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Autor Tema: EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:  (Leído 751 veces)

pharma

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EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:
« en: Septiembre 06, 2009, 09:06:04 pm »
La polí­tica es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir.

JACQUES BENIGNE BOSSUET, clíérigo francíés y escritor
ACABAR en Bruselas y Luxemburgo puede parecer, a la vista del ciudadano de a pie, una especie de destierro polí­tico o un puesto en el que concluir relajadamente una larga vida dedicada a los asuntos públicos. Un cementerio de elefantes en el que se premian los servicios prestados por ex ministros, ex directores generales y ex dirigentes. Allí­ ha acabado, por ejemplo, la ex ministra de Fomento, Magdalena ílvarez, el ex secretario general del PSOE en el Congreso. Ramón Jaúregui, o la ex mujer de Felipe González, Carmen Romero. Tambiíén muchos otros altos cargos de la era Aznar que se salvaron así­, en el año 2004, de la ardua tarea de hacer oposición desde la Carrera de San Jerónimo: Jaime Mayor Oreja, Pilar del Castillo, Marí­a Luisa Fernanda Rudi, Cristóbal Montoro, el ex portavoz popular en el Congreso,  Luis de Grandes, Ana Mato, Carlos Iturgaiz, Agustí­n Dí­az de Mera, ex director general de la policí­a entre 2002 y 2004.
Pero Europa no es un retiro cualquiera. Destino codiciado donde los haya, siempre ha llevado aparejado un estilo de vida muy cómodo. Lo reconocí­a, desde el anonimato, un eurodiputado del PP cuando Josíé Marí­a Aznar ganó sus primeras elecciones: «Si me hace alto cargo, salgo perdiendo económicamente». Y no es para menos. Un total de cincuenta y cuatro próceres patrios disfrutan, a partir de las elecciones, de cinco años en los que poder euroforrarse. Con viajes pagados en clase bussiness, almuerzos en los mejores restaurantes de las capitales europeas, con la posibilidad de euroenchufar a familiares y amigos y con condiciones ventajosas de cara a la jubilación. Uno de esos trabajos que a uno solo se le cruzan una vez en la vida, si hay suerte y tiene contactos. Para ellos, el cielo sí­ puede esperar.
Arrastran la fama de ser unos bon vivants de la polí­tica y, lo mejor de todo, pasan completamente inadvertidos del escrutinio diario de los medios de comunicación, por lo que su imagen no suele sufrir deterioro alguno ni verse involucrada en asuntos espinosos. Una situación que no solo afecta a los eurodiputados españoles: salvo honrosas excepciones, la picaresca se ha adueñado del parlamento europeo. Un informe interno de la Eurocámara, elaborado por Robert Galvin, un funcionario de auditoria, señaló como muchos parlamentarios han llevado un estilo de vida multimillonario abusando de las dietas y los fondos destinados al pago de los asistenes. Aún encima, muchos hacen novillos. Y eso que sólo se les exige dos dí­as por semana de dedicación (normalmente, de martes a jueves) para las reuniones de las comisiones y una sesión plenaria al mes.
El informe, nunca publicado por la Eurocámara pero sí­ filtrado al diario The Sunday Times, puso de manifiesto, para estupefacción de los británicos, poco amigos de todo lo europeo, como un diputado con pocos escrúpulos puede hacerse millonario en solo una legislatura. En las noventa y dos páginas de la auditoria se pusieron de manifiesto pagos irregulares a asistentes de los que no existí­a registro alguno o a empresas que no tení­an ninguna actividad conocida. Casos como el de un diputado que declaró haber pagado 182.000 libras a un sólo asistente que se sospecha era un familiar directo, o el de otro miembro de la cámara cuyos pagos a asistentes y ayudantes acabaron en una guarderí­a cuyo gerente era, curiosamente, un dirigente local de su partido.

Es la punta de un gran iceberg de las muchas corruptelas que durante años han sido la tónica dominante del parlamento de los veintisiete paí­ses de la Unión Europea. Un gran embrollo al que la eurocámara ha querido poner fin o, al menos, contener, con la aprobación del Estatuto del Eurodiputado. Un texto que entrara en vigor a partir de las elecciones de 2009 y que afecta, pero de que manera, a los eurodiputados españoles, que verán como su sueldo pasa, de la noche a la mañana, a ser el doble del hasta ahora recibido.

Tras varios años de negociaciones, la cámara aprobó, en junio de 2005, durante la presidencia del español Josep Borrell, el Estatuto del Diputado. Un texto que ha sido una reivindicación histórica de los parlamentarios y que, entre otras prebendas, estipula un sueldo base común para los 785 diputados de cerca de 7.666 euros. ¡Al mes! Siete sueldos de un joven «mileurista», nada menos.

Hasta ahora los miembros de la cámara han cobrado siempre, desde 1979, lo mismo que un diputado de su correspondiente parlamento nacional. Una situación que permití­a que los italianos recibiesen hasta doce mil euros al mes por el mismo trabajo que un español hada por unos tres mil. Las diferencias se han ido agravando mas aún en cuanto a la eurocámara han ido llegando representantes de los nuevos paí­ses miembros con salarios raquí­ticos, como los 840 euros que perciben mensualmente los representantes de Hungrí­a ya los que Budapest compensa, que remedio, con una in¬demnización de mas de tres mil euros al mes.

Muy a su pesar, a los italianos se les acaba el chollo. Pero, ¿Quíé hay de los nuestros? Muchos estarán frotándose las manos a la espera de saber si obtienen en las urnas el desinteresado respaldo de los ciudadanos. El nuevo «sueldazo» al que luego le llegarán las dietas y demás complementos será efectivo, en el caso de España, a partir de julio, en cuanto la nueva composición de la cámara comience a rodar.

Los veintisiete paí­ses tienen un perí­odo de dos legislaturas (diez años) para decidir en que momento empiezan a aplicar las nuevas condiciones. Todo hace pensar que los italianos apurarán al máximo y esperarán hasta 2019. Nuestro paí­s, sin embargo, lo hará ya en 2009. «Extraoficialmente sabemos que será a partir de julio, falta sólo la carta en la que España lo diga», señala Alejo Vidal Cuadras, europarlamentario del PP.

Gran sueldo, pequeño trabajo. Así­ las cosas, los eurodiputados, muchos de ellos completamente desconocidos para los ciudadanos, cobraran mas que, por ejemplo, el presidente Zapatero, cuyos 89.303 euros anuales se dividen en doce mensualidades de algo más de 7.400 euros. Y un poquito menos que el lí­der de la oposición, Mariano Rajoy, quien reconoció, tras pasar por el programa «Tengo una pregunta para usted... », que recibí­a «unos ocho mil euros al mes», tres mil por su escaño en el Congreso y otros cinco mil del partido.
«Veremos cómo reaccionan los diputados españoles en las Cortes, al ver que los que estamos aquí­ ganaremos mas; esperemos que lo comprendan», señalaba un eurodiputado español en 1997, cuando ya se empezaba a discutir sobre la necesidad de un sueldo común de, entonces, 1,7 millones de pesetas al mes el ex presidente de la Eurocámara, Josíé Marí­a Gil Robles, propuso esa cifra porque era «la equivalente a los 136.000 dólares anuales que ganan los miembros del Congreso de los Estados Unidos, y no veo por que deberí­an ingresar una cantidad distinta los miembros del Parlamento Europeo», señalaba al diario El Mundo.
Sea como fuere, las elecciones de 2009 deberán marcar un punto y aparte en la historia de la institución. La entrada en vigor del Estatuto acabará, según los analistas, con la picaresca y los polí­ticos sin escrúpulos que durante años se han ido lucrando y llenando los bolsillos a su paso por Bruselas. Todo porque la cámara, muy generosa, ha establecido a lo largo de los años un sistema de dietas y gastos que permití­a a los diputados con menos sueldo redondear sus ganancias. Sobra decir que los privilegios han servido a muchos para enriquecerse a su paso por la cámara. Pero tambiíén muchos partidos exigí­an su parte como forma de financiación indirecta. El Partido Popular, por ejemplo, obligaba a sus diputados a destinar parte de sus asignaciones a la Fundación para los Análisis y los Estudios Sociales (FAES) y el PSOE a centralizar parte de los sueldos en una cuenta del partido. El Tribunal de Cuentas constató en su dí­a príéstamos irregulares del grupo parlamentario socialista en la Eurocámara a Ferraz.





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Re: EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:
« Respuesta #1 en: Septiembre 06, 2009, 09:19:46 pm »
Gastos de viaje

Los viajes de ida y vuelta en avión han sido otro de los pecados capitales de sus señorí­as. Movidos por la codicia, muchos eurodiputados han logrado enormes beneficios por cada uno de sus viajes. Algunos han llegado a ingresar el triple de lo gastado en sus desplazamientos. El nuevo Estatuto pone tambiíén fin a estas prácticas que rayan la corruptela y que han sido el pan de cada dí­a de los eurodiputados. En adelante «solo se abonará el gasto real efectuado en cada viaje».
Los eurodiputados viven, en su mayorí­a, en sus paí­ses de origen, y el Parlamento les recompensa muy generosamente con una cantidad fija que equivale al viaje a Bruselas o Estrasburgo en tarifa business. Se usa la tarifa mas cara porque se intenta hacer el viaje lo mas cómodo posible a aquellos parlamentarios que viven mas lejos. No se considera justo tampoco pagar a unos una tarifa y a otros otra. Sin embargo, es poco habitual ver a los diputados de cualquier paí­s volando en clase preferente.
Como en otras partidas, la cámara nunca ha revisado en que categorí­a vuelan finalmente sus miembros. Hace años ni siquiera hací­a falta presentar un justificante de que se habí­a viajado en avión, y desde 1997 bastaba sólo con mostrar una tarjeta de embarque. En el caso de los españoles, cada diputado recibe 1.928 por cada viaje de ida y vuelta. Basta con echar un vistazo a las ofertas de Iberia y de otras compañí­as aíéreas para comprobar que se puede volar por mucho menos dinero, incluso a precios low cost. «Lo normal es que uno pueda embolsarse al menos 1.500 euros por viaje a la semana», reconocí­a en privado un eurodiputado español al diario El Mundo.
El Parlamento tambiíén paga un generoso kilometraje en función de la distancia recorrida o 1o lejos que viva cada parlamentario si el viaje se hace en tren o coche. Hasta setenta y tres cíéntimos por kilómetro durante los primeros quinientos kilómetros y cincuenta y tres cíéntimos a partir de quinientos. Eso ha dado lugar a otras triquiñuelas como la que protagonizó en 1996 el popular Antonio González Trevijano al solicitar un cambio de domicilio a Canarias para duplicar así­ sus ingresos. Además, y por si todo esto fuera poco, los eurodiputados reciben cada año hasta 3.754 euros adicionales para que impartan, por ejemplo, conferencias en distintas ciudades del mundo.

Otros gastos

Mas de tres mil euros mensuales para comprar material de oficina, telíéfono o la compra de equipos informáticos ... El reembolso de todos los gastos en los que incurra su señorí­a en el ejercicio de su mandato (lo que se sigue haciendo a tanto alzado y sin un control exacto), derecho a oficina y al uso de los vehí­culos oficiales del Parlamento y la posibilidad de jubilarse a los sesenta y tres años con una pensión máxima de 4.900 euros al mes complementaria con cualquier otro derecho de jubilación. Y además, una indemnización equivalente a un sueldo mensual por un periodo de dos años para todo aquel que no repita en su escaño. Casi nada.
No es la primera vez que la prensa u otras instituciones de la Unión Europea sacan los colores a la única institución comunitaria elegida directamente por los ciudadanos. En 1997 el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ya llamó la atención sobre el descontrol que existí­a en los gastos de la cámara. Se calculó entonces que cada eurodiputado gastó hasta treinta y ocho millones de pesetas sin justificar. Cerca de 2,5 millones de pesetas al mes sólo como «sobresueldos». Y según los inspectores de dicho organismo, desde l990 se habí­an repartido entre sus señorí­as un total de 146.000 millones de pesetas sin exigir tampoco ningún tipo de justificación que acreditase sus viajes, los contratos de sus asistentes o sus gastos diarios. «Los controles son deficientes, las ayudas no reflejan los costes reales y pueden haber dado lugar a un uso inapropiado», alertaba el Tribunal. Sólo a partir de la presidencia de Josíé Marí­a Gil Robles se empezaron a corregir tí­midamente los desmanes de la Eurocámara.
Tambiíén en ese año los eurodiputados rechazaron tener que justificar todos sus gastos. Entonces, el eurodiputado socialista belga Philippe de Coene propuso, sin ningún íéxito, que sus compañeros cobrasen gastos «exclusivamente sobre los costes realmente realizados, justificados con los debidos comprobantes». Lo que serí­a normal en cualquier empresa privada recibió 250 votos en contra, 90 votos a favor y 10 abstenciones. En el pleno solo habí­a 353 diputados de los 626 que componí­an la Eurocámara entonces. Sólo dos españoles, el peneuvista Josu Jon Imaz y la socialista Carmen Dí­az de Rivera, estuvieron a favor de la medida. Los demás justificaron su negativa en que era prematuro «introducir nuevas formas de control cuando aún no todos los eurodiputados cobran lo mismo».
Aún con todo, la Eurocámara sigue padeciendo, al igual que ocurre en España con los miembros de las Cortes, un alto in dice de absentismo. Sesiones a medio gas y escaños vací­os que no hacen sino irritar aún mas a quienes en estos tiempos de crisis ven como sus supuestos representantes ponen la mano y el cazo, eso sí­, a la hora de cobrar.
Hay quien ha pensado incluso, faltarí­a mas, que una forma de acabar con esta lacra es fomentando las actividades deportivas de sus señorí­as. Es decir, poner a punto el gimnasio del Parlamento para que los diputados pasen allí­ las horas sudando la gota gorda y ya de paso se dignen a dejarse ver por las reuniones de trabajo. El complejo que compone el Europarlamento en Bruselas es como una pequeña ciudad en la que no falta de nada: tres bancos, una oficina de correos, una peluquerí­a, una oficina de turismo, tiendas, restaurantes y el propio gimnasio de 1.375 metros cuadrados que, según varios diputados «está en muy malas condiciones» y necesita ser reformado.
Así­ lo han propuesto varios parlamentarios al incluir en el Presupuesto del Parlamento Europeo la renovación de las instalaciones en las que se ha pensado incluir novedades como un aquagym con un área spa y espacios chill-out con sillones de masaje. El coste total: más de tres millones de euros que incluirí­an los gastos de personal, infraestructura sanitaria y de seguridad. Y por si alguien lo pensaba, el vicepresidente del Parlamento, Gerard Honesta, de Los Verdes, insiste en que la propuesta «nada tiene que ver con el lujo» y ayudará a ahorrar dinero, ya que reducirá el absentismo laboral hasta un treinta por ciento. «No se trata de instalaciones deportivas sólo para diputados, sino que están abiertas a todos los trabajadores de la institución, asistentes y becarios», defiende.
Es la otra cara de las elecciones europeas. La vida a todo tren de unos eurodiputados que trabajan a 1.500 kilómetros de España rodeados de todo tipo de comodidades, alejados del control diario que en sus paí­ses de origen ejercen los medios de comunicación y con una tarea desconocida para el común de los ciudadanos.
Absentismo, derroche, triquiñuelas, picaresca ... Un cóctel de malas prácticas que ha dañado muy seriamente la imagen de los eurodiputados, aunque a muchos su reputación no parezca preocuparles demasiado. Recientemente la televisión alemana RTL volví­a a poner al descubierto la tranquilidad con que sus señorí­as cobran por trabajos que no hacen. Un reportero visitaba las instalaciones de la Eurocámara un viernes par la mañana para constatar como muchos diputados llegaban a las siete de la mañana, firmaban en los partes de asistencia y desaparecí­an cinco minutos despuíés con sus maletas en la mano. En las imágenes se podí­a apreciar una larga fila de eurodiputados charlando mientras hací­an cola para firmar con sus equipajes en la mano.
Es el juego de los «euromillones». Un puestazo en Europa que reporta, a los faltos de escrúpulos y de íética, unas ganancias superiores a las del presidente del Gobierno. Piíénseselo dos veces antes de votar la próxima vez.

pharma

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Re: EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:
« Respuesta #2 en: Septiembre 06, 2009, 09:25:11 pm »
Es la segunda parte del artí­culo de portada Quinto, "El precio del poder".
Quinto prometió una segunda entrega sobre los eurodiputados, como el primero, está sacado del libro "EL NEGOCIO DEL PODER", sus autores son Federico Quevedo y Daniel Forcada.
En este caso no puedo subirlo a la portada por su longitud... Incluso lo he tenido que fragmentar en dos para el foro, puesto que no me dejaba en un mensaje sólo, al pasar de 20.000 caracteres.
Como el primero, merece una detenida lectura, menudos pájaros que nos gobiernan.
« Última modificación: Septiembre 07, 2009, 12:56:40 am por pharma »

Orpheo

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Re: EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:
« Respuesta #3 en: Septiembre 06, 2009, 10:30:52 pm »
Es la lacra de la sociedad actual, ni el paro, ni la crisis, ni leches fritas... los polí­ticos. Yo acababa con todos por decreto. Chusma ¡¡  :016:
En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.

Argus

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Re: EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:
« Respuesta #4 en: Septiembre 06, 2009, 11:11:06 pm »
Es la lacra de la sociedad actual, ni el paro, ni la crisis, ni leches fritas... los polí­ticos. Yo acababa con todos por decreto. Chusma ¡¡  :016:

No te lo tomes a mal Orpheo, pero a mi ya no me hace nada, pero que nada de gracia.

Será la crisis que me esta quemando, no síé............................

Y yo acababa por la via rapida, y como poco, cortarí­a lenguas y mudos de por vida.

Un saludo.




Potto

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Re: EL JUEGO DE LOS EUROMILLONES:
« Respuesta #5 en: Septiembre 07, 2009, 09:08:05 am »
Es la lacra de la sociedad actual, ni el paro, ni la crisis, ni leches fritas... los polí­ticos. Yo acababa con todos por decreto. Chusma ¡¡  :016:
Y quiíén harí­a el decreto??? :016: :016: