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El presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, sancionó hoy la Ley 38 que crea el Fondo de Ahorro de Panamá (FAP) y modifica la 34 de 2008 sobre Responsabilidad Social Fiscal, que permite aumentar el díéficit este año en dos díécimas.
Todavía humeante por el calor de las críticas que recibió por parte de la oposición política en los debates en la Asamblea Nacional y las que aún continúa soportando de economistas y otros sectores, el FAP parece no tener marcha atrás y entrará en vigor apenas aparezca en Gaceta oficial.
La maquinaria parlamentaria de Cambio Democrático ya había hecho su importante labor en el hemiciclo cuando la semana pasada sus 41 diputados en pleno levantaron sus manos a favor del FAP frente a los 19 de la oposición que lo hicieron en contra.
El Fondo ha sido muy fuertemente criticado por políticos y economistas, no por su creación, sino por la forma en que ha sido proyectado, pues deja dudas en cuanto al manejo de sus recursos y los resquicios para aumentar el endeudamiento público.
Tambiíén porque impide que dineros que ahora controla el Fondo Fiduciario de Desarrollo lleguen al FAP y vayan a parar directamente al Tesoro Nacional, como los de ventas de acciones estatales en empresas mixtas, amíén de que eleva el rango del díéficit fiscal de 2,7 a 2,9 por ciento este año.
De igual manera porque los miembros de la Junta Directiva y de otros estamentos de control y definición de emergencias son nombrados directamente por el Ejecutivo y aunque tengan que ser ratificados por la Asamblea, la oposición tendrá que pasar por las horcas caudinas de la banca oficialista.
Como está diseñado, el FAP es un recurso de contingencia para enfrentar desastres naturales y recesión económica que pueda tener el país, lo cual tiene muchas lecturas según sus detractores.
La Cámara de Comercio y la Asociación de Empresarios habían recomendado al Ejecutivo deslindar antes de su aprobación el tema fiscal del FAP para no contaminarlo, pero no fueron escuchadas.