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Autor Tema: Objetivo España: los especuladores internacionales atacan de nuevo  (Leído 432 veces)

Zorro

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Objetivo España: los especuladores internacionales atacan de nuevo

Agencias

Fuego abierto contra los mercados españoles. Las bolsas y la prima de riesgo han sufrido un duro castigo auspiciado por la debilidad de las finanzas públicas. Aunque la presa perseguida puede ser otra: la eurozona.

Han vuelto. Mejor dicho, nunca se habí­an ido. Lo que ocurre es que en la mayorí­a de las ocasiones pasan desapercibidos. Pero siempre están ahí­, al acecho. Pendientes de encontrar el hueco que les conduce a la oportunidad. A la rentabilidad. Se trata de los especuladores. Para unos son los maestros del mercado. Los que lo lubrican al vender cuando todos compran y comprar cuando todos venden; los que ponen a los precios en su sitio. Para otros, unos destructores. Los carroñeros que se precipitan sobre la presa cuando íésta flaquea y se benefician de los males ajenos. O como los definió Gregory Millman en el libro que los tení­a como protagonistas, titulado Especuladores internacionales: los nuevos vándalos.

Su mano, tantas veces invisible, se ha visualizado esta semana en España. Unos han atacado por la renta variable. Otros lo han hecho por el flanco de la deuda pública y los seguros contra el impago de la deuda (CDS). E incluso por los dos frentes a la vez. Su rastro se ha seguido por el reguero de consecuencias dejado. En los parquíés, el Ibex 35 ha bajado un 7,7 por ciento en el conjunto de las cinco últimas jornadas, el peor balance semanal desde marzo de 2009 y un descenso que eleva las píérdidas en lo que va de año hasta el 15,4 por ciento. Además, semejante caí­da le ha devuelto a los 10.103,3 puntos, su nivel inferior desde julio. El castigo, además, ha sido indiscriminado, aunque los bancos se han llevado la peor parte: BBVA, Santander, Popular y Sabadell han retrocedido más de un 10 por ciento en la semana.

Pero la desconfianza ha ido más allá. Se ha reflejado en la prima de riesgo que supone la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años. Ayer creció hasta los 103 puntos básicos -ó 1,03 puntos porcentuales-, la brecha más amplia desde febrero de 2009. Y el CDS de España llegó a alcanzar los 183 puntos básicos en la mañana de ayer, el nivel más alto de la historia, para moderarse luego hasta una zona situada entre los 160 y los 170 puntos.

Reparto de culpas
"No hay duda. Tras una oleada así­ se encuentran los hedge funds -fondos de inversión libre- y los grandes bancos. Han visto que España es una oportunidad y se han abalanzado", reconoce una operadora de renta fija. La maquinaria de la especulación girando de nuevo. Y con la debilidad de las cuentas públicas españolas como combustible.

No es casual que el ataque se haya producido despuíés de que la semana pasada se conociese que, durante 2009, el díéficit acumulado por las Administraciones públicas alcanzó una cifra equivalente al 11,4 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). En el mismo momento en el que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, anunció estas cifras, reconoció que habí­a que reaccionar "rápidamente". El Gobierno lo hizo en un principio, al comunicar un plan de recorte del gasto público de 50.000 millones hasta 2013 y abrir el debate de las pensiones. Pero las dudas manifestadas esta semana por el Ejecutivo sobre la reforma de las pensiones y el mercado laboral han convulsionado la situación.

Y en este rí­o revuelto, los especuladores han pescado -y ganado- a su antojo. ¿Cómo? "Los inversores están vendiendo deuda pública española y comprando los CDS. De esta forma, incentivan más aún las caí­das de la renta fija", comenta Miguel íngel Bernal, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). La otra opción, en las bolsas, ha consistido en operar a príéstamo para beneficiarse de las caí­das. La primera maniobra ha disparado la prima de riesgo de España y la segunda ha nutrido el descenso de las cotizaciones, en un proceso que ha retroalimentado la desconfianza. Y que, por supuesto, ha lucrado a sus autores. "Ha habido inversores que han comenzado vendiendo cuanto podí­an para generar incertidumbre y que luego, cuando el pánico aparecí­a, volví­an a comprar más barato. Así­, una y otra vez, causando la volatilidad que les conviene", manifiestan fuentes del mercado.

De este modo, el hambre, proporcionado por el díéficit público y la debilidad económica de España, se ha juntado con las ganas de comer de unos inversores ávidos de ganancias y... de ambiciones mayores.

Pieza mayor
Porque España, como antes Grecia y tambiíén Portugal, puede ser la llave hacia una presa mayor: la eurozona. "Grecia no es suficiente. Pero España sí­, y desde centros financieros como el de Londres hay lobbies muy interesados en romper el euro y en que entidades como Santander no sigan ganando cuota de mercado", asegura un economista que prefiere permanecer en el anonimato. "España es suficientemente grande como para hacer daño a la eurozona, pero suficientemente pequeño como para ser atacada sin necesidad de contar con demasiado dinero", añade. "Parece un ataque contra la eurozona más que contra el euro, que está teniendo íéxito gracias al runrún de rumores, falacias, profetas de las profecí­as autoverificadas, indecisión de los gobiernos, etcíétera", expresa Juan Ignacio Crespo, de Thomson-Reuters. Por el momento, el euro se depreció ayer hasta los 1,3595 dólares, su cambio más bajo desde mayo, y ya cae un 5 por ciento en 2010.

Como telón de fondo, una vez más, las dudas generadas en la región. Un cebo perfecto para atraer inversores. "Sigo pensando que ha sido un error prolongar la presión sobre Grecia, dando la sensación de que estaba sola en el ajuste. Dio tiempo a los inversores a meditar (y a preocuparse) sobre la posibilidad de crisis de la deuda en otros paí­ses. Al mismo tiempo que descubrieron las deficiencias de la región en tíérminos de convergencia fiscal y mecanismos de disciplina en caso de que esta convergencia falle", argumenta Josíé Luis Martí­nez Campuzano, estratega de Citi en España.

Defensa sutil
En medio de esta incertidumbre, las autoridades polí­ticas han manifestado su malestar. Grecia y Portugal ya han alzado su voz contra los especuladores. Y ayer fue el turno de España, a travíés del presidente, Josíé Luis Rodrí­guez Zapatero, y de la vicepresidenta, Marí­a Teresa Fernández de la Vega, quienes culparon a un "movimiento especulativo" del castigo sufrido esta semana. Como sostiene en su libro Gregory Millman, "es una mala señal". Supone un desafí­o, algo que ya ocurrió en el ataque contra la libra de 1992, que acabó con los huesos de la divisa británica fuera de la Europa del euro. "Cuanto más alto proclamaban los responsables que sus monedas eran sólidas, más seguros podí­an estar los especuladores de que estaban al borde de la devaluación", relata el autor.

La defensa, por tanto, pasa por un ataque silencioso y sutil. A muy corto plazo, con un cortafuegos por parte de las autoridades. "Los gobiernos de la eurozona saliendo juntos a la palestra y enviando mensajes de firmeza: no se va a dejar caer a ningún paí­s y todos van a aplicar rigor fiscal. Y el Banco Central Europeo (BCE) comprando masivamente deuda y bolsa para cebar el cambio de dirección", recomienda Juan Ignacio Crespo. Y en paralelo, con actuaciones decididas y creí­bles para recomponer las finanzas públicas, un medio preciso para restañar la confianza. "Hacen falta medidas para reducir el díéficit y reformas para reestructurar la economí­a", reclama Teresa Gimeno, de Banif.


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