La idea del presidente electo del Gobierno, Mariano Rajoy, de que se debe hacer un esfuerzo para sanear los balances de las entidades financieras ha suscitado una división entre los bancos más díébiles, que piden una solución rápida y completa, y la gran banca, como Santander y BBVA, que quiere manejar sus propios problemas y luego comprar a sus rivales colapsados.
Así lo asegura el británico Financial Times en un artículo en el que interpreta que la intención del PP de "limpiar drásticamente" los balances de la banca abre la puerta a la creación de un 'banco malo' en la línea del modelo aplicado por Irlanda a travíés de la Agencia Nacional de Gestión de Activos (NAMA por sus siglas en inglíés), aunque cuenta con una "dura resistencia" por parte de las principales entidades españolas.
Su postura es que muchas de las antiguas cajas de ahorros se están convirtiendo en "zombies" que no deben de mantenerse vivos con la ayuda de una institución pública de este tipo. "Hay un enorme exceso de capacidad en el sistema que necesita ser ajustado a la baja cuanto antes mejor, y el banco malo conseguiría lo contrario", sostiene un ejecutivo bancario 'de alto nivel' citado por el autor del artículo, Victor Mallet.
Soluciones para cada 'talla'
Según FT estas entidades ven "injusta" una solución "de una sola talla" para todos, pues "mancharía su reputación" y les obligaría a recaudar "más capital en un momento difícil". Algunas entidades, como Caixabank y Bankia, ya tienen sus propios 'bancos malos' dentro de sus estructuras corporativas.
Además, un 'banco malo' necesitaría una "financiación considerable" del Estado en un momento en el que al país le está resultando difícil recaudar dinero en los mercados de bonos "a tasas razonables de interíés".
El Financial Times recuerda que, a diferencia de la solución alemana, que permite a los bancos deshacerse de sus príéstamos con un pequeño descuento a valor contable, un 'banco malo' al estilo irlandíés significaría para los bancos afectados un fuerte descuento en los precios, el reconocimiento de píérdidas y un "golpe de capital".
Aunque ni Rajoy ni el resto de dirigentes populares se han posicionado claramente sobre la creación de un 'banco malo' o el modelo que se aplicaría, sí han admitido que hay que ayudar a las entidades cuyos activos inmobiliarios "no tienen salida a precios de mercado".