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Autor Tema: VIAJES ASTRALES  (Leído 1847 veces)

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VIAJES ASTRALES
« en: Diciembre 12, 2007, 05:48:50 pm »
Cuando hablamos de viajes astrales, estamos hablando de un viaje en el que se separa nuestro cuerpo y nuestra mente. Las personas que experimentan este fenómeno pueden percibir un distanciamiento de su ser corpóreo y recorrer un lugar o una escena sin ser vistos por los demás.

Son innumerables los relatos de las personas que han vivido la que se llama "muerte momentánea". Es decir, personas que han hecho un recorrido de ida y vuelta al "mas allá". Muchas de estas personas fueron declaradas por los míédicos como tíécnicamente fallecidas y despuíés de un tiempo regresan a la vida.

Muchas de estas personas cuenta que podí­an ver con todo detalle la escena de su propia muerte y la reacción de las personas que los rodean. Una circunstancia común de todos estos relatos es la visión de una luz extraordinaria que irradia tranquilidad y amor.

Desde la antigí¼edad se habla de este tipo de experiencias.
Otras experiencias de viajes astrales hacen referencia a traslados extra-corporeos durante sus sueños. Estas personas han sido capaces de visitar otras circunatancias y escenas reales que se desarrollaban en el mismo momento que su cuerpo permanecí­a dormido. No se explica cómo esta persona ha podido obtener información de unas circunstancias que les eran tan ajenas en el tiempo y la distancia.



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Cuerpos etíéreos
« Respuesta #1 en: Marzo 27, 2008, 08:20:49 pm »
Una buena manera de interpretar los distintos cuerpos y capas que envuelven al ser humano es la de buscar un tipo de analogí­a con las cebollas. Estas tienen , a modo de huevo de Pascua, una sucesión de envolturas que se asemejan a la disposición de lo siguiente:

El alma, la conciencia para algunos, está imbricada en la  esencia misma de la mente y el cuerpo. Algunos cientí­ficos se han atrevido a decir que se puede pesar y medir, con lo que quedarí­a demostrado para los agnósticos no solo la existencia misma del alma, sino la importancia de su conocimiento. Se interrelaciona con el cuerpo en forma gaseosa (etíérica) a travíés de los átomos que viajan por la sangre. El punto de unión del alma con la mente se halla entre  la glándula pineal y el hipotálamo, y su visión por los intuitivos fuíé calificada como el cordón de plata. La confusión existente entre el empleo de las acepciones alma y espí­ritu a venido a enredar, aún  más si cabe, la concepción que representa cada tíérmino. Cuando queremos referirnos al termino espí­ritu lo haremos en la referencia a una substancia con entidad propia ajena al ser humano, aunque se relacione con frecuencia con los seres vivos. Por este tíérmino se han querido referir a lo largo de la historia a los dioses, en la remota antigí¼edad, a los angeles y demonios; y en la actualidad a los seres de la ufologí­a o de otras hiperdimensiones.

El cuerpo astral, o traje del alma; conectado al cerebro (y más concretamente al hemisfíério izquierdo o emocional), es el vehí­culo que utiliza el alma para desplazarse a otros planos de conciencia.

La mente, hallá donde se encuentra el impulsor de las actividades humanas. Su triple concepción por los psicólogos podrí­a ser la de consciencia, preconsciencia y...  (la que más nos interesa en este capí­tulo) subconsciencia. Precisamente en el subsconciente, una vez se alteran las frecuencias psí­quicas, se hallan las herramientas para realizar las experiencias extrasensoriales.

El aura, un campo de radiación en torno al cuerpo, visible para los clarividentes que incluso pueden ver sus colores y saber por su intensidad o gama el estado fisico-emocional del sujeto. El origen de su denominación viene dado en las emanaciones de  aureola que mencionaban santos y mí­sticos. El campo electromagníético que gravita envolviendo al cuerpo, el aura, aumenta de brillo e intensidad y vibra con más frecuencias cuando se procede a la experimentación en el desdoblamiento astral.

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Desdoblamiento Astral
« Respuesta #2 en: Marzo 27, 2008, 08:23:04 pm »
Desdoblamiento Astral




Este fenómeno es conocido desde antí­gí¼o como bilocación, la facultad de estar presente en dos lugares a la vez y en el mismo tiempo. En la historia de algunos santos católicos, como San Francisco Javier, nos encontramos casos demostrativos.

Se desdobla aquel que sale su alma, o se proyecta, fuera del cuerpo (aunque sigue conectado a este) siempre en el mismo contexto de espacio-tiempo. Dicho de otra forma, el desdoblamiento se produce tanto en cuanto el sujeto sigue estando en su propio tiempo, si se desplaza fuera de ese contexto a otro espacio-tiempo ya estarí­amos hablando de un viaje astral. Sirva de ejemplo para entenderlo mejor: cuando se produce el fenómeno de salida del alma del cuerpo, si se comprueba de que se sigue estando en la habitación donde comenzamos la experiencia, podemos afirmar que se ha producido un desdoblamiento, sin embargo, si nos vemos en la Roma de los cíésares de hace dos mil años es obvio que se trata de un viaje astral.


Para evitar futuras confusiones, y habiendo reconocido ya que el cuerpo astral sirve como vehí­culo y soporte para el alma, nos referiremos siempre al cuerpo astral. Los desplazamientos de este por el espacio traen en consecuencia el conocimiento de una nueva óptica del conjunto que nos rodea. No se debe confundir nunca el concepto de desdoblamiento con el de viaje psí­quico, que es una forma de viaje telepático que tiene el individuo en trance profundo y que normalmente sirve para extraer visiones de lugares, personas y acontecimientos sin haber estado allí­.
Tanto unos como otros experimentos no deben realizarlos aquellos que padezcan enfermedades del corazón de cualquier especie; tensión alta; cualquier seria afección de los nervios, sistema circulatorio o respiración. Tambiíén aquellos que su estado emocional o psí­quico lo desaconseje.


Proceso Tíécnico:

Las tíécnicas de autohipnosis suelen ser muy útiles para este tipo de experiencias, ahora, que si tenemos otros intereses se puede inducir a hipnosis a otro sujeto y probar con íél . Ni decir tengo que quien no estíé familiarizado con el mundo de la hipnosis procure realizar el experimento consigo mismo.

En primer lugar hemos de buscar el lugar donde realizar la experiencia. Para esto es recomendable, yo dirí­a casi imprescindible, una ubicación tranquila y silenciosa, alejada del paso de personas que pudiesen interrumpir el ejercicio (cosa bastante fastidiada).

En segundo tíérmino, una vez logrado lo anterior, buscar una cama (o un colchón), algo donde podernos tumbar que no sea ni excesivamente blando ni duro. Aligerarnos de prendas que aprieten, mejor desnudos, y nada de llevar objetos metálicos encima tales como anillos, pendientes o colgantes. Ahora nos echamos tumbados mirando hacia arriba, de "supino", posición recto espalda. Los brazos extendidos a los lados y las piernas hay que colocarlas juntas, no se han de cruzar los brazos ni las piernas.

Lo tercero es la respiración. Es fundamental que sea rí­tmica, es decir establecer un patrón de respiración que nos permita realizar la experiencia sin estar al tanto detalles tales como la forma de respirar. Se establece como bastante práctica la respiración en tres fases de llenado y vaciado. Explicado de la siguiente manera: (con los pulmones vací­os) llenar primeramente la cavidad inferior, es decir hinchar el estomago. A continuación la parte media, el pecho. Para terminar con el llenado de los pulmones en su parte superior, subiendo los hombros. Guardar ese aire algunos segundos; expirar lenta pero totalmente hasta sentir los pulmones vací­os y aguantar unos segundos. Hecho esto volver a inspirar como antes he indicado, lograr una continuidad y buscar que este acto sea más bien mecánico, de manera que no se deba prestar más atención en íél. Es tan importante el modo se respirar que baste decir que con íél aceleramos la circulación sanguí­nea, fundamental motivo para que el cuerpo astral vibre y tenga la oportunidad de desprenderse.

El cuarto paso es la autosugestión. Nos debemos relajar, "dejarnos llevar... más todaví­a, más, más...descansa, descansa; no te preocupes por nada, díéjate llevar...relaaajate". Algo así­ debemos pensar para relajarnos de nuestra tensión cotidiana; si nos concentramos en que "no debemos pensar en nada" será contraproducente, porque basta con pensar en ello para pensar que estamos pensando en ello, valga la redundancia. Pasados "X" minutos (cada uno tiene que tomarse su tiempo) es harto probable sentir un hormigueo en algunas zonas del cuerpo, que se va extendiendo ocupando el resto. Ahora fijemos nuestra atención al movimiento interno del cuerpo astral. El aura está irradiando energí­a, el cuerpo astral vibra como un diapasón; es el momento de la salida.

Quinto paso la proyección. Queremos salir y somos conscientes que ahora es el momento. Aumenta la sensación de que nuestro cuerpo pesa mucho, más, más todaví­a, mientras que por otra parte notamos cierta ingravidez que nos impulsa en dirección superior. Es buena tíécnica la de buscar sentir o notar que crecemos por los pies primero, para luego hacerlo por la cabeza. Parar. Volver a hacerlo. Parar. Ahora vamos a subir, subir, subir, ... Según tengamos la autentica sensación de proyección se debe intentar girar astralmente sobre uno mismo para quedarnos mirando al cuerpo. A nuestro cuerpo.

Ya estamos fuera del cuerpo, es posible que notemos algunas presencias más aparte de la nuestra; es normal. No hay que sobresaltarse. Siempre que queramos podemos regresar al cuerpo sin esfuerzo ninguno, es más, cuando llevemos un tiempo ejercitando nuestras proyecciones veremos que es más dificil mantenerse lejos del cuerpo, que cualquier idea nos lleva a íél.


Sensaciones Extracorpóreas

Voy a enumerar algunas de las sensaciones que por experiencia síé que se pueden presentar:
Algunos objetos que conocemos por nuestra experiencia sensorial cotidiana se vuelven fluidos, pastosos.
Visiones e ilusiones ópticas de todo tipo; vemos gente, bosques, nubes, construcciones...
Sensaciones de tipo olfativo. Olor a flores, rocí­o, aire puro, distintas fragancias y perfumes.
Impresiones táctiles de objetos y cosas totalmente imperceptibles para el sentido de la vista.
El sentimiento de conocer algunos lugares o personas, circunstancias y otros datos sin haberlos visto nunca, o sin tener conocimiento de su existencia.
Es recomendable llevar una especie de diario de abordo o libro de bitácora, y escribir en íél nuestras experiencias extracorpóreas para ir depurando, y mejorando, dí­a a dí­a nuestros conocimientos.







Preparación para el Desdoblamiento:

Le sugerimos concentrarse sobre un cono o una figura donde coexista la concentración y la expansión.

Frente a un espejo:
Concíéntrese sobre su imágen, sin cerrar los ojos, justo hasta que comience a vacilar, siíéntese confortablemente frente a su imágen, y continue fijándola y repita candenciosamente su nombre; haciendo conciliar su Yo con la imágen aparecida.

El Ambiente:
La humedad, el ruido, la luz artificial y el frí­o son enemigos empedernidos del cuerpo sutil, por lo tanto debe escojer un ambiente confortable y si es posible cargado de energí­as positivas y beníéficas. Se recomienda ubicar la cabezera de la cama hacia el norte.

La Vestimenta:
La vestimenta debe ser confortable y calurosa. Durante el desdoblamiento, la tensión y la temperatura del cuerpo tienen tendencia a bajar. Al desdoblarse, se tendrá más frí­o que en las condiciones normales. No se deben usar cinturones, zapatos, ni objetos metálicos. Evite si es posible las coberturas. Utilice textiles naturales como el lino, algodón, lana y colores relajantes como el blanco, azul o el violeta. Come una comida ligera y tome un baño de agua tibia con sal antes del desdoblamiento.

Caracterí­sticas del personaje en el plano astral:

Cuando el individuo se desdobla, descubre un mundo nuevo donde no existen las leyes ni las perspectivas, donde podemos ver el interior y el exterior de las cosas, el recto y el verso, donde se puede penetrar en la oscuridad y donde los cuerpos muestran su estructura interna.

El aura, los colores, la energí­a vital que les anima, las formas son cambiantes fluidos. El individuo escucha los ruidos, las voces, los silbidos, la música, los infrasonidos y ultrasonidos que se les escapan por su naturaleza. Sus sensaciones táctiles son centuplicadas, totalmente interiorisadas. El toca los olores y es torpe porque está ligado sensorialmente por su cordón a la materia, a su primer mundo aún cuando estíé alejado. Atento, lúcido y observador; pero desconectado, el conoce por primera vez la claridad espiritual y la velocidad del pensamiento; que el tendrá la tendencia a olvidar como todo lo demás; cuando regrese a la materia. Mientras tanto, el cuerpo fí­sico queda en su estado de inmovilidad, frí­o y privado de sensaciones y de la conciencia que está transferida a los otros niveles.
 
 

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Preparación para hacer viajes astrales
« Respuesta #3 en: Marzo 27, 2008, 08:33:58 pm »
Preparación para hacer viajes astrales





La práctica de la salida astral comienza meses antes de su realización efectiva. Sólo un organismo y un espí­ritu bien entrenado por las tíécnicas preparatorias podrá llegar a su objetivo, protegido y con la certeza de no haber vencido un simple y banal episodio de sugestión. Es esencial el aprender el arte de la relajación, y la respiración controlada, la concentración, la visualización, la memoria, y la proyección de la voluntad. Todas estas prácticas son importantes de desarrollarlas para tener una salida astral real y efectiva.

Relajación:
La relajación implica la eliminación total de toda contracción muscular, toda tensión del cuerpo y del espí­ritu. Cómo relajarse?  Acuestese sobre su espalda, sobre un espacio rí­gido pero confortable, ponga las palmas de sus manos hacia arriba. No debe haber ni mucho frí­o, ni mucho calor, al menos para comenzar, tampoco debe estar afligida por dolores o atormentarse por deseos fisiológicos. Partiendo de la punta de sus pies trate de visualizar todos sus nervios y sus músculos; comenzando por el pie izquierdo, contracte sus músculos uno despuíés de otro y ascienda progresivamente por todo el largo de su cuerpo y luego descontráctelo. Su tensión, su negatividad se descargaran. Usted se siente bien, sus pensamientos desfilan por usted, dulcemente, sin tratar de retenerlos. Usted está en calma y sereno y su cuerpo se siente más pesado como si el se hundiera…dejelo ir. Termine el ejercicio moviendose lentamente y estirandose. Luego sentirás una sensación de calma y de buen humor, que le permitirá enfrentar con optimismo la fatiga y las contrariedades.

Respiración:
La respiración está ligada al concepto mismo de la vida. Un hombre en buen estado de salud, registra aproximadamente 24.000 ciclos respiratorios por dí­a. Según las teorí­as orientales, cuando respiramos no absorbemos solamente el aire y gases, absorbemos tambiíén el prana o energí­a cósmica (etíérica), esa que los curanderos canalizan en los cuerpos enfermos, para comunicarles la energí­a vital y combatir la enfermedad. En el mundo occidental, nosotros respiramos mal, esta negligencia puede ser la causa de una mala oxigenación de la sangre y por consiguiente una baja de funciones cerebrales. La capacidad de concentrarse y estudiar se reduce  porque las energí­as son insuficientes. Como la respiración afecta la psiquis, el estado fí­sico negativo afecta el ritmo  respiratorio. En los momentos crí­ticos; cuando estamos bajo stress o miedo, una respiración correcta, lenta, ejecutada por la nariz será el mejor de los medicamentos.

Concentración:
La concentración es el arte de aislarse de las influencias exteriores, enfocando su atención sobre cualquier cosa, persona u objeto para evitar al espí­ritu vagabundear. Como hay demasiadas ideas en nuestro espí­ritu debemos estar claros y seleccionar una que estíé asociada al objeto escogido, para que la visión sea lo más clara y completa.  La concentración no es un sinónimo de esfuerzo violento, de rabia o de tensión, es el resultado de la atención de la perseverancia y del dominio del “Yo”. Trate de suspender por algunos segundos su actividad mental; usted descubrirá cómo el pensamiento es indisciplinado e inestable. Busque un lugar tranquilo donde usted pueda estar seguro que nadie lo perturbará. Relájese y controle su respiración. Encienda una luminaria y ubí­quela a 3 o 4 cm., frente a usted; a nivel de sus ojos. Siíéntese confortablemente, la espalda recta, visualice la llama de la luminaria y trate de poner su mente en blanco. Al principio una multitud de pensamientos tumultuosos trataran de perturbar su espí­ritu, pero usted los vencerá, dejándolos simplemente desfilar. Progresivamente y a medida que va perdiendo el contacto con la realidad, esos pensamientos se irán desapareciendo. Una sensación de agradable ligereza sí­quica, junto a un adormecimiento del cuerpo lo irá invadiendo, creando en sí­, un estado de inmaterialidad.

Visualización:
La visualización es ver algo o a alguien a travíés del espí­ritu. Es una tíécnica que puede facilitar la concentración; pero dependiendo de una práctica constante. Es necesario clasificar o seleccionar nuestros pensamientos, de inmovilizarlos y de fijar nuestra atención durante algunos 10 segundos sobre una imágen construida por nuestro espí­ritu. La creatividad y el control mental son ingredientes indispensables de la visualización; que de por sí­ es una realización efectiva.

Memoria y Voluntad:
Para reforzar la voluntad, debemos alimentarla haciendo y atendiendo objetivos diferentes. Los ejercicios para esto son innumerables. Ponga atención a sus hábitos y elimine los negativos. Programe su dí­a y esfuercese en cumplir con lo prometido. Controle su impulsividad y lo que usted considere que son sus defectos para que pueda mejorar su vida interior. Ponga a trabajar su determinación sobre los pequeños obstáculos de su vida cotidiana. Protíéjase y proteja a los que están cerca de usted por un invisible escudo de amor, cuando ande en la calle, de viaje, en los momentos difí­ciles de la existencia. Construya sus victorias sobre sus deseos, focalice su atención sobre el objeto deseado; en armoní­a con su interior, visualí­celo con toda la intensidad que pueda. Reciba la entereza y diga mi fuerza de voluntad es poderosa.

Todo el mundo sabe que las personas más sabias, las más fuertes interiormente y las más involucradas en el mundo esotíérico; son aquellas que más han sufrido. Pero si usted ha tenido la suerte de no haber sufrido, deberá reforzar su espí­ritu de otra manera. Los ascetas y los Santos sabí­an que el renunciamiento voluntario a las tentaciones fortifican al individuo. El yoga enseña a adquirir la fuerza interior; a controlar las emociones, actos, pensamientos, las palabras así­ como las funciones fí­sicas y fisiológicas de órganos normalmente  independientes de la voluntad. Todo lo podemos resumir en una sola palabra: moderación.

Aprendamos a ser dueños de nuestros sentimientos y deseos, en un mundo que nos agrede constantemente por sus publicidades y sus ruidos.