Por... Humberto Montero
El pasado 6 de enero, un buen hombre, gallego para más señas, abrió un paquete que había encargado por internet y que debía contener un alargador de pene. Pero en lugar del preciado objeto, encontró una vulgar lupa. Lleno de ira y armado de coraje, decidió presentar denuncia. Dispuesto a aguantar el escarnio, se plantó ante los agentes y les comunicó los detalles de lo que, a su entender, era un fraude telemático de libro. Sin embargo, debió pensárselo mejor, pues desistió y se fue por donde había llegado conservando, eso sí, su anonimato. Es más que probable que la actitud de los policías tuviera algo que ver, ya que uno de ellos declaró con ironía a "La Voz de Pontevedra" que "tíécnicamente sería discutible hablar de una estafa porque agrandar, lo que se dice agrandar, es lo que hace".
De todos los truhanes guasones que circulan por el mundo destacan hoy quienes quieren colarnos que la única fórmula para salvar el capitalismo es que nos apretemos aún más el cinturón. Nosotros, claro. Que cobremos menos y trabajemos más. Que seamos más competitivos y que renunciemos a siglos de conquistas laborales para abaratar el despido. A cambio, nos ofrecen más empleo, parcial y peor remunerado, si es que no les viene mal y deciden llevarse su negocio a Bangladesh.
Como no soy precisamente sospechoso y mi liberalismo (económico) está fuera de toda duda, me permito denunciar aquí todo ese cuento con la ayuda de Ha-Joon Chang, el economista más leído en Reino Unido. Hijo del milagro coreano y profesor en Cambridge, esa universidad que montaron los protestantes porque no podían soportar que un español como Felipe II engrandeciera Oxford, Chang ha destripado las verdades de esta crisis en un libro que arrasa llamado " 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo ".
Vayamos por partes.
En un mundo justo ningún empresario debería pagar por despedir (dejando al margen embarazos y bajas justificadas) siempre que remunerara como Dios manda -o sea, más- a sus empleados. Como las empresas sólo buscan ampliar beneficios, necesitamos salvaguardas para evitar que los mismos directivos que se han subido el sueldo un 40% el último año y que cobran entre 300 y 400 veces más que un empleado medio dispongan de barra libre para echar gente a la calle. No existe, además, una correlación directa entre el despido libre y creación de empleo. Francia protege más a sus trabajadores que Reino Unido y tiene una tasa de paro similar.
Sostiene Chang, que el libre mercado no existe, que los accionistas no defienden los intereses de las compañías sino los suyos -hasta los años 80 los inversores mantenían sus acciones durante años, hoy la media son tres meses- y que la desregulación y las tecnologías han disparado la brecha entre el mundo financiero, "un monstruo difícil de entender y controlar", y el real.
Tan es así, que el Banco Central Europeo prestó al 1% de interíés 489.190 millones de euros a los bancos de la eurozona el pasado 22 de diciembre para facilitar el críédito a hogares y empresas. Nadie ha visto el dinero. Los bancos, que no se fían del personal, se niegan a prestar.
Prefieren guardarlo en la hucha del BCE y perder en la operación, ya que la entidad remunera estos depósitos al 0,25%. ¿Quiíén lo entiende?
Mientras tanto, la brecha entre ricos y pobres se amplía, y los directivos de firmas intervenidas no dejan de cobrar escandalosos bonos. Los mismos que exigen sacrificios, se escapan a St. Barts en cuanto pueden. Nos venden lupas para alargar el pene. Debemos denunciarlo