El gobierno de Sarkozy recortará los derechos de 300 mil inmigrantes irregulares y acelerará la repatriación. Crearán "zonas de espera" para retener a los inmigrantes sin papeles mientras se decide quíé hacer con ellos.
El Gobierno de Nicolas Sarkozy recortará los derechos de los 300 mil inmigrantes irregulares que hay en Francia y acelerará los procesos de repatriación.
El ministro de Inmigración e Identidad Nacional, Eric Besson, presentará al Consejo de Ministros, a lo largo de marzo, un anteproyecto de ley que prevíé, entre otras medidas, la posibilidad de que existan, donde la autoridad lo requiera, "zonas de espera" como las que hay en las fronteras de los aeropuertos, esto es, lugares especiales donde la policía puede retener a los inmigrantes sin papeles mientras se decide quíé hacer con ellos.
El Gobierno francíés considera que íésta es la manera de luchar contra "grandes e inesperadas afluencias de inmigrantes" a su territorio.
En Francia, un inmigrante sin papeles al que la Administración le remitió una orden de expulsión cuenta con un mes para elaborar un recurso que impida su devolución al país de origen; cuando este anteproyecto de Besson entre en vigor, ese plazo se verá reducido a sólo 48 horas.
Además, el Gobierno francíés prevíé prohibir el retorno a Francia por un plazo de tres años a los inmigrantes irregulares que sean encontrados en territorio galo.
Este plazo podrá elevarse dos años más si el inmigrante expulsado no cumple la prohibición o se niega a irse.
Las iniciativas contenidas en el anteproyecto de ley, revelado ayer por el periódico Le Monde, ya desataron las primeras críticas.
"Este proyecto hace que los extranjeros se conviertan en una excepción en materia de derechos", aseguró en el citado diario, Stíéphane Maugendre, presidente del Grupo de Apoyo e Información a los Inmigrantes.