Son varios los factores a tener en cuenta en el momento de invertir. Uno de los más importantes es el horizonte o el tiempo que se está dispuesto a conservar la posición elegida. Un estudio realizado por Bolsas y Mercados Españoles (BME) muestra cómo el largo plazo es positivo tanto para la Bolsa como para la renta fija. The Economist comentaba recientemente que "teniendo en cuenta el ciclo actual de 24 horas que ya tienen las noticias financieras, es fácil obsesionarse con los movimientos a corto plazo de los mercados". Pero hacía una recomendación: "Los inversores deben aprender a enfocar a largo plazo".
BME ha analizado el comportamiento de la renta variable y fija en los últimos 30 años. La conclusión global a la que llega es que el periodo ha sido alcista para ambas opciones de inversión, aunque destaca la primera. La Bolsa ofrece una rentabilidad media anual desde 1980 del 16,05%, frente al 11,27% de la deuda a largo plazo, y el 8,70% de los depósitos a corto. Estos porcentajes bajarían al 10,09%; 5,56% y 3,12% descontando la inflación medida en el periodo de estudio.
El efecto de los dividendos
Hay un elemento, por otra parte, que inclina la balanza más a favor de la Bolsa, y es el dividendo. Según Domingo García Coto, director de servicio de estudios de BME, "es fundamental para entender los resultados", y lo ilustra con un sencillo ejemplo: "Si hace 30 años se hubieran invertido 100 euros, a junio de 2010 se hubieran convertido en 9.254 euros, casi 100 veces más. Si no tenemos en cuenta el efecto reinversión de retribuciones asociadas de acciones, principalmente dividendos y otros pagos similares, y nos quedamos sólo con el movimiento de las cotizaciones, esos 100 euros habrían pasado a ser 2.539 euros". En este caso, el rendimiento anual de la Bolsa desde 1980 pasaría a ser del 10,74%.
El estudio realizado por Bolsas y Mercados Españoles muestra grandes diferencias si se analiza la trayectoria de la Bolsa y la deuda por díécadas en lugar de por el cómputo global. Por ejemplo, entre 1980 y 1990 la rentabilidad real anual de la Bolsa fue del 17,90% frente al 4,48% de la deuda a largo plazo. En la díécada siguiente las diferencias entre un activo y otro se redujeron al situarse los rendimientos anuales en el 10,49% y 12,50%, respectivamente. En los últimos 10 años el balance da un giro, y la Bolsa presenta una tasa real de rendimiento anualizada del 0,96%, frente al 2,03% del bono a 10 años.
En el resultado atribuido en cada una de las etapas confluyen varios factores sociales y económicos. En los primeros años del análisis se produjeron una serie de privatizaciones en el sector empresarial español, que alimentó en gran medida el interíés del inversor particular por la Bolsa, y un escenario de tipos de interíés al alza. En la última díécada destacan la crisis de las puntocom, la inmobiliaria y la actual financiera, y la guerra de las entidades por captar pasivo a travíés de depósitos.
Los fondos cotizados como una de las mejores fórmulas
BME considera que "entre las implicaciones de la visión basada en la eficiencia del funcionamiento de los mercados, y en su rentabilidad a largo plazo, ocupa un lugar destacado el enorme íéxito de los fondos cotizados, o ETF por sus siglas en inglíés, ya que replican de manera pasiva y con un coste reducido la evolución de la Bolsa o sectores a travíés de índices representativos y permiten posicionarse a largo plazo con una cartera diversificada".
La contratación de los ETF en España ha subido en 2010 un 116% hasta septiembre, mientras que el negocio en la Bolsa se ha incrementado el 16,5% en el mismo periodo.