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Autor Tema: La fiesta de las renovables cuesta 300 euros por español  (Leído 391 veces)

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La fiesta de las renovables cuesta 300 euros por español
« en: Octubre 09, 2009, 05:55:09 pm »
La fiesta de las renovables cuesta 300 euros por español

Publicado en Expansión por Miguel í. Patiño

En el sector energíético todo está interconectado. no se puede mover una pieza sin descomponer todo el puzzle. Cada cierto tiempo, hay que rehacer el rompecabezas, porque algo lo deshace: las nucleares, el carbón y, ahora, las renovables.

El embrollo generado por la enmienda introducida en el Senado a iniciativa de CiU en la regulación de renovables que hací­a el Real Decreto Ley 6/2009 es sólo la punta del iceberg del laberinto en el que se ha convertido el sector energíético en los últimos meses. Para entenderlo, hay que tener claras dos ideas. Una: en el sector elíéctrico todo está imbricado (no se puede tocar un palillo sin que afecte a todos los demás). Y dos: hay muchos palillos (empresas -más grandes y más pequeñas-, gobiernos autonómicos, Gobierno central, asociaciones, patronales) y cada uno tiene sus intereses, que no siempre coinciden. A partir de ahí­, todo lo demás.

La madre de todos los problemas
En el sector elíéctrico español hay un gran problema, que condiciona todo lo demás. Las tarifas elíéctricas que pagan los usuarios están por debajo de lo que cuesta generar y distribuir la luz.

El agujero negro se lo traga todo
Ese agujero negro del díéficit de tarifa ha sumado 14.000 millones de euros a lo largo de los últimos años. Pero el mayor problema no es como se cubre (con pequeños recargos en la factura de la luz a lo largo de 15 años), sino cómo se genera. En eso, las energí­as renovables empiezan a tener mucha culpa. Todos los costes del sistema pueden rondar este año los 30.000 millones de euros, de los que 5.000 millones, o incluso más, podrí­an ser primas a las renovables.

El agujero, en realidad, es verde
La gran mayorí­a de los españoles aprueba las energí­as renovables. Desde el punto de vista ecológico son irrefutables. Pero los ciudadanos, en gran parte, no saben que tienen un sobrecoste que terminan pagando ellos. La electricidad que generan las renovables se paga por encima de lo que cuesta producir la luz con otras tecnologí­as. Estas primas terminan en el recibo de la luz. Gran parte del agujero del díéficit de tarifa viene ahora de las primas.

12.000 millones, suma y sigue
Entre 2004 y 2008 se han pagado 9.875 millones de euros en primas a las renovables. Es una media de 246 euros por ciudadano. Como cada vez hay más renovables (en ese periodo se han más que duplicado, hasta los 21.900 megavatios actuales), la factura verde cada vez es mayor.
En lo que va de este año, las primas ya han superado los 3.000 millones. Es decir, entre 2004 y lo que va de 2009 se acumulan 12.900 millones de euros, aproximadamente un desembolso medio de más de 300 euros por ciudadano al año. La especulación como negocio
Nadie discute que una tecnologí­a incipiente necesita ayuda en sus comienzos. De ahí­ las primas, que han cubierto ese papel, y sin las cuales hoy serí­a imposible ver funcionando los más de 21.000 megavatios de energí­a renovable que existen en España, de los cuales más de 16.000 son eólicos, que han situado a España como potencia mundial. La pregunta es hasta donde tienen que llegar las subvenciones. La rentabilidad de las primas ha terminado creando una burbuja especulativa en torno a las renovables, y la entrada en masa de proyectos cortoplacistas puramente financieros, ajenos a las elíéctricas, o a grupos con vocación de permanencia. Hay proyectos que no han llegado a instalarse, pero ya tení­an licencia, que ha sido revendida a un millón de euros el megavatio.

Una crisis que lo barre todo
La crisis económica en España, y con ella la caí­da del consumo elíéctrico (un 5% en lo que va de año), ha introducido otro problema. Ahora, no se necesitan tantos megavatios de generación elíéctrica. Como las renovables tienen preferencia, esto ha expulsado del sistema de generación a otras centrales, entre ellas, las de carbón.

Mineros en armas
Como las centrales tíérmicas no consumen carbón, las producción de las minas nacionales se amontona. El sector minero está en peligro. Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero, presidente del Gobierno, originario de León (baluarte de la cuenca minera Astur-leonesa), quiere salvarlo. Entre otras cosas, para evitar revueltas laborales en un sector proclive a ello. Las grandes elíéctricas piden compensaciones para seguir quemando carbón nacional. Negocian lo que se ha bautizado como pagos por capacidad.

Todo no cabe en el sistema elíéctrico
Estos pagos serí­an al carbón el equivalente de las primas a las renovables. Pero si además de las primas, a los costes elíéctricos se les cuelgan los costes por salvar el carbón nacional, el sistema no lo soporta (o los usuarios en sus recibos). Además, si se ayuda al carbón, hay que hacer lo propio con el gas, porque si no, las centrales de ciclo combinado quedarí­an expulsadas del sistema por no ser competitivas frente a otras tecnologí­as subvencionadas.

Consenso en el fondo, no en la forma
Todo el mundo está de acuerdo en racionalizar las primas de las renovables. El problema es como realizar el tránsito (polí­tico y empresarial) hacia un sistema más restrictivo. A nadie le gusta ajustarse el cinturón. Es aquí­ donde Industria lleva meses buscando soluciones, bajo la idea, compartida por las grandes empresas y los proyectos más sólidos, de expulsar del mercado a los especuladores y establecer un crecimiento ordenado.

Preámbulos tormentosos
Lo que está ocurriendo con las renovables en su conjunto pasó inicialmente con las fotovoltaicas. í‰stas, que cobran una media de 46 cíéntimos el kilovatio/hora producido, frente a 8 cíéntimos de las eólicas, fueron las primeras en sufrir la burbuja. Pasaron de 550 megavatios instalados en 2007 a 2.900 en 2008. Industria creó una legislación especí­fica, con cuotas anuales y menos primas, para las fotovoltaicas. El pre-registro creado por Industria para el resto de las renovables tambiíén iba encaminado a frenar la burbuja del resto de tecnologí­as, pero no ha conseguido frenar el tsunami. Más bien, ha amplificado el caos.

El mundo ideal
El problema no es sólo cuántas primas se otorgan a las renovables, sino cuántos megavatios de energí­a limpia tiene que haber en España. Ese mundo ideal trata de trazarse en el plan de energí­as renovables donde el Gobierno marca objetivos, en consonancia con Europa. Ahora está vigente el plan 2005-2010.
La alarma saltó cuando se vio que la burbuja habí­a hecho que los objetivos se superaran con años de antelación. En fotovoltaicas, el objetivo era terminar el año 2010 con 400 MW. Ahora hay más de 3.400 MW instalados. En termoelíéctrica, el objetivo eran 500 MW, y al pre-registro acudieron 4.400 MW. En eólica, el objetivo eran 20.155 MW (ya hay más de 16.000 y habí­an acudido 11.000 a inscribirse).

Otro plan
Con la enmienda introducida por CiU en el Senado, que previsiblemente será aprobada por el Congreso, se pondrá un primer freno al sector. Las comunidades autónomas seguirán dando megavatios, hasta que lleguen al 100% de los objetivos del plan 2005-2010. El Gobierno tendrá tres meses para elaborar una nueva legislación sobre renovables, más restrictiva. Todo aquel megavatio que quede fuera de los objetivos 2005-2010 pasará a la nueva legislación. Si íésta no está disponible, operará a precios del mercado mayorista de electricidad. Luego cobrarí­a las nuevas primas, que aunque más bajas, seguirán siendo primas. En paralelo, el Gobierno establecerá nuevos objetivos de renovables (plan 2011-2020). Se baraja llegar a 58.000 MW, de los que 44.000 serí­an eólicos.


Estoy inmerso en la nueva fiebre del oro.