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Autor Tema: Los Maestros  (Leído 1365 veces)

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Los Maestros
« en: Mayo 26, 2010, 07:19:56 pm »
LOS MAESTROS
Existen hoy, viviendo en sus cuerpos fí­sicos, hombres y mujeres semejantes a los “Salvadores
del Mundo”, cuyas atmósferas contienen átomos que resisten las impresiones de esta
tierra. Si pudiíéramos ponernos en contacto con sus vestiduras o Shekinahs, podrí­amos acelerar
el desenvolvimiento de algunas de nuestras estructuras atómicas. Asimismo, trabajando en
silencio y desconocidos, existen grupos de personas unidas a su propia energí­a interior. Estas
atraen a muchos que desean ponerse bajo su dirección.
Tales personas se encuentran en la parte occidental de Europa, lo mismo que en el
Oriente, y trabajan en sus respectivas secciones. Envueltos en la atmósfera de tales Seres, podemos
despertar mucho que está latente en nosotros. En el Occidente, algunos de ellos han
dedicado su entera existencia a responder al llamado y necesidad de la humanidad, y ayudar a
íésta a relacionarse con sus perdidas posesiones internas.
Poco nos damos cuenta de lo que ocurre en el mundo. Dejamos que las cosas sigan
su curso y, solamente en momentos de gran malestar, invocamos a la Realidad. Nuestros
pensamientos vuelven al pasado, a los dí­as en que viví­an grandes Iniciados y profetas;
no nos damos cuenta de que íéstos todaví­a viven en medio de nosotros, aunque rara vez
reconocidos.
Se ha escrito mucha literatura ocultista sobre este tema; pero la consideramos como parte
de un mundo imaginario, para tener visiones exaltadas y para idealizar tan grandes Seres.
En la actualidad, viven entre nosotros treinta y seis de tales hombres, los cuales han alcanzado
una conciencia de alto grado, aunque varí­an en capacidad receptiva, en relación a su Intimo y
Realidad. Si tales hombres se descubrieran ante el mundo, serí­an crucificados por las mismas
fuerzas, a las cuales tratan de ayudar.
La apariencia personal de estos Maestros varí­a grandemente. Se nos ha dicho cual es su
supuesta apariencia, y algunas sociedades venden retratos idealizados para que los estudiantes
mediten sobre ellos. Pero los idealistas, con frecuencia, cometen graves errores y, si se dijera
la verdad, la gente quedarí­a grandemente sorprendida.
Fuera de su cuerpo, el Maestro aparece tal como desea; pero en su cuerpo fí­sico es semejante
a los habitantes de su paí­s. Recuerdo muy bien mi sorpresa cuando encontríé, por primera
vez a mi Maestro; así­ como la alegre carcajada con que me obsequió y el placer con que
comí­a un bizcocho con un helado. Mi ideal de un Maestro se vino abajo, sin embargo, cuando
uno se entera y empieza a comprender la gran obra que ha desarrollado en Estados Unidos para
establecer cordiales relaciones industriales entre el capital y el trabajo, uno se da cuenta de
cuán grande es El. Me dijo: “Hoy uno ha de trabajar desde la cumbre hacia abajo, desde la
causa de las cosas, si quiere ayudar a la humanidad; no desde abajo hacia arriba, como hizo el
Maestro Jesús”. A lo que agregó: “Mantíén tus pies en el suelo; vive en el mundo; siente sus
actividades y conviíértete en su instrumento. De esta manera puedes ayudar a la humanidad e
iluminarla”.
Agradecemos al Editor de The Occult Review por su bondad al permitirnos reproducir porciones
de un artí­culo, titulado “Maestros e Instructores”.
Esta es la razón de que se haya de tener un cuerpo fuerte; es el escalón para ascender a la
Realidad más grande. Adquiere conocimientos; ve a donde la sabidurí­a se encuentra. No medites
en el camino. El Oriente es el Oriente, y construir con material diferente del propio, es
destruir lo que has edificado como tus cimientos. Los Maestros se unen para decir: “Donde tu
alma estíé plantada, da nacimiento, tambiíén, a otras almas. La semilla está sembrada en la tierra,
no la destruyas con semillas de otras tierras”. Con frecuencia, hemos observado que, los
instructores de Oriente que vienen al Occidente, pierden, al parecer, la transparencia de su atmósfera,
y quedan sujetos a su nuevo medio ambiente.



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Re: Los Maestros
« Respuesta #1 en: Mayo 26, 2010, 07:20:31 pm »
Nunca se me ha dicho que me dirija a alguno de estos grandes Iniciados con el tí­tulo de
Maestro. “Nosotros no somos nada, la obra lo es todo”, fuíé la contestación de un Maestro, al
preguntarle cómo debí­a dirigirme a íél; y al mirarme y tenderme su mano agregó: “Llámame
amigo”. Con esta contestación, una gran corriente de energí­a me invadió, y sentí­ que mi verdadera
obra habí­a quedado grabada en mi mente.
No hace diferencia alguna donde uno ha nacido para atraer la atención de un Maestro.
Aunque al principio el estudiante no se de cuenta, el deseo y la oración producen un cambio
fí­sico y el cuerpo y la mente se separan de las condiciones que antes los poseí­an. La Luz, que
brilla sobre la frente del estudiante que aspira, es reconocida por el Instructor, el cual atrae los
rayos de la misma a su propia atmósfera mental. Gracias a este sí­mbolo, el Instructor reconoce
la inteligencia del estudiante; porque “por su luz el hombre es conocido”. Esta atracción
viene de un deseo intenso de ayudar a otros y de la disposición de abandonarlo todo, a fin de
alcanzar el conocimiento de la Realidad. Son esta aspiración y este anhelo los que atraen la
ayuda de un Instructor.
Cuando nos encontramos realmente en presencia de un Instructor, íéste no exige nada de
nosotros; sin embargo, su presencia se presiente como algo que nos da un nuevo concepto, e
imprime nuestra atmósfera con un conciencia más nueva y más desarrollada.
El mundo está dividido en secciones, y cada Instructor tiene su división propia, en la
cual está mejor adaptado para trabajar; y la llamada del buscador no es desatendida por el Instructor
de su sección.
Los Instructores varí­an, de acuerdo con la densidad de la atmósfera mental en la cual
trabajan; por cuanto ellos han de ajustar sus cuerpos a sus localidades; adoptan un equilibrio
vibratorio y se entrenan ellos, lo mismo que a sus sistemas sensorios, para que armonicen con
su medio ambiente. Si observárais el rostro del Atlante o la gran Alma, que trabaja en Rusia,
quien tiene la apariencia de un finlandíés, os darí­ais cuenta del maravilloso trabajo, que están
realizando y de la tremenda tensión que han de soportar sus cuerpos fí­sicos.
Los grandes Instructores nos desarrollarán, si estamos realmente ansiosos de ello; pero,
con frecuencia, estamos cegados por nuestra propia individualidad, y deseamos desarrollar la
expresión de la misma, en vez de reaccionar a la fuerza del Sol en nuestra atmósfera mental.
No se debiera aceptar a ningún Instructor, que no pueda demostrar su capacidad para
transferir sus actividades a sus pupilos. Muchos que enseñan no pueden hacer esto y, con frecuencia,
se rinden a la atmósfera mental de otros; de manera que, se les pueda dar la instrucción
que necesitan, por ser incapaces ellos mismos de ponerse en contacto con sus propias esferas
de inteligencia.
El pupilo espera que, al encontrar al Instructor desaparezcan todas las condiciones detestables,
y que se le dará poderes y el conocimiento de cosas maravillosas, colocándolo, inmediatamente,
en el Sendero hacia el adoptado; que se le enseñará la manera de producir fenómenos
y de ponerse en relación con los dioses y los Mahatmas. No se da cuenta de que, primero
ha de modelar y labrar su propia piedra; que ha de construir los propios cimientos y edificar
sobre ellos, con sus propias manos, y que no le está permitido hablar libremente, de cosas
que no pueda demostrar.
Aunque estos grandes Instructores saben que el número es limitado, no aceptan pupilos,
fácilmente, porque la atmósfera de estos no les es agradable; además, saben por experiencia
que los estudiantes son propensos a envanecerse, cuando quedan sumergidos en la atmósfera
del Instructor. Por quedar situado en condiciones que estimulan su mente, y por haberse puesto
en contacto con una inteligencia superior, dentro de su propia atmósfera mental, el estudiante
empieza a considerarse elevado a un conocimiento no revelado a sus compañeros.
La individualidad del Instructor se expresa en la atmósfera del estudiante, y aquíél es responsable
por las actividades de íéste, en las esferas en las cuales la Naturaleza equilibra la atmósfera
del cuerpo mental. Más tarde, todo intercambio se corta, y el estudiante ha de contar
con sus propios esfuerzos. Este es un perí­odo de oscuridad para íél; pues no está mentalmente
individualizado y ha de progresar por su propio Sendero.
Despuíés que el Instructor se ha puesto en contacto con la mente del estudiante, con las
actividades de su contraparte superior, íéste es, a veces, enviado a otro Instructor, porque cada
uno es un especialista, hasta que el estudiante queda, gradualmente, absorbido en el centro de
su propio universo autocreado y en la tri-unidad de la Naturaleza.
El estudiante, en el mundo material, clama que un Maestro lo acepte, pero no recibe respuesta;
porque la mente genera desarmoní­a y los sonidos vocales no llegan al Maestro. Pero si
el estudiante pide internamente recibirá respuesta; por cuanto el Instructor puede contestar a
su pupilo desde cualquier distancia.

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Re: Los Maestros
« Respuesta #2 en: Mayo 26, 2010, 07:20:55 pm »
Quizás sorprenda al lector saber que muchos Maestros viven del sudor de su frente. En
Egipto, hay dos; uno que, intermitentemente, desarrolla una función humilde; y otro, cuya
edad no conocemos, porque su atmósfera expresa eternidad y su nombre ha sido mencionado
en los antiguos libros religiosos. En Amíérica, un gran Iniciado ha trabajado, a veces, como
obrero del campo; pero donde sus pies han pisado ha surgido una vida más activa. Describir
cómo este Maestro regula grandes fuerzas y rige a mentes destructivas, requerirí­a la pluma de
un gran escritor.
En nuestra historia hemos registrado la muerte de sesenta y dos de tales hombres. Es decir,
que encontraron la muerte de acuerdo con el míétodo de su íépoca; pero, todas esas muertes
fueron similares a la crucifixión.
¿Sabe la historia quiíén atrajo las huestes armadas de la Europa medieval a perecer en las
arenas de Siria y de Palestina, a fin de que pudiera brotar de nuevo el trigo en Europa, para
que su juventud quedara protegida?
La historia de estos santos hombres no se ha escrito todaví­a. Durante estas Cruzadas,
habí­a Iniciados entre los musulmanes, lo mismo que entre los cristianos. Las mujeres han alcanzado
elevada posición entre los Iniciados. Muchos Instructores, han dejado tras de ellos,
pequeñas escuelas de ocultismo, de importancia variable. Una escuela puede permanecer durante
siglos en estado latente, hasta que el mundo estíé, de nuevo, preparado para la nueva manifestación
de la misma.
Gracias a tales hombres, los principios de las religiones se han preservado, desde gran
antigí¼edad, y vendrá el tiempo en que cada raza retornará a su propio tronco racial de instrucción
religiosa, y la Naturaleza volverá al hombre a su propio tronco paterno; es decir, a su
Fuente de expresión determinada; el hombre, entonces, será tolerante con quienes profesan
una religión diferente de la suya.
Los hombres que realizan cosas, que no copian sus ideas del pasado, y se han relacionado,
consciente o inconscientemente, en su interior, con un futuro perí­odo de desenvolvimiento,
son mentes maestras. Estos contribuyen a aumentar la riqueza del mundo y, ordinariamente,
están interesados en el bienestar futuro de su nación. Ellos poseen la sabidurí­a más grande de
sus planos internos y, cuando nos encontramos con ellos, fuera del cuerpo, vemos que trabajan
muy avanzados a su íépoca.

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Re: Los Maestros
« Respuesta #3 en: Mayo 26, 2010, 07:21:20 pm »
El yogui se domina a sí­ mismo, antes de dominar el mundo mental de otras mentes. Como
hemos dicho en otra parte, el estudiante necesita una actitud positiva; porque la mente positiva
contribuye al desarrollo de otras mentes; en vez de absorber la vitalidad de las mismas.
Sin embargo, el yogui no trata de dominar a mente alguna a su alrededor; sino que, a medida
que vive de acuerdo con su propia verdad, su influencia alcanza a miles; de la misma manera
que un gran libro puede atraer la mente de sus lectores a la atmósfera de su autor.
Existe siempre un ví­nculo atómico entre un creador y su público. Los átomos creadores
del primero impregnan sus escritos y la atmósfera de sus lectores. De esta manera, el lector es
llevado, inconscientemente, por influencias atómicas a los lugares más remotos del Cielo y
del Infierno.
Tenemos el poder de proyectar nuestros átomos sobre cualquier substancia que nos interese,
y el estudiante puede, fácilmente, leer los registros de una familia, proyectando su
mente sobre los alrededores, de la chimenea del hogar; pues, generalmente, magnetizan ese
lugar.
Un Instructor, que haya alcanzado la conciencia de la Naturaleza y de sus sistemas internos,
puede vincular estas mismas cualidades en un estudiante; por cuanto un pupilo aceptado
tiene siempre el derecho de pedir a su Instructor que demuestre las cosas que enseña.
Los estudiantes de tendencia artí­stica, poíética o literaria pueden ser vinculados, por sus
Instructores, con sus fuentes de inspiración; por cuanto, en gran parte, son elementales en sus
átomos.
Ha habido muchos casos en que un gran Instructor, irradiando luz a travíés de sus pupilos,
ha producido efectos de gran alcance sobre el mundo. Sócrates es un ejemplo. Cuando se preguntó
al oráculo de Delfos “¿Quiíén ha sido el alma más grande que Grecia ha producido?”, la
contestación fuíé: “Sócrates”. Porque Sócrates puso a muchos de sus pupilos en contacto con
sus esferas internas de actividad creadora.

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Re: Los Maestros
« Respuesta #4 en: Mayo 26, 2010, 07:21:45 pm »
Hace algunos años se retiró a Filadelfia un gran cirujano; las mentes maestras de la industria
y del comercio, en momentos de grandes dificultades, acudí­an a íél y pasaban la noche
en su casa. Se les recomendaba que no dijeran nada acerca de sus preocupaciones; pero a la
mañana siguiente, cuando este Maestro les acompañaba a la estación, exclamaban de pronto:
“Lo he encontrado”. Una luz aparecí­a en sus mentes, mostrándoles cómo debí­an resolver sus
problemas. Uno de estos casos me ocurrió a mí­ mismo; pues yo salí­ con un ví­nculo en mi
conciencia, que nunca más se ha cortado.
Se produce una extraña atracción, que lleva al estudiante a la atmósfera de los que están
más desarrollados que íél; a quienes encuentra, al parecer, por casualidad.
Ciertos estudiantes han sido entrenados para salir de sus cuerpos, a fin de que sus Instructores,
quienes, fí­sicamente, pueden estar en algún paí­s lejano, puedan intervenir y hacer
cosas que están más allá de la fuerza del estudiante. A esto se lo llama Avesa. El pupilo es
plenamente consciente de esta operación; por cuanto la radiación, que se da a su cuerpo fí­sico,
es como el nacimiento de una nueva conciencia; es como si fuera introducido, repentinamente,
en una esfera de esplendor y brillantez, o saliera de una obscura de emociones contradictorias
del mundo astral. En tales condiciones siente la paz que nunca habí­a sentido antes.
Algunas veces, la Realidad utiliza el cuerpo de un Iniciado para actos de curación; se
eliminan, así­, muchas cargas pesadas, mediante la energí­a atómica liberada, al descender el
poder del Intimo. Jesús, al sentir que una mujer tocaba el borde de Su túnica, dijo: ¿Quiíén ha
tocado mi túnica? Pues notó que la energí­a de la conciencia crí­stica salí­a de El.
Cuando nos encontramos en presencia de nuestro Intimo, y demandamos nuestra libertad,
íésta nos llega repentinamente; es una libertad de la cual el mundo nada sabe; una liberación
de toda esclavitud, donde quiera y como quiera estemos situamos en este mundo. Porque
habiíéndonos libertado de nuestra naturaleza objetiva inferior, sabemos, por primera vez, lo
que la libertad significa. En The White Broter (El Hermano Blanco), mencionado en otra parte,
hemos dicho que el alma desea tres cosas: Libertad, Amor y Creación. Esta libertad viene
cuando nuestro átomo Maestro entra en nuestro Escudo de Plata; este ascenso de una inteligencia
superior, hace que se desprendan muchos pesos, que nos han arrastrado hacia abajo, a
nuestra naturaleza animal; nuestro cuerpo siente así­ una ligereza que nunca habí­a sentido antes.
Esta iluminación repentina nos espera para cuando nuestro Escudo de Plata sea fuerte
como para proporcionar un Templo para su genio presidente, que es la inteligencia de Sabidurí­a
de nuestro plano mental. Este gran Ser es un legislador y, en el sistema secundario, guí­a y
administra la ley dentro de sus esferas. Representa un estado intermedio entre nuestro ser objetivo
y nuestro Intimo.

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Re: Los Maestros
« Respuesta #5 en: Mayo 26, 2010, 07:22:15 pm »
En la literatura ocultista antigua, se habla de siete pasos o siete peldaños de una escalera.
Cuando alcanzamos nuestro sistema secundario, llegamos a nuestro segundo escalón. Cuando
el átomo Maestro asciende a su trono, nos encontramos en el tercer escalón; y cuando entramos
en la conciencia de la Naturaleza, llegamos a nuestro cuarto escalón; pues el átomo
Maestro no se libera del flúido seminal, hasta que somos conscientes de la energí­a determinativa
de la Naturaleza.
Como el hombre está desarrollado sólo cuatro síéptimas partes a la imagen, que el átomo
Nous representa, muchos ocultistas os dirán que han llegado a su cuarto peldaño cuando, en
realidad, se encuentran sólo en el primero o en el segundo. Los otros tres peldaños se revelan
únicamente a quienes se han relacionado con sus centros superiores; pues no podemos escribir
acerca de ellos. Sólo una mente entrenada puede presenciar y comprender el terror de amor y
ley, que estos estados le presentan. Esto está simbolizado por el relato del encuentro de Moisíés
con su Maestro Melchizedec.
En el desenvolvimiento de una nación, se ha de dar nacimiento a los átomos de Transformación,
a fin de traer al hombre perí­odos de cultura e iluminación mental. La gran literatura
de una íépoca es producida gracias al átomo Maestro del hombre; son obras que el mundo
proclama como maestras. Durante la Era Isabelina en Inglaterra, hubo el ejemplo de una mente
inspirada por su átomo Maestro; fuíé tal la abundancia de información así­ obtenida que varios
escritores, a quienes enseñó taquigrafí­a, tomaron sus charlas de sobremesa. Esta corriente
constante de inteligencia iluminada ha alumbrado los lugares obscuros de este mundo.
El Maestro, que ha alcanzado este desenvolvimiento, irradia estos átomos Transformadores
de su Escudo de Plata, hacia la atmósfera de sus pupilos en armoní­a con íél. Muchos estudiantes
han sido despertados por los átomos, que su Instructor ha implantado en su aura. Este
manto, con frecuencia, se entrega al estudiante, cuando el Instructor abandona su cuerpo fí­sico.
Tambiíén se puede poner, por un momento, sobre los hombros del estudiante, cuando sea
necesario; íéste conoce entonces, la atmósfera e inteligencia de su Instructor. Hay un viejo dicho
hermíético en nuestra literatura: “El amor llevará vuestros átomos a la estrella más distante”.
Porque el amor es uno de los poderes más grandes para dirigir una cosa.
El manto del Maestro inicia este impulso, para hacer vibrar el cuerpo de su estudiante
con mayor actividad. Los estudiantes, naturalmente, piensan cuán felices serí­an si esto les
ocurriera a ellos; sin embargo, es una operación lo más dolorosa. Los átomos de amor del
Maestro irradian hacia el estudiante y esto es de lo que íél goza; luego, el Instructor sonrí­e tristemente,
y el estudiante se da cuenta, muy pronto, de cuán pesada es la carga del Instructor;
una carga que lleva solo. El Instructor, con frecuencia, lo soporta para que otros se vean libres
de las condiciones que retardan su desenvolvimiento.
La ignorancia ha hecho creer a las gentes que, un Instructor puede eliminar condiciones,
que infectan sus atmósferas y “dar nacimiento a sus almas”, con la simple demostración de
sus poderes ocultos. No comprenden que el Instructor carga con las condiciones y luego limpia
su atmósfera de esta inmundicia. La gente lo exige todo, sin darse cuenta que el Instructor
tiene que realizar su propio trabajo, y que no siempre tiene el poder de despejar su atmósfera;
porque, a veces, estas fuerzas no se manifiestan cuando son llamadas, y como posee un cuerpo
fí­sico, suele ser afectado por condiciones de otros, hasta que puede ajustar su vehí­culo a
propio elevado y sutil voltaje.

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Re: Los Maestros
« Respuesta #6 en: Mayo 26, 2010, 07:22:46 pm »
En la historia de los Iniciados, rara vez leemos que se preste mucha simpatí­a al cuerpo y
a la mente de un Instructor; la gente lo espera todo, y rara vez se lo imaginan como un ser
humano. Marí­a Magdalena fuíé una que conocí­a a los hombres; ella reconoció el lado humano
de Jesús y cuidó de su cuerpo y de su mente; pues habí­a sufrido y conocí­a el mal de su íépoca.
A veces, cuando está fuera del cuerpo, un Instructor mostrará al estudiante lo bueno que hay
en tales mujeres, y las ayudan cuando se hallan en estado de desesperación.
La humanidad es, en general, cruel y egoí­sta; pero en sus dificultades y dolores, los
hombres invocan a Jesús para que les alivie de su carga; pues ninguna plegaria justa queda sin
respuesta. Pero no se les ocurre tratar de ayudar al Maestro, a quien oran, para aliviar su carga,
lo cual pueden hacer, mediante su amor.
El gobierno de la administración del átomo Maestro es similar al gobierno de una nación,
bajo la protección de una Mente Maestra.
Los siguientes son algunos de los principios que necesita una Mente Maestra:
1 —Mantente por encima de los pensamientos de las mentes de los hombres.
2 —Mantente por encima de los pensamientos dominantes del mal, y domina los cuerpos
compuestos de tu propia creación mental maligna.
3 —Domina siempre tu propia mente.
4 —Mantente por encima de las mentes maestras que crean pensamientos dominantes
del mal, y haz que tu mente los domine; porque por encima de las mentes de malos pensamientos
está tu Maestro listo para ayudarte.
5 —Rodíéate de buenas mentes de las esferas del Maestro.
6 —Atrae a tu alrededor hombres con mentes Maestras; las fuerzas de íéstos te protegerán.
7 —Asume el mando de las fuerzas de las esferas superiores de tu Maestro, porque ellas
son capaces de dominar las mentes de los hombres del mal, que están, siempre, cerca de un
Maestro de Magia; porque tales fuerzas pueden dominar las mentes por encima y por debajo
de las esferas del hombre.
8 —Síé maestro de tu alma; porque el alma tiene poder sobre la materia.
9 —Síé maestro de tus pensamientos; porque los pensamientos son cosas dominantes.
10 —Está alerta para oí­r la voz de tu Maestro; como El lo esta para oí­r la tuya.