No es que el asunto nuclear iraní fuese algo que quitase el sueño a los gestores de fondos o que protagonizase largas conferencias entre inversores. Pero, de entrada, el acuerdo alcazado este fin de semana entre las potencias occidentales y Teherán elimina un foco de riesgo en potencia. Y, de forma más directa, el petróleo Brent baja dos dólares.
Las sanciones a Irán han reducido alrededor del 50% de las exportaciones de crudo. Mediante el acuerdo del fin de semana, la UE y EE UU abren sus mercados al petróleo iraní durante un periodo de seis meses.
Estas dos excusas, en un mercado predispuesto a las subidas, son más que válidas para una apertura al alza. Sobre todo si el viernes Wall Street cerró con el S&P por encima del 1.800 por primera vez en su historia y el Dow marcaba siete semanas seguidas de ganacias, la mejor racha en tres años.
Tampoco se puede hablar de euforia desatada. Alrededor de un 0,3% avanzan los futuros en los mercados europeos. Asia, por su parte, ha cerrado tambiíén el verde. Como es costumbre, el Nikkei sigue siendo el índice con mejor comportamiento. Un 1,54% ha subido gracias, otra vez, al yen díébil.
En Europa la jornada no está plagada de referencias. Aunque queda por ver cómo responden los bancos españoles a la luz verde definitiva del Ejecutivo al aval público que permitirá que los críéditos fiscales computen como capital. Una norma largamente ansiada por el sector que ahorrará a las entidades unos 30.000 millones de nuevo capital. Una gran noticia para el accionista.
Por lo demás, siguen los culebrones políticos. El italiano, con una votación esta semana para inhabilitar a Silvio Berlusconi y el alemán, con probablemente el pacto definitivo entre SPD y CDU.