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Autor Tema: Sacyr-Panamá, lí­mite 48 horas: todo pendiente de compuertas y seguros  (Leído 157 veces)

Eguzki

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El martes vence el lí­mite dado por las autoridades del Canal para que la aseguradora Zurich apoquine los 400 millones de dólares necesarios para que el consorcio formado por la española Sacyr y la italiana Impregilo pueda seguir ejecutando la megaobra del Canal de Panamá, ponerle el lacito, entregársela más en tiempo que en forma a ACP, la contratista del proyecto y evitar la espantá que muchos competidores preveí­an en el momento de la adjudicación.

Las últimas horas están siendo freníéticas con conversaciones a dos, tres, cuatro y hasta cinco bandas.

A nadie se escapa que la mejor de las soluciones posibles pasa por un avenimiento entre contratante y contratista -obligados cada uno a abonar cien millones adicionales a los de la compañí­a de seguros, hasta completar 600– para que sea este el que continúe con la construcción hasta su conclusión. Frente a las bravuconadas de los panameños y el deseo no oculto de algún operador norteamericano de coger el relevo, ha operado como freno para cualquier cambio un elemento esencial en la infraestructura: las compuertas.
Diseñadas especí­ficamente para cada una de las esclusas, teniendo en cuenta los factores orográficos y geológicos que individualmente les afectan, de las dieciseis encargadas por el consorcio italo-español, cuatrp están ya en el estado centroamericano, otras ocho están listas para el enví­o y las cuatro finales se encuentran en producción en Italia. Sus particularidades harí­an que cualquier cambio de proveedor de estos elementos se tradujera en un retraso enorme en la culminación de la nueva ví­a, algo que la ACP quiere evitar a toda costa.

El problema es que, de todos los adelantos económicos recogidos por Sacyr y sus socios, una parte menor ha ido encaminada a abonar al ‘cerrajero’ el importe de sus trabajos, destinándose principalmente tales fondos al abono de los gastos corrientes de personal y materiales. Cimolai, que así­ se llama, aprovechando el rí­o revuelto ha levantado la mano para preguntar "a ver, a ver, ¿quíé hay de lo mí­o?". Aunque con el importe comprometido por las partes habrí­a dinero suficiente como para satisfacer sus facturas, de su decisión de continuar o no con el servicio, y de la del Canal de seguir o no contando con íél como parte del conjunto o de forma aislada, depende en buena parte la resolución final y sus consecuencias.
El otro factor decisorio que está encima de la mesa es el del seguro. A Zurich le da un poco igual que le obliguen a abonar lo que otros no hacen ya que estas compañí­as tardan entre poco y nada en sacarse el riesgo del balance y este caso no iba a ser distinto. Sin embargo, hay dos particularidades en esta operación que sí­ son de interíés general, al menos para el público español. Primero, quiíén es el que cubre finalmente con sus fondos este ‘incumplimiento de contrato’, única cláusula que puede activar la exigencia de pago. Y despuíés, precisamente por ser ese el motivo de su obligación, contra quiíén va a ejercer la garantí­a corporativa en caso de hacerlo.

Ambas cuestiones tienen curiosa respuesta.

Como es en parte sabido, los garantes de la garantí­a de Zurich son CESCE, la empresa estatal española de seguro a la exportación, su equivalente italiano y otra firma belga. Por tanto, la broma, ya saben, no la paga una multinacional con sede en no síé dónde y nombre de ciudad helvíética, sino el españolito que ve la tele, le guarde Dios. Imagino que no les extraña. Me preocuparí­a más si, además, no les escandalizara. Anda nervioso estos dí­as el presidente de la sociedad pública a cuenta de estas noticias. No es de extrañar, le huele el culo a pólvora en un momento en el que la entidad, tras meses de demora, habí­a decidido acometer su anunciada privatización. De ahí­ que se estíé buscando una solución que, al menos, minore el impacto de unos titulares mediáticos que prometen.
Respecto a la segunda, pensar que Sacyr sale de rositas de esta y que otro carga con la parte del zurrón que le toca es una ensoñación. Al final, las compañí­as de seguros son hermanas pero no primas y buena parte de su estrategia, como la de cualquier otro que busque maximizar su beneficio, es minimizar sus contingencias. No hay razones para creer que esta sea la excepción: la garantí­a corporativa existe seguro. El estudio de la póliza y su clausulado se ha convertido en un divertido, para algunos, y dramático, para otros, ejercicio de interpretación mercantil y actuarial a fin de tomar cualquier arista en provecho propio y evitar desembolsos. Los despachos legales de todos los involucrados le han dado ya, seguro, catorce vueltas al texto. Y las que te rondaríé morena.

A 48 horas de que termine el plazo dado para que sepamos si Zurich paga o no y se abra el correspondiente árbol de decisión, que tampoco admite tantas ramas, la verdad sea dicha, así­ están las cosas y así­ se las estamos contando. No dilatar la obra resolviendo la cuestión de las compuertas y tratar de evitar responsabilidades patrimoniales para las arcas del Estado español son los dos elementos principales que se hallan ahora encima de la mesa. De cómo se resuelvan habremus Canal español o no. La Marca España puede volver a refulgir o quedar definitivamente dañada.