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Autor Tema: El salto a lo digital es imparable  (Leído 468 veces)

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El salto a lo digital es imparable
« en: Octubre 03, 2010, 10:52:24 pm »
Pese a la crisis, se dispara el acceso a Internet y el empleo de nuevas tecnologí­as en los hogares - Los niños tiran del carro con un uso precoz e intensivo
PATRICIA M. LICERAS 02/10/2010
 
         
Como una mancha de aceite. Así­ se está extendiendo el uso de las nuevas tecnologí­as en la sociedad. Ni una recesión sin precedentes, ni un paro por encima del 20%, ni la rebaja de salarios ha frenado el rápido ritmo de incorporación de los españoles a la sociedad de la información, es decir, a la conexión de banda ancha a Internet, en medio de un creciente número de dispositivos multimedia. Con retraso, pero ya con prisa, España se digitaliza a pasos acelerados. Y reduce así­ la brecha con la Europa más avanzada.

A los 10 años casi un 80% navega por la Red; a los 12 la mayorí­a tiene móvil

"La sociedad del conocimiento se mantiene intacta", dice un sociólogo. Para estos chicos, el PC es lo que era la tiza o el lápiz hace medio siglo. El próximo salto es Internet en el bolsillo, en lo que hoy es el móvil

El proceso viene liderado por los más jóvenes de la casa, los llamados nativos digitales, chicos nacidos ya rodeados de tecnologí­a y usuarios intensivos de ella desde edades cada vez más tempranas. Con 10 años la mayorí­a de los niños navega por la Red y con 12 tiene móvil, pero los indicadores de uso de tecnologí­a muestran una mejora general en todas las edades que apunta hacia una sociedad digitalizada al 100% en el futuro.

El 57,4% de los hogares dispone de conexión de banda ancha a Internet, un 11,6% más que en 2009, mientras que el número de internautas ha crecido un 7,1% en el último año y supera los 22,2 millones de personas, según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologí­as de la Información y Comunicación en los Hogares publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadí­stica (INE).

"La gente necesita estar conectada y es capaz de sacrificar lo que sea antes de quedarse sin ese ví­nculo", asegura Fermí­n Bouza, catedrático de Sociologí­a de la Universidad Complutense de Madrid. Y llama la atención sobre el hecho de que, pese a la situación económica, "la sociedad del conocimiento se mantiene intacta: ha crecido el uso de las nuevas tecnologí­as, pero tampoco ha bajado la venta de libros, ni el número de matriculaciones en las universidades. Es un buen indicador de que hay una cierta normalidad dentro de la crisis".

"La clave de esta expansión, sobre todo de Internet, es que la Red es útil, necesaria y divertida. No hay nada tan motivador como lo que entretiene. Internet siempre ha sido un entorno rabiosamente social, público, donde encontrar y conectar con gente, con cualquier fin", dice Joan Mayans i Planells, presidente del Observatorio para la Cibersociedad.

Junto a Internet, un amplio repertorio de aparatos tecnológicos -ordenadores, telíéfonos, DVD, receptores de TDT- pueblan cada vez más nuestras casas, oficinas y nuestros bolsillos. Los expertos consultados coinciden en que la generalización de su uso es positiva, siempre y cuando ese manejo, como ocurre en otros ámbitos, se haga de manera segura y responsable. "Los más jóvenes son los que están tirando del carro de las nuevas tecnologí­as, y el problema es que estos nativos digitales van a una escuela anclada en la Edad Media, que sigue dependiendo del libro de texto", lamenta el sociólogo Rafael Feito, profesor del máster de formación del profesorado de la Universidad Complutense de Madrid. "Nos encontramos ante un profesorado envejecido, pues existe una correlación entre la edad y el uso de las nuevas tecnologí­as, y eso tiene que cambiar", resalta. Y apunta otro escollo, la resistencia a lo que Internet significa en el seno del sistema educativo. "Supone una redistribución del poder social dentro del aula. Hasta ahora habí­a una concepción unidireccional de la enseñanza, la impartida del profesor al alumno, y la Red -con todas las posibilidades que abre- democratiza un sistema muy autoritario", manifiesta.

Guillermo Cánovas, presidente de Protíégeles, organización dedicada a la protección de los menores en el ámbito de las nuevas tecnologí­as, dependiente de la Comisión Europea, destaca el díéficit de conocimiento en las familias. "Son los más pequeños de la casa los que programan el DVD al padre o le cambian la melodí­a del móvil; los padres, como el sistema educativo, están de espaldas a este avance, de modo que los menores se ven obligados a manejarse en ese mundo solos, sin pautas", critica Cánovas.

El uso del ordenador por los menores de entre 10 y 15 años es prácticamente universal (94,6%), mientras que el 87,3% utiliza Internet, según el INE. Con 10 años, el 78% navega por la Red y el 29,8% tiene móvil; con 15 años, el porcentaje asciende al 93,1% y al 92,1%, respectivamente. La edad en que el móvil se convierte en mayoritario son los 12 años: un 68% lo tiene.

"Tan necesario es que nuestros niños usen un ordenador a los cinco años como lo era hace 50 que aprendieran a leer o a utilizar un lápiz o una tiza. Los ordenadores, la conexión a Internet, son una parte de nuestro presente, pero para los niños esa parte es innegociable, imprescindible", subraya el presidente del Observatorio para la Cibersociedad. Sin embargo, para ser un usuario con criterio y saber separar el grano de la paja, la formación es crucial. "Que sean nativos digitales no quiere decir que ya lo sepan todo sobre cómo usar un ordenador o conectarse a Internet. Al contrario, precisan una guí­a, una formación, una orientación para entender y sacar partido de esta ágora de información y personas. El ciberespacio es un espacio donde van a desarrollar su vida", asevera Mayans.

El presidente de Protíégeles lo ilustra con un ejemplo. "Es como si al niño le das un coche sin enseñarle previamente las normas de circulación y alertarle de los riesgos de beber al volante". Los expertos ponen el acento principalmente en el sistema educativo, en la necesidad de educar a los profesores para que estos a su vez formen a los jóvenes. "Hemos dado conferencias en 2.000 colegios e institutos de toda España y el resultado siempre es el mismo: los chicos abrazan las nuevas tecnologí­as", indica Cánovas.

Una formación previa básica para un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologí­as que ayudará a disipar los miedos en torno a las mismas, un recelo fruto en muchas ocasiones del desconocimiento. "El hijo pide el ordenador o el móvil y los padres ceden, otros no, más que por falta de recursos, para evitar un problema de tipo moral, por puritanismo, pero prácticamente todos recelan por miedo a que los chicos se pierdan en un mundo que no controlan", dice el sociólogo Bouza. "Los chicos utilizan el móvil o se conectan a la Red, primero, para comunicarse y, segundo, para divertirse. Ambas cosas son buenas y necesarias", explica Cánovas.

El presidente del Observatorio para la Cibersociedad afirma que se invocan los mismos peligros desde hace mucho tiempo: amenaza a la privacidad, posibilidad de fraude, utilización de nuestras pautas de comportamiento sociales con fines comerciales... "Estos peligros no son más que la consecuencia del aumento del tráfico en la Red y de la diversidad de perfiles conectados", dice. "Engañar a alguien es igual de probable a pie de escalera que a travíés de un correo electrónico", apunta el presidente de Protíégeles. Cada vez que el universo de usuarios de Internet se acerca más al universo que conforma toda la sociedad, más se parecen las virtudes y defectos de uno y otro mundo, opina Mayans. "Internet no es ni más ni menos moral, peligroso, obsceno o divertido de lo que somos sus usuarios", considera.

Y augura el próximo paso, "el de los bolsillos". "Cuando toda la potencia lúdica y social de Internet sea realmente operable desde nuestros dispositivos de bolsillo (eso a lo que antes llamábamos telíéfono móvil), daremos otro salto evolutivo".

De seguir este crecimiento exponencial en el uso de las nuevas tecnologí­as, España, pese a su retraso histórico, parece preparada para ese siguiente escenario. Para ello, el presidente del Observatorio para la Cibersociedad, da un consejo. "Ante una sociedad hí­brida donde la tecnologí­a digital y las relaciones sociales se entrecruzan para formar un solo todo, deberí­an empezar a usarse los ordenadores ya en las guarderí­as".