El gobierno decidió pagar 1.100 millones de dólares estadounidenses a los inversionistas de una de las mayores firmas financieras de Nueva Zelanda que quebró y fue incapaz de organizar una acción de rescate para que siguiera operando.
El banco South Canterbury Finance fue declarado en suspensión de pagos el martes -un procedimiento que le permitirá a gerentes ajenos la reestructuración de la firma- y la medida activó un programa de garantías de depósito financiadas por el gobierno que fue establecido durante la crisis financiera mundial.
La Oficina de Fraudes Graves de Nueva Zelanda investiga las prácticas operativas del fundador del banco, Alan Hubbard, y de su esposa, Jean. El gobierno le retiró en junio a Hubbard el control de la compañía y de otros negocios afines, y desde entonces ha sido dirigida por los llamados gerentes fiscalistas.
Los gerentes fiscalistas estiman que de los 1.600 millones de dólares neozelandeses (1.100 millones de dólares estadounidenses) depositados en South Canterbury Finance, unos 600 millones de dólares neozelandeses están relacionados con críéditos vencidos que son irrecuperables.