El rebote iniciado el martes tuvo continuidad anoche en Wall Street, que se recuperó de una caída que llegó a ser importante a media sesión influida por el nuevo desplome de China. Algo que ilusiona todavía más a los alcistas que piensan que, al igual que en todas las ocasiones anteriores, no habrá una corrección importante porque una caída como la del lunes es suficiente para que aparezca de nuevo dinero ávido por comprar.
Pero no hay que olvidar que esta vez -a diferencia de las anteriores- se han perforado soportes importantes y se han confirmado figuras bajistas con objetivos muy inferiores. Es decir, esta vez lo más probable es que sí haya una corrección, al menos del último tramo alcista iniciado en julio. Pero en el mercado nunca hay nada seguro.
El Dow Jones se anotó el 0,66% hasta 9.279 puntos y el S&P 500 subió el 0,69% hasta quedarse al filo de los 1.000 (996). El Nasdaq mejoró el 0,68%. Es posible que la remontada final de EEUU se traslade hoy a la apertura europea (que ayer cerró a la baja pese a recuperar bastante terreno por las caídas que sufría Nueva York en ese momento), aunque hace falta una subida más contundente en Wall Street para anular el escenario de corrección.
El gran culpable de la subida de ayer fue el petróleo, que se disparó el 5% hasta 72,42 dólares despuíés de conocerse una caída inesperada de los inventarios semanales. Esto fue interpretado como una señal de fortaleza de la recuperación y animó a la renta variable. Como es lógico, las grandes petroleras fueron las líderes de la subida del Dow Jones, con alzas en torno al 2% para Exxon y Chevron.
Los bonos subieron en precio pese al alza de la bolsa y del petróleo, y su rentabilidad bajó al 3,45%. Hoy jueves tendremos las peticiones semanales de subsidios de paro, que han cobrado una importancia inusitada en las últimas semanas. Tambiíén conoceremos el indicador adelantado y el índice de la Fed de Filadelfia, dos encuestas muy seguidas por el mercado porque anticipan la evolución futura de la economía.