Por más que la Reserva Federal y hasta el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama insistan en dar declaraciones halagí¼eñas sobre la recuperación económica del gigante norteamericano, las cifras y datos oficiales publicados contradicen sus declaraciones.
Al conocer que en julio se perdieron 247 000 empleos y la tasa bajo de 9,5 a 9,4 %, el presidente de la FED, Ben Bernanke dijo que la recesión podría estar llegando a su fin aunque la recuperación debería empezar gradualmente conforme progresa el año. Por su parte, Obama enfatizó que “lo peor puede haber pasado aunque todavía hay que subir una montaña muy empinadaâ€.
Y esa misma montaña apareció incólume en la segunda semana de agosto cuando se anunció que 558 000 personas solicitaron seguros de empleos y la cifra total de parados se elevó a 14,5 millones de estadounidenses.
Desde el inicio de la recesión en diciembre de 2007 hasta la fecha, en Estados Unidos se han perdido 6,8 millones de puestos de trabajo.
Como una espada de Damocles, en amplio desafío a las anteriores declaraciones, datos del Departamento de Comercio certificaron que el Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense cayó por cuarto trimestre consecutivo y se redujo 1,0 % a ritmo anual en el segundo trimestre de 2009.
El problema es grave pues es la primera ocasión desde que en 1947 se comenzaron a divulgar estas estadísticas, que la economía norteamericana padece cuatro trimestres consecutivos de contracción
Para continuar sumando calamidades, en los primeros diez meses de este año fiscal que finaliza en octubre, el díéficit federal llegó a 1,27 billones de dólares.
El Departamento del Tesoro añadió que el gobierno gastó 180 700 millones de dólares más de lo recaudado en julio, lo cual provocó la implantación de un nuevo record del díéficit fiscal.
La cifra representa más del triple de las píérdidas que se registraron en el mismo período de diez meses del 2008 cuando ascendieron a 454 800 millones de dólares y se espera que antes de finalizar el año se eleve hasta 1,84 billones.
Estos negativos números han sido impulsados por el enorme gasto militar para sostener las ocupaciones en Irak y Afganistán, el multimillonario rescate financiero federal otorgado a bancos y compañías en bancarrota, las quiebras hipotecarias y el aumento del desempleo que provocan la disminución en la recaudación de impuestos.
Pese a esos negativos resultados, la FED insiste en que “la economía se está nivelando†y por tanto mantendrá la tasa de interíés entre cero y 0,25 % para “ayudar a apuntalarlaâ€.
En el mismo lenguaje contradictorio, la Reserva Federal agregó que “el gasto familiar ha seguido mostrando signos de estabilización, pero continúa limitado por las actuales píérdidas de empleo, un crecimiento lento en los ingresos, una menor compra de viviendas y un críédito estrictoâ€.
Al parecer el lenguaje discordante ha proliferado dentro de la FED pues el organismo agregó que “los negocios han reducido la inversión fija y el personal, pero están logrando avances en cuanto a llevar las reservas en inventario a alinearse con las ventasâ€.
Mientras la Reserva Federal trata de defender los programas de estímulo económico que benefician a bancos, grandes compañías y a la clase social adinerada, por otra parte aparecen datos que ensombrecen al país más rico del mundo.
La organización Feeding America en un informe basado en datos del Departamento Federal de Agricultura (USDA) denunció que más de 12 millones de niños en el país están en riesgo de hambre. De estos, 3,5 millones o lo que es igual, uno de cada seis niños estadounidenses, ya la padecen.
El estudio, que abarca el último lustro, es el primero que se centra en el número de bebíés y niños que se alojan en hogares donde existe inseguridad alimentaria.
La Feeding America (Alimentar America) señala que el deterioro de la calidad de vida en los hogares de la clase trabajadora en ese período se nota en el aumento del índice de pobreza, desempleo, recortes salariales, píérdida de viviendas y las bancarrotas de los ciudadanos que les impiden obtener críéditos.
La situación se ha generalizado por el país y ningún Estado tiene menos de un 10 % de inseguridad alimentaria infantil. Entre los más afectados se hallan, Lousiana (24 %), California, Carolina del Norte, Ohio, Tennessee, Kentucky, Texas, Nuevo Míéxico, Kansas, Carolina del Sur y Arkansas.
A principios de 2008 la pobreza afectaba a 37 millones de estadounidenses y 49 millones no disponían de seguros míédicos. Ahora las desigualdades en el país continúan aumentando con el deterioro de la economía.
Según la USDA, 32 550 000 norteamericanos estaban inscritos en septiembre pasado para obtener vales de comida y la organización Food Research and Action Center estima que otros 16 millones que no la reciben, se encuentran en la misma categoría.
El país que tiene el mayor número de millonarias y cuenta con el PIB más alto del mundo con 14 billones de dólares, tambiíén posee cifras de personas pobres que solo pueden compararse con naciones pobres del Tercer Mundo.
Los datos indican que la crisis persiste en Estados Unidos y que aún no se ve la luz al final del camino.