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Autor Tema: La banca tendrá que provisionar un 65% el suelo y un 35% los inmuebles  (Leído 136 veces)

Eguzki

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El Gobierno tiene previsto aprobar la reforma financiera este mismo viernes, de esta forma, quiere presentar ante sus socios europeos en la próxima Cumbre del dí­a 29, una reforma contundente, que no deje margen para dudar de los ajustes que está dispuesto a llevar a cabo y que sea bien recibida por los mercados.


Sin embargo, la dureza inicial ha sido rebajada en los últimos dí­as y el plan que ahora mismo está sobre la mesa abre ví­as de supervivencia a todas las entidades.

Las provisiones que se exigirán, según los cálculos de Economí­a, no supondrán más de los 50.000 millones anunciados por el titular del Ministerio, Luis de Guindos, hace un par de semanas. Para ello, exigirá que las dotaciones actuales en la cartera de suelo se eleven hasta el 65%. Para la vivienda terminada se pedirá un 35% y entre un 35 y un 40% para las promociones que estíén en construcción.

Contra beneficios y reservas
Para cubrir estas nuevas exigencias, la banca española puede plantearse o bien hacerlo por sus propios medios o bien iniciar un proceso de integración.

Si decide hacerlo en solitario, contará con un plazo de seis meses para llevarlo a cabo, que deberá cargarlo contra beneficios. En caso de que íéstos no sean suficientes, se permitirá a las entidades que carguen parte del coste contra reservas. La ví­a para hacerlo serí­a emitir tí­tulos en el mercado que sean susceptibles de transformarse en capital.

Si el banco no tuviera medios suficientes para cubrir todas las provisiones, aún contarí­a con el recurso del Frob, que acoge ahora al refundido fondo de garantí­a de depósitos. Así­, el Frob podrí­a emitir tí­tulos (actualmente tiene sus arcas prácticamente vací­as) y tomar una parte del capital de la entidad.

De ese modo, se forzarí­a a la entidad a hacer el máximo esfuerzo y el resto de entidades, a travíés de su participación en el FROB, contribuirí­an a su rescate.

En segundo lugar, la entidad puede decidir realizar un proceso de integración con otra, operación que está incentivada en la reforma.

El cargo de las provisiones se hará, en ese caso, contra reservas, y se dará un plazo de dos años para completar el saneamiento.

Esta reforma, según señalan fuentes financieras, está diseñada para que ninguna entidad se vea abocada a la quiebra, como habrí­a ocurrido si se hubieran mantenido las intenciones iniciales de Economí­a de negar cualquier tipo de ayuda exterior al sector.

En el esquema, Bankia, que por su tamaño era la entidad que podrí­a haber encajado peor la inexistencia de un banco malo, no tendrí­a por quíé pasar demasiados apuros para salvar las nuevas exigencias. Aunque el grupo que preside Rodrigo Rato atesora en su balance la mayor exposición al riesgo inmobiliario del sector, tiene tambiíén recursos financieros suficientes para salvar las mayores provisiones, bien por sus propios medios, bien con una petición muy limitada de nuevas ayudas al FROB.

¿Será efectivo?
Según el cálculo de BBVA, Bankia precisará unos 5.500 millones de euros para ajustar todos los niveles de provisiones, aunque esa cifra podrí­a ser incluso mayor. Pero la concesión del Gobierno de que se pueda cargar parte de la factura contra emisión de instrumentos convertibles le abre la ví­a del cumplimiento, ya que cuenta con unos 6.000 millones en preferentes en preferentes. BBVA, el Santander, el Sabadell y CaixaBank ya han puesto en marcha canjes de estos instrumentos por convertibles o acciones y Bankia podrí­a seguir la misma ví­a.

Los expertos y el sector dudan, sin embargo, de la efectividad de la reforma que planea poner en marcha el Gobierno esta misma semana. Consideran que si realmente se quiere realizar una limpieza definitiva de los balances el coste sobrepasará los 50.000 millones de euros anunciados, y que no se puede provisionar en más de un año si se quiere hacer una limpieza efectiva de los bancos.

Además, consideran que el esfuerzo que se exigirá a la banca, que ya presentan píérdidas trimestrales en su negocio domíéstico, retrasará el momento en que estíén en disposición de volver a dar críéditos y, contribuir así­ a la recuperación de la economí­a.

Por su parte, el Gobierno, quiere hacer la operación con rapidez y propulsar otra nueva oleada de fusiones. Además, considera que no serí­a entendible que la banca diera beneficios, siguiera sin conceder críéditos, pero recibiera más ayudas públicas.