Propiedades del propóleo o própolis
El propóleo o própolis aporta beneficios y propiedades medicinales ideales a la hora de subir las defensas y luchar contra gripes y resfriados.
No hay duda que son muchísimas las propiedades que nos aporta un superalimento tan destacado como el propóleo (tambiíén conocido con el nombre de própolis).
Sus propiedades, como veremos a lo largo de esta nota, se deben sobretodo a los compuestos que contienen, los cuales ayudan a aumentar las defensas de nuestro organismo en aquellos momentos en que nos sentimos más díébiles.
El uso de esta sustancia resinosa como antisíéptico se remonta unos 2300 años atrás. No en vano, los antiguos egipcios lo utilizaban en el proceso de momificación para evitar la descomposición de los cadáveres.
Cuando el níéctar y el polen son aún poco abundantes, las abejas recolectan esta resina de las cortezas de los árboles para así endurecer las paredes interiores de la colmena.
De esta manera, reparan las brechas, protegiíéndola tanto de gíérmenes (hongos y bacterias) como de intrusos peligrosos.
Se trata por todo ello de un producto difícil de recolectar y bastante costoso, especialmente porque el própolis está presente en pequeñas cantidades en la miel.
Sus diferentes propiedades se basan fundamentalmente en la presencia de flavonoides, compuestos que favorecen las defensas del organismo contra las agresiones múltiples.
Resulta beneficioso, por tanto, en caso de afecciones respiratorias.
Beneficios medicinales del própolis
Científicamente se le han demostrado 20 propiedades: antibacteriano, antimicótico, fitoinhibidor, anticolesterolíémico, antiparasitario, antituberculoso, antiinflamatorio, antioxidante, antitóxico, epitelizante, antialíérgico, analgíésico, anestíésico, antiviral, citostático, desodorante, estimulante de la inmunogenesis, hemostático, hipotensor y termoestabilizador.
En las vías respiratorias es un antibiótico de amplio espectro que no produce disbacteriosis, con su importante y conocido efecto antigripal. Tiene además acción antiinflamatoria y anestíésica, convirtiíéndole en un eficaz protector de la garganta y de las cuerdas vocales.
En el aparato digestivo, regula el apetito, contribuye a la curación de estados aníémicos, ayuda a la regeneración de úlceras, previene la parasitosis y es protector del hígado.
En el aparato circulatorio inhibe la oxidación del colesterol, y normaliza la tensión arterial.
Posee capacidad cicatrizante, antiinflamatoria y desinfectante, siendo indicado para quemaduras, heridas y afecciones de la piel.
Contribuye a la curación de estados aníémicos.
Previene la arteriosclerosis.