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Autor Tema: Los nuevos empresarios: la crisis dispara el negocio propio como alternativa  (Leído 420 veces)

Zorro

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Los nuevos empresarios: la crisis dispara el negocio propio como alternativa
Jack y Suzy Welch / The New York

La recesión acabará en EEUU en algún momento de 2010. Desafortunadamente, es difí­cil ser más preciso. Por una parte, hay evidencias de que la economí­a no está empeorando y, como muchos han observado, unos cuantos brotes verdes están emergiendo de las ruinas de la crisis económica. Por la otra, los díéficits en el horizonte y las acciones propuestas por el Gobierno reducen nuestro optimismo acerca de la magnitud y ritmo de la recuperación. El pronóstico, entonces, tendrá que ser vago.

No obstante, podemos ser mucho más concretos acerca de pronosticar lo que las compañí­as pueden esperar cuando la economí­a finalmente mejore: un juego de contratación totalmente diferente. Cambiado y más duro.

Verá: esta recesión realmente ha afectado a la gente. La situación se desfondó tan rápidamente y afectó muy profundamente a mucha gente, sin que hubiera organizaciones indemnes y causando despidos en todas partes. Hace un año, un empleo en los negocios implicaba grandes promesas y una buena paga. Hoy, trabajar en los negocios es simplemente aterrador. Uno sencillamente ya no sabe quíé malas noticias le esperan cuando llega a trabajar por la mañana.

¿El resultado? Mucha gente ya no quiere trabajar para el lí­der. Quieren trabajar para ellos mismos, o para alguien que conozcan y en quien confí­en. Una especialista en mercadotecnia en Chicago me dijo recientemente: "Mi esposo fue despedido. Redujeron a la mitad mis horas de trabajo. En cuanto podamos levantar un poco la cabeza, vamos a poner nuestro propio negocio. No vamos a permitirnos nunca más ser vulnerables".

Y no es la única. Una oleada de emoción está recorriendo el paí­s. Ser empleado de alguien, dice ahora la gente, es estar sujeto a los caprichos de alguien.

Cambios contractuales
El efecto final de este fenómeno puede ser profundo. Cuando la economí­a se recupere muchas compañí­as, quizá por primera vez, tendrán que tratar con una lista de candidatos que no están particularmente emocionados por trabajar allí­. ¡Como si sobrevivir a la recesión no fuera un desafí­o suficiente!

Afortunadamente, las compañí­as pueden prepararse ahora para esta dinámica diferente en la contratación. Todo lo que tienen que hacer es dejar de actuar como grandes compañí­as -burocráticas e impersonales- y empezar a crear un ambiente que sea rápido y vibrante.

Trabajar en compañí­as pequeñas y tiene un lado positivo, y las empresas grandes tendrán que imitarlo. Los equipos deben ser más pequeños, las organizaciones más planas y los valores de franqueza, informalidad e innovación, una parte integral de la cultura.

La gente en toda la organización necesitará sentir que lo que dice realmente importa, independientemente de su jerarquí­a y tí­tulo. Y, quizá más importante, las empresas necesitarán entender que, cuando llegue la recuperación, muchos de sus empleados estrella dejarán de esperar que se les díé la autoridad para tomar decisiones o para ser promovidos por su buen desempeño. La alternativa -tener su propio negocio- tendrá mucho atractivo.

Ahora bien, no estamos diciendo que las grandes corporaciones no han tenido antes competencia en esta arena. En los años de bonanza de los 90, antes de que reventara la burbuja de las punto.com, los graduados en empresariales acudí­an al Silicon Valley en números sin precedentes. Las industrias prometedoras siempre atraen talento.

Pero la dinámica próxima no será una tendencia a corto plazo. Esta recesión ha dejado una cicatriz profunda en la psique de la fuerza laboral. Las recesiones previas parecí­an llegar más lentamente y los despidos ocurrí­an más gradualmente. Y las recesiones previas no dejaban a la gente culpando a las empresas, especialmente a las grandes corporaciones, por lo que salió mal en primer lugar.

Un futuro prometedor
Algo fundamental ha cambiado, y se verá en la forma en cómo elige la gente su siguiente trabajo. ¿Es eso algo malo? De hecho, puede ser lo opuesto.

Nuestra economí­a se verá estimulada si más gente se hace empresaria: si los propuestos incrementos en los impuestos sobre ganancias de capital no los agobian, esos empresarios serán un motor para la creación de empleo. Y las corporaciones sólo pueden mejorar si cambian en formas que atraigan a empleados con mentalidad empresarial. En la economí­a del futuro, velocidad, flexibilidad e innovación serán más cruciales que nunca.

Así­ que no, no puedo ser preciso acerca de cuándo terminará esta terrible recesión. Todo lo que sabemos es que ocurrirá finalmente y, entonces, los valientes nuevos empleados dominarán el dí­a a dí­a. Y sólo las valientes nuevas compañí­as los harán regresar a sus filas.



Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.