviva al trance de la muerte. Comenzaremos planteándonos una pregunta simple, pero cuya respuesta exacta no ha podido hallarse todaví­a: ¿Quíé es un fantasma?

A travíés de toda la literatura que existe sobre el tema, no es posible encontrar una definición clara y sistemática que díé cumplida cuenta a la pregunta. Más bien lo que han pretendido los autores que han aludido a esta temática ha sido dar diferentes tipos de explicaciones, más o menos complejas o artificiosas, acerca del por quíé la gente ve «fantasmas».

 

 



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Re: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« Respuesta #1 en: Julio 09, 2009, 10:15:41 pm »
Una Encuesta Inquietante
Hasta la creación en 1882 de la Sociedad para la Investigación Psí­quica de Londres, los cientí­ficos no se habí­an preocupado del estudio de ese fenómeno, tan común en todo tipo de culturas, que viene denominándose secularmente con los nombres de aparición, espectro, fantasma, etc... En esta Sociedad británica confluyeron un buen número de intelectuales y cientí­ficos de la íépoca, procedentes, en su mayor parte, de la Sociedad Dialíéctica de Londres y de la Real Sociedad Británica, entidades que albergaban en su seno a los más prestigiosos hombres de ciencia de Inglaterra.

La SPR decidió llevar a cabo un censo de todos los casos que le fueran remitidos en los que hubiese tenido lugar la visión, en estado de vigilia, de la imagen o fantasma de algún amigo, familiar, o situación que pudiese ser constatada de alguna manera. A esta tarea se la designó con el nombre de «Censo de Alucinaciones». En el Congreso de Psicologí­a Experimental celebrado en Parí­s en 1882 se aprobó el proyecto general de dicho censo, cuyas tareas fueron encomendadas a Henry Sidgwik, Alice Johnson, Frederick Myers, Frank Podmore, la esposa de Sidgwick y a A. T. Myers.

El texto de la pregunta era el siguiente: «¿Ha tenido usted alguna vez, cuando creí­a estar completamente despierto, la impresión intensa de ver a un ser viviente o un objeto inanimado, de sentir su contacto o escuchar alguna voz, sin que, hasta donde pudo descubrir, esta impresión se debiera a ninguna causa fí­sica exterior?» A aquellos que respondieron afirmativamente se les remitió otro formulario, pidiíéndoles detalles de sus experiencias. En total se recibieron 5.705 respuestas de las cuales fueron seleccionadas 688. Los resultados demostraron que casi el 10 por 100 de las personas sometidas a la encuesta habí­an experimentado fenómenos de la especie descrita en la pregunta. El grupo de casos que aparecí­a con mayor frecuencia eran aquellos que anunciaban la muerte de algún amigo o pariente.

Despuíés de la confección del censo era preciso dar una explicación a los hechos que se habí­an podido comprobar estadí­sticamente. Así­, varios de los más destacados miembros de la Sociedad para la Investigación Psí­quica de Londres comenzaron a elaborar hipótesis explicativas sobre el fenómeno de las apariciones fantasmales.

 


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Re: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« Respuesta #2 en: Julio 09, 2009, 10:16:56 pm »
Dramatizaciones De Ultratumba
 
 
Para Tyrrell, miembro de la SPR, el origen de la visión espectral podrí­a ser explicado acudiendo a la analogí­a de un «montador escíénico» y de un «productor», a los que asigna papeles importantes para la representación del drama, que nos hacen ver el mensaje en forma de alucinación fantasmal.

Este autor, quizá el tratadista moderno más destacado en el tema de las apariciones, hace una fecunda clasificación de las mismas, dividiíéndolas en: experimentales crí­ticas, postmortem y espectrales. Ilustraremos, mediante un breve ejemplo, el contenido de cada una de las mismas.

Denomina Tyrrell con el nombre de experimentales las apariciones en que un sujeto, al que vamos a denominar agente, intenta hacer visible su doble, o espectro fantasmal de sí­ mismo, a otro sujeto o grupo de sujetos que llamaremos percipientes. Veámoslo con un caso tomado de la recopilación hecha por G. N. M. Tyrrell del «Censo de Alucinaciones»:

«El viernes primero de diciembre de 1882, a las 21:30, quedíé a solas en una habitación y me sentíé junto a la chimenea; hice un esfuerzo tan intenso para concentrar mi mente en el interior de un casa de Kew..., en la cual viví­a la señorita V con sus dos hermanas, que creí­ realmente estar en la casa.»

«Esa misma noche, cuando me fui a la cama, decidí­ que estarí­a en el dormitorio del frente de la casa ya mencionada a las 24, y permanecerí­a allí­ hasta haber hecho perceptible mi presencia espectral a sus moradores.»

»Al dí­a siguiente, que era sábado, me trasladíé a Kew..., a pasar la tarde, y encontríé a una hermana casada de la señorita V. (cuyo nombre era L. El narrador la habí­a visto sólo una vez anteriormente). En el curso de la conversación (aunque en ningún momento pensíé dirigirle pregunta alguna sobre el tema me contó que la noche anterior me habí­a visto claramente en dos ocasiones. La señorita L. habí­a pasado la noche en Calrence Road (así­ se llamaba la calle de la señorita V.) y durmió en el cuarto de enfrente. Alrededor de las 21:30 me habí­a visto en el pasillo que va de una habitación a otra; y a las 24, todaví­a despierta, me vio entrar en el dormitorio y caminar hasta acercarme al lugar donde ella dormí­a; despuíés habí­a extendido mis manos hacia su pelo (que es muy largo). Me dijo tambiíén que despuíés la aparición le tomó una mano, y se quedó mirándola atentamente, acerca de lo cual ella habí­a comentado: "No necesita leer las lí­neas, pues yo nunca he tenido preocupación alguna." Entonces, habí­a despertado la señorita V., que dormí­a con ella y le habí­a contado todo.»

 


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Re: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« Respuesta #3 en: Julio 09, 2009, 10:18:30 pm »
Cuando Menos Se Espera
 
En las «apariciones crí­ticas», en cambio, es el agente el que pasa por un momento difí­cil, que comunica al percipiente. Este, en la alucinación telepática, reconoce la imagen del amigo o familiar portador de tan trágica situación. Un ejemplo ilustrará al lector la aparición que en tal trance se produce. Este caso ha sido tomado de las actas de la SPR El medio hermano de la percipiente (ella se refiere a íél como a su hermano), que era aviador, fue derribado en Francia el 19 de marzo de 1917, en las primeras horas de la mañana. Ella se encontraba entonces en la India:

«Mi hermano –refiere– se me apareció el dí­a 19 de marzo de 1917. En este momento yo estaba cosiendo o, tal vez, hablando de mi hijito; no puedo recordar exactamente quíé estaba haciendo en ese preciso instante. El niño estaba en la cama. De pronto tuve una extraña sensación de que debí­a volverme; al hacerlo vi a mi hermano Eldred W. Bowyer-Bower. Creyendo que era íél en persona y que podí­a haber sido enviado a alguna misión a la India, estaba simplemente encantada de verlo; me volví­ rápidamente y acomodíé al niño en un lugar seguro de la cama para poder dejarlo solo e ir a hablar con mi hermano; despuíés giríé de nuevo sobre mis pies, extendiendo una mano hacia íél, cuando me di cuenta de que ya no estaba allí­. Pensíé únicamente que estaba bromeando conmigo, lo llamíé a gritos y comencíé a buscarlo por todas partes. Solamente cuando me convencí­ de que no podí­a encontrarlo, comencíé a sentirme asustada, y a pensar, horrorizada, que podí­a haber muerto. Me sentí­a aturdida y enferma. Creo que fue hacia las 14 cuando bautizamos al niño. Estando en la Iglesia tuve la sensación de que mi hermano estaba allí­; pero no podí­a verlo. Dos semanas más tarde me enteríé por los diarios que habí­a desaparecido. Todaví­a no puedo hacerme a la idea de que ya no existe.»

Este caso nos pone de manifiesto algunos aspectos singulares de las apariciones crí­ticas. Entre ellos se destaca que el fantasma de la aparición semeja un ser vivo, vestido como irí­a habitualmente. En nuestro caso el fantasma es tomado por su hermano de carne y hueso que viene a visitarla. La aparición es tan real y ví­vida que al desaparecer el fantasma de su hermano, ella piensa que íéste se ha escondido y está bromeando con ella.

Otro aspecto interesante que nos trae a colación este caso es el hecho de que la aparición no surge cuando el individuo es presa de algún presentimiento o deseo con respecto al agente, sino que íésta irrumpe en el momento que menos se la espera, frecuentemente mientras que el individuo está ocupado en sus tareas cotidianas.

Otro tipo serí­an las apariciones «post mortem», que son aquellas que tienen lugar una vez que han transcurrido más de doce horas de la muerte del agente, ya que se considera que puede haber un retraso en la información telepática de unas doce horas. Si la aparición «post mortem» estuviera dentro de este plazo, es decir, antes de las doce horas, serí­a una aparición crí­tica y no «post mortem». El siguiente caso, extraí­do igualmente de las actas de la SPR, servirá para ilustrar este singular tipo de apariciones:

 


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Re: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« Respuesta #4 en: Julio 09, 2009, 10:19:45 pm »
«No Ha Salido Por La Puerta»
 
«La señora P. y su marido se habí­an acostado, pero ella, envuelta en un salto de cama, estaba recostada en la parte exterior de la cama, esperando el momento de alimentar a su hijito, que dormí­a en una cuna próxima. La luz estaba encendida todaví­a, y la puerta de la habitación cerrada.» La percipiente sigue relatando: «Estaba justamente tratando de incorporarme cuando, con asombro mí­o, vi parado a los pies de la cama a un caballero que vestí­a el uniforme de los oficiales navales y llevaba una gorra de marino con visera muy prominente. Por la posición de la luz, el rostro quedaba en la sombra para mí­, lo cual se acentuaba a causa de que el visitante permanecí­a con sus brazos apoyados en la barra de la cama. Yo estaba demasiado asombrada para sentir miedo, pero simplemente no comprendí­a quíé podí­a ser aquello: inmediatamente sacudí­ el hombro de mi marido (que dormí­a con la cara vuelta hacia mí­) y le dije: "Willie, Willie, ¿quiíén es?" Mi marido se volvió para mirar hacia donde le indicaba y permaneció durante uno o dos segundos contemplando al intruso, en un estado de absoluta perplejidad; despuíés gritó: "¿Quíé diablos está usted haciendo aquí­?" Mientras tanto, la forma se habí­a incorporado y exclamaba ahora con una recia voz de mando, aunque cargada de leve tono de reproche: "Willie, Willie."

Observíé a mi marido; vi que su rostro estaba pálido y era presa de gran agitación. Cuando me volví­ hacia íél observíé que saltaba del lecho, como si se dispusiera a atacar a aquel hombre; pero permaneció de pie junto al borde de la cama, como embargado por el temor o sumido en una gran perplejidad, mientras la figura se moví­a lenta y tranquilamente hacia la pared que estaba en ángulo recto con la lámpara, en la dirección de la lí­nea punteada (en el relato se incluí­a un diagrama). Al pasar por delante de la lámpara, una sombra densa, como la que habrí­a producido el cuerpo de una persona al interponerse entre la lámpara y nosotros, se extendió por la habitación, y, finalmente, la figura desapareció dentro de la pared. Mi marido, que parecí­a muy agitado, tomó la lámpara y volviíéndose hacia mí­ exclamó: "Quiero registrar toda la casa hasta ver dónde se ha metido." En ese momento yo tambiíén estaba demasiado agitada, pero recordando que la puerta estaba cerrada y que el misterioso visitante no se habí­a dirigido hacia ella, se lo hice notar: "No ha salido por la puerta". Pero mi marido no me hizo caso; sin detenerse descorrió el cerrojo, se lanzó fuera de la habitación y registró toda la casa.»

Una vez que hubo desaparecido la imagen espectral, surgieron las preguntas a cerca de quíé anunciarí­a dicha aparición. La señora P. se mostró muy preocupada, pues pensaba que tal vez su hermano, que serví­a en la Marina, habrí­a sufrido algún accidente. Pero su esposo la calmó por completo al indicarle que el espectro que habí­a visto no era otro que el fantasma de su padre. Su relato continúa de la siguiente manera: «El padre de mi marido habí­a muerto hací­a catorce años: Habí­a sido oficial de la Marina en su juventud.»

El sentido de la aparición, le fue narrado, una semanas despuíés, a la señora P. por su marido, contándole a este respecto que habiendo atravesado por una crisis financiera, se propuso aceptar los consejos de un individuo que, si los hubiese llevado a cabo, le habrí­an costado la ruina. Gracias a la aparición de su padre se negó a prestar oí­dos a tan vil sujeto.

El último tipo de apariciones con el que cierra Tyrrell su clasificación, son los espectros o fantasmas que aparecen en el lugar que ocuparon en vida.


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Re: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« Respuesta #5 en: Julio 09, 2009, 10:20:57 pm »
Una Persistencia Inexplicable
 
El ejemplo que exponemos a continuación tambiíén ha sido tomado de las actas de la SPR:

Veamos el nuevo relato: La percipiente, su marido, su hijastra y dos hijos más pequeños viví­an con sus criados en una casa aislada que aún no hací­a veinte años que habí­a sido edificada: «Llevábamos tres semanas en ella –relata– cuando una mañana alrededor de las once, mientras yo practicaba en el piano del salón, tuve la siguiente experiencia: sentí­ de pronto la impresión de que una persona me estaba mirando a travíés de la rendija de las puertas plegables que estaban a mi izquierda; creyendo que serí­a un visitante, me levantíé y fui hacia el pasillo, pero no habí­a nadie y la puerta del vestí­bulo, que era de vidrio, estaba cerrada. Sólo alcancíé a ver la mitad superior de una figura que parecí­a ser la de un hombre de semblante pálido y cabello y bigotes negros. La aparición sólo duró uno o dos segundos, pero vi la cara tan claramente que aún podrí­a reconocerle aunque lo viera rodeado de gente. Me produjo una fuerte impresión. Era imposible que nadie se acercara a la casa sin ser visto no oí­do.»

«... Más adelante, alrededor de las 8:30 de una mañana del mes de agosto del mismo año, fui al salón para retirar algo del aparador; al darme la vuelta, alcancíé a ver la misma figura en el balcón, frente a las persianas, que estaban corridas. Tampoco ahora pude ver más que la parte superior de la figura, que parecí­a estar en una posición algo encorvada; esta vez la luz vení­a del vestí­bulo y del comedor, y no daba directamente en el balcón, pero me permití­a distinguir perfectamente el rostro y la expresión de los ojos... Dí­as más tarde, en ese mismo mes, estaba en el jardí­n jugando al criquet con mis hijos. Desde mi posición, próxima a la entrada, podí­a distinguir el interior de la casa a travíés de un pasillo y del vestí­bulo hasta la puerta de entrada. La puerta de la cocina se abrí­a a este pasillo. Vi claramente la misma cara que me observaba a hurtadillas desde la puerta de la cocina, sólo la mitad superior de la figura. Arrojíé el palo al suelo y corrí­ hacia la casa.

Una de las criadas habí­a salido y me di cuenta de que la otra estaba arriba, en su dormitorio. Algo más adelante, en ese mismo año, serí­an alrededor de las 20 horas cuando bajaba sola por la escalera, y en ese momento oí­ una voz que provení­a aparentemente del lugar en que se encontraban las habitaciones de mis hijos, cuya puerta estaba abierta. La voz decí­a claramente, en un tono profundo y pesaroso: "No puedo dar con ello." Entonces di un grito llamando a mis hijos, pero no obtuve respuesta, no me cabe la menor duda de que estaban dormidos. Mi hijastra, que estaba abajo, en el comedor, y con la puerta abierta, oyó tambiíén la voz, y creyendo que era yo quien hablaba, gritó: ¿que estás buscando? Ambas estábamos desconcertadas en extremo. Era absolutamente imposible que la voz perteneciera a ninguno de los moradores de la casa. Las criadas estaban en la cocina y mi marido habí­a salido. Algunos dí­as más tarde, mientras bajaba por la escalera, despuíés de oscurecer, sentí­ una fuerte palmada en la espalda. Me asustíé mucho, pero no me dañó. No habí­a nadie junto a mi; bajíé corriendo las escaleras y contíé lo ocurrido a mi marido y a mi hijastra. Esta confesó que habí­a tenido experiencias análogas, y la cara que habí­a visto era la misma que vi yo. Una vez, mientras jugaba con su hermano en el rellano de la escalera, se le ocurrió mirar hacia atrás por encima del hombro, y vio de nuevo a la misma cara. En ese mismo momento su hermano gritó: «Mira, hay un hombre en el rellano.»


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Re: EN LA FRONTERA DE DOS MUNDOS
« Respuesta #6 en: Julio 09, 2009, 10:21:42 pm »
Variedad Alucinante
Los fantasmas pueden presentarse visiblemente, es decir, pudiíéndose observar sus contornos e incluso el cuerpo entero del mismo, o bien parcialmente visibles, como a veces ocurrí­a en las sesiones experimentales con las míédiums de principio de siglo, en que dichas materializaciones fantasmales no quedaban del todo conformadas, observándose torsos, manos, caras, etc.

Tambiíén puede percibirse la presencia de un fantasma a pesar de que íéste no sea visible, bien porque toca al percipiente y íéste siente su contacto, o porque observamos movimiento de objetos, golpes, voces. La clasificación final quedarí­a, pues, de la siguiente forma:

A) Fantasmas visibles:

- Plenamente visibles.
- Parcialmente visibles.

B) Fantasmas invisibles.

C) Fantasmas de vivos.

D) Fantasmas de muertos.

E) Fantasmas con vida.

F) Fantasmas sin vida.

G) Fantasmas dependientes de una persona viva.

H) Fantasmas independientes, al parecer, de persona viva alguna.