El Gobierno francíés anunció hoy el nombramiento en las 22 regiones del país de otros tantos "delegados" que se encargarán de llevar a cabo gestiones para evitar que las empresas en dificultades desaparezcan.
Su principal misión será dirigir una "cíélula regional de vigilancia y de alerta precoz" para identificar las compañías en riesgo y apoyarlas para salir adelante, lo que significa interceder ante los bancos, la justicia, los proveedores y los clientes, explicó en conferencia de prensa el ministro francíés de Recuperación Productiva, Arnaud Montebourg.
"Serán los consejeros, los confidentes de las empresas", así como "los interlocutores" de los tribunales de comercio que se encargan de gestionar los casos de las compañías que se declaran en suspensión de pagos, y sustituirán a los comisarios que puso en marcha el anterior Ejecutivo, indicó Montebourg.
Los "delegados", que tendrán competencia para las sociedades de menos de 400 empleados, constituyen "una solución de urgencia mientras la Administración se organiza", precisó.
Su finalidad, entre otros objetivos, es evitar a "los depredadores de empresas" que pueden aprovecharse de la fragilidad de las mismas, señaló el ministro, en alusión a la posibilidad de que saquen partido de esas situaciones para hacerse con el control de las compañías o para eliminar competencia.
Montebourg justificó este dispositivo en "la situación de urgencia que afronta" Francia, en un contexto en que "siete de los diecisiete países de la zona euro están en recesión", y eso tiene un impacto negativo sobre el tejido productivo.
Recordó que en los últimos tres años han cerrado 900 industrias y que en diez años el peso de la industria en el Producto Interior Bruto (PIB) del país se ha reducido del 25 al 13 %.
Para el titular de Recuperación Productiva, la mejor solución "es el crecimiento", ya que, "si seguimos instalando la austeridad en todos los países, no tendremos más que recesión y agravamiento de los problemas".
Por otro lado, Montebourg confirmó que va a realizar una gira a los otros países europeos donde está implantado industrialmente el gigante siderúrgico ArcelorMittal (Luxemburgo, Bíélgica y España) para buscar "una respuesta estratíégica de nivel europeo" y evitar la desaparición de plantas.
"El acero se ha dejado en manos de una empresa trasnacional cuyos centros de decisión están muy alejados de Europa", comentó el responsable francíés, en referencia al control de la familia de origen indio Mittal de esta compañía.