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Autor Tema: Escapando del pasado  (Leído 509 veces)

Scientia

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Escapando del pasado
« en: Mayo 02, 2016, 08:05:57 pm »
http://www.nuevomensaje.org/el-mensaje/volumen-4/las-grandes-olas-de-cambio/escapando-del-pasado
Escapando del pasado

La humanidad está preparándose para vivir en un futuro muy diferente, un futuro diferente al pasado en muchos sentidos. El cambio acelerado que experimentáis a vuestro alrededor e incluso dentro de vosotros mismos da testimonio de esto. Pero no es simplemente que estíén cambiando vuestras circunstancias inmediatas o que estíéis quizás teniendo nuevos tipos de experiencias dentro de vosotros. El mundo entero está cambiando. Porque las Grandes Olas de cambio están sobre el mundo y la humanidad se enfrenta ahora al Contacto y la intervención de razas inteligentes del Universo, de la Comunidad Mayor de vida en la que vuestro mundo existe.
Para poder reconocer esto y responder a ello en consecuencia, teníéis que ser capaces de pensar con claridad. Teníéis que ser capaces de ver claramente, con gran objetividad. Teníéis que aplicar el sentido común a vuestras decisiones. Pero esto parece muy difí­cil para las personas y siempre ha sido difí­cil para ellas, debido a que sus pensamientos reflejan el pasado. Sus suposiciones reflejan el pasado. Ellas asumen y creen que el futuro será como el pasado.
Esto está tan arraigado que incluso la gente piensa que la vida es una serie de ciclos como los del pasado —ciclos económicos, ciclos de vida—, como si el pasado estuviera simplemente reafirmándose, recreándose una y otra vez como la perpetua continuidad de las estaciones, o como la salida y la puesta del sol. Esta orientación hacia el pasado impide a las personas ver con claridad, les impide aplicar el sentido común a un nuevo conjunto de preguntas, les impide reconocer que sus vidas están cambiando y que ahora tienen que tomar decisiones que son, quizás, diferentes a cualquier cosa que hayan tenido que hacer antes.
Muchas personas quieren escapar del pasado debido a sus fracasos y sus desilusiones. Estas cosas pueden perseguirlas y a menudo lo hacen. Pero escapar del pasado tiene aquí­ una importancia mucho mayor. Su importancia se relaciona con vuestra capacidad de ver y saber la verdad en este momento y de responder a las circunstancias cambiantes de vuestra vida.
Si no veis estas cosas y no respondíéis de una manera apropiada, el cambio tendrá un impacto devastador sobre vosotros. Os sobrepasará. No lo habríéis visto venir. No habríéis reconocido las consecuencias. No habríéis visto la importancia de tomar una decisión en su momento, cuando tuvisteis la oportunidad de hacerlo. Tanto el íéxito como el fracaso en la vida dependen en gran parte de la capacidad de ver, saber y obrar apropiadamente, incluso frente a decisiones a las que no estáis acostumbrados, incluso frente a circunstancias a las que no estáis adaptados o no os son habituales.
Dios ha puesto dentro de vosotros una mayor inteligencia para ayudaros a tomar estas decisiones, para ayudaros a ver y reconocer un conjunto de circunstancias a las que debíéis responder. Dios os ha dado ojos para ver y oí­dos para oí­r. Pero debido a que la mente está tan arraigada en el pasado y en los supuestos del pasado, esta visión y esta escucha se ven en gran medida obstaculizadas y en muchos casos soterradas.
El pasado del que habíéis de escapar no es simplemente vuestro propio sentido de fracaso, píérdida y decepción de tiempos anteriores. Es en realidad la influencia del pasado en vuestra capacidad de mirar hacia el futuro, de ver lo que se avecina en el horizonte de vuestra vida, de reconocer las Grandes Olas de cambio en el momento oportuno, de manera que podáis ser capaces de responder a ellas, prepararos para ellas y podáis tener el tiempo para cambiar adecuadamente las circunstancias o las situaciones de vuestra vida.
El Conocimiento dentro de vosotros os avisará con mucha antelación del peligro y la dificultad. Pero si no podíéis escuchar lo que os está diciendo o si no tomáis en serio sus mensajes —desestimándolos como simples oscuridades o miedos que hay que superar— entonces no os beneficiaríéis de la gran voz que Dios ha puesto en vuestro interior. Y a pesar de ser inteligentes, no actuaríéis de una manera inteligente. Pues la verdadera inteligencia es la capacidad y el deseo de aprender y adaptarse. Esto es la verdadera inteligencia. No es simplemente solucionar problemas complejos, construir máquinas complejas o ser listo e ingenioso. Porque si no podíéis ver y no podíéis saber, ¿quíé ventaja os dan íéstos aspectos de vuestra mente? Si no podíéis responder de manera inteligente a la vida, entonces ¿cuál es el valor de vuestra inteligencia?
Dios sabe lo que se avecina en el horizonte y es por eso que hay un Nuevo Mensaje en el mundo. Pero si no lo podíéis ver, si no podíéis responder a íél, si no podíéis generar el esfuerzo para hacer esas cosas que os dice que hagáis, entonces este Nuevo Mensaje parecerá perderse en vosotros, y no podríéis beneficiaros de la gran dotación del Conocimiento que se os ha dado.
Muchas personas hablan de posibilidades sobre el futuro. El futuro podrí­a ser esto; el futuro podrí­a ser aquello. Esto podrí­a suceder; aquello podrí­a suceder. La Tierra podrí­a calentarse; la Tierra podrí­a enfriarse. Hay un sinfí­n de especulaciones, pero no visión, Conocimiento o reconocimiento. La gente puede gastar muchí­simo tiempo en la especulación y el debate sobre las posibilidades de esto o las posibilidades de aquello. Pero la especulación se basa toda en el pasado —en suposiciones pasadas, en orientaciones, creencias y experiencias pasadas, en la historia de sus vidas y en la historia de la humanidad—. Pero si no hay reconocimiento, si no hay verdadera percepción, entonces todo ese tiempo, energí­a, debate y especulación no valdrán para nada. No os habrán beneficiado en absoluto.
En el debate, os apoyaríéis en los supuestos a los que estáis más acostumbrados. Buscaríéis reforzar lo que ya creíéis que es verdad. Trataríéis de defender vuestra posición, hacer valer vuestro punto de vista y fortificar vuestras creencias para reforzar el pasado. Este gasto tremendamente inútil de vuestra energí­a, vuestro tiempo y vuestros recursos es en realidad solo un intento de reafirmar lo que ya pensáis que es verdad y de vencer cualquier objeción al respecto. Esto es al mismo tiempo una forma de autocumplimiento y algo contraproducente.
La verdad en la vida es que no sabíéis lo que va a ocurrir a continuación a menos que el Conocimiento os díé una visión o una pista. Las personas basan sus vidas en un conjunto de supuestos no cuestionados acerca de la continuidad de las cosas que ellos reconocen y a las que están acostumbrados. Pero la vida puede daros una nueva experiencia y puede privaros de vuestras capacidades en un momento. Las cosas pueden cambiar dramáticamente para vosotros en un instante: un gran accidente, una gran píérdida, una gran enfermedad; una serie trágica de acontecimientos en vuestra comunidad; guerras, pestes, sequí­as, hambrunas o inundaciones. La lista sigue y sigue, y sin embargo las personas no son cautelosas. No están mirando. No están prestando atención. No están leyendo los signos del mundo que les están diciendo que tienen encima un gran cambio.
Antes de que haya una gran enfermedad, hay señales. Antes de que haya una gran sequí­a, hay señales. Antes de que haya un fallo en vuestras actividades, hay señales. Antes de que una relación fracase, hay señales. Antes de cualquier gran error, hay señales. ¿Pero quiíén está prestando atención? ¿Quiíén está mirando? ¿Quiíén tiene la claridad mental para ver esas señales e interpretar en el momento para quíé son realmente y quíé revelan realmente?
Si no estáis leyendo los signos del mundo, entonces no os estáis comportando de una manera inteligente. No estáis utilizando vuestra inteligencia, la inteligencia superior que Dios os ha dado —no vuestro condicionamiento social, no vuestro apaciguamiento de las expectativas de otras personas sobre vosotros, no vuestro esfuerzo constante para alcanzar el íéxito material o para obtener la aprobación de los demás, sino la gran inteligencia que el Creador de toda la vida os ha dado para ver, saber y actuar con compromiso y certeza.
Las señales están ahí­. Las Grandes Olas están llegando al mundo, convergiendo sobre la humanidad —la degradación del medio ambiente, un clima que cambia, la píérdida de los recursos, el agotamiento del mundo, el declive del mundo y la presencia de una intervención de razas de más allá del mundo que están aquí­ para aprovecharse de una humanidad díébil y dividida.
Hay muchas señales. El mundo os está diciendo lo que viene. Os está advirtiendo. Está tratando de llamar vuestra atención. Pero vuestra atención está siempre en otras cosas —en vuestros problemas internos, en vuestros conflictos internos, en vuestros recuerdos, en vuestras esperanzas, en vuestros sueños, en vuestros miedos, en vuestras constantes actividades y en vuestra constante estimulación.
La humanidad ha alcanzado en este tiempo un gran umbral, un punto de inflexión donde ahora está empezando a tener lugar un cambio a una escala como nunca antes habí­a ocurrido en el mundo. No podíéis evitarlo. No podíéis correr a esconderos en algún lugar, hacer las maletas y mudaros al campo, o trasladaros a otro paí­s. Dondequiera que vayáis, dondequiera que estíéis, las Grandes Olas estarán allí­, y los impactos crecerán con el tiempo, y en muchos lugares serán catastróficos.
El mundo os está diciendo esto. El Conocimiento dentro de vosotros os está diciendo esto, porque es la verdad. Esto no depende de la perspectiva, la actitud o las creencias de una persona. Estas no cambian las grandes circunstancias que se avecinan. Ser amorosos o temerosos tan solo os ayudará u os impedirá reconocer la verdad de vuestra situación. No es una cuestión de perspectiva. No os engañíéis pensando eso. No tratíéis de pasar por alto el poder de reconocimiento que Dios ha puesto dentro de vosotros, que os protegerá, os guiará y, finalmente, os colocará en posición de hacer un gran servicio a otros.
Aunque vuestra mente, vuestro intelecto, no sabe lo que ocurrirá despuíés, el Conocimiento dentro de vosotros está respondiendo a las señales del mundo y de la sabidurí­a de Dios. Por tanto, es fundamental para vuestra preparación que construyáis una relación con el Conocimiento, emprendiendo los pasos al Conocimiento y ganando acceso a la sabidurí­a y al poder que Dios ha puesto dentro de vosotros, que ahora, más que nunca antes, será esencial para vuestra supervivencia y vuestro íéxito.
Proyectar en el futuro expectativas basadas en el pasado es realmente solo una forma de soñar y fantasear. No es inteligente. Pensar que vais a tener más de lo que vuestros padres tuvieron, que el mundo os dará cualquier cosa que queráis o que la vida se plegará a vuestras preferencias y a vuestros objetivos es ser tonto y autodestructivo.
Ahora, en este gran umbral, tendríéis que leer las señales con mucho cuidado y mucha objetividad, tanto lo que el mundo os está diciendo como lo que el Conocimiento en vuestro interior os está indicando, con el fin de comenzar a navegar por un conjunto cambiante de circunstancias, un conjunto cambiante de situaciones —navegar las turbulentas aguas que vendrán.
Aquí­ debíéis dejar de soñar, de especular y de fantasear para tomaros el tiempo para aquietaros, escuchar, mirar y permitir que vuestra comprensión tome forma lentamente. Aquí­ no hay respuestas rápidas ni soluciones inmediatas. Las personas quieren y esperan estas cosas porque no tienen la fuerza para afrontar la incertidumbre. No tienen la habilidad ni la madurez para enfrentar una serie de circunstancias que no pueden entender en un primer momento. Así­ que ellas quieren o demandan soluciones, respuestas o cosas que sean simples, cosas que no requieran de ellas ningún esfuerzo o participación, pues quieren seguir soñando, continuar con su vida de fantasí­a de modo que el mundo no les afecte ni demande algo de ellas.
Si comprendíéis quíé es la verdadera inteligencia, veríéis lo extraordinariamente estúpido que es esto y cómo conducirá a las personas a su propia destrucción. Veríéis cómo esto impide recibir la sabidurí­a y la gracia de Dios. Porque Dios no va a venir a cambiar todas las circunstancias y a daros lo que deseáis. Lo que deseáis es lo que os está engañando, lo que os obsesiona y lo que está dominando vuestra atención —conseguir lo que deseáis, tener lo que deseáis, soñar con lo que deseáis, tratar de manipularos a vosotros mismos y a los demás para conseguir lo que deseáis—. Más allá de satisfacer las necesidades básicas de la vida, esta búsqueda se vuelve cada vez más engañosa. Os roba vuestra inteligencia, vuestra sabidurí­a y vuestra habilidad.
El pasado aquí­ siempre os empujará hacia atrás, arrojándoos a una vida de fantasí­a y especulación, de argumento y debate, a una vida en la que solo queríéis mirar ciertas cosas y no otras, a una vida en la que no queríéis reconocer la verdad de vuestra situación o ver la evidencia de que un gran cambio está llegando en el horizonte.
Esto es trágico. Es trágico no solo por el resultado, sino porque perdíéis vuestra capacidad para ganar la gran sabidurí­a y poder que Dios os ha dado y su servicio al mundo a travíés de vosotros. Aquí­ no solo vuestra vida sucumbe a las Grandes Olas de cambio, sino que tambiíén perdíéis la posibilidad de ofrecer una gran contribución a la vida.
Aquí­ los sueños de íéxito, logro, felicidad y contento os han alejado de estar realmente involucrados en la vida, una involucración que os traerá verdadera satisfacción, verdadera capacidad y la posibilidad de cumplir vuestro propósito más grande para venir al mundo. Habíéis renunciado a algo grande a cambio de algo muy pequeño e insignificante. Habíéis elegido un poco de placer y habíéis perdido una gran satisfacción.
Dios no va a venir a arreglar todas las cosas a todo el mundo, pero Dios ha puesto el Conocimiento dentro de todos. Solo el Conocimiento puede llevaros a actuar con valentí­a, a actuar sabiamente y de tal manera que seáis capaces de beneficiaros de un conjunto cambiante de circunstancias y estíéis al servicio de otros, lo cual os proporcionará una gran satisfacción.
Mirad la historia y ella os enseñará estas lecciones. En este sentido, el pasado es un gran maestro. Mirad a las personas viviendo en los albores de tiempos de gran cambio, al principio de tiempos de gran cambio, y ved las consecuencias para aquellos que fueron conscientes e hicieron preparativos y las consecuencias para aquellos que no los hicieron. Aquí­ la historia puede ser una gran maestra, una gran maestra de sabidurí­a.
Ahora estáis viviendo en el umbral de un gran cambio en el mundo. Si no respondíéis a esto y no podíéis cumplir con lo que el Conocimiento os ha dado para hacer, entonces estos tiempos serán terribles e inquietantes, y no estaríéis en condiciones de escapar de las dificultades, de beneficiaros de las oportunidades o de servir a otros.
Es por eso que debíéis volveros serios acerca de vuestra vida. Debíéis mirar vuestra vida. Dejad de jugar. Dejad de fantasear e involucraos en la vida. Prestad atención a lo que el mundo os está diciendo, pero no lleguíéis a conclusiones inmediatas. No busquíéis respuestas sencillas. No exijáis soluciones. Porque las Grandes Olas de cambio que vienen al mundo y la emergencia de la humanidad a la Comunidad Mayor son problemas con los que tendríéis que vivir. Son situaciones duraderas con las que tendríéis que aprender a tratar paso a paso. Tendríéis que vivir con ellas y dejar que las soluciones vengan a vosotros y a otros gradualmente, porque nadie tiene una respuesta para estas cosas. Nadie tiene una solución para las Grandes Olas de cambio. Hay muchas personas que ven soluciones a aspectos de las Grandes Olas, pero nadie tiene una respuesta o una solución global.
Nadie tiene una respuesta a cómo prepararse para la Comunidad Mayor, porque ¿cómo podrí­an saberla, inconscientes de cómo es la vida más allá de las fronteras de este mundo, inconscientes de las complejidades de las involucraciones entre las naciones en el Universo en su propia vecindad e inconscientes de lo que gobierna la vida y el comercio en esta región del espacio sobre la que tendríéis que educaros? Solo una Nueva Revelación puede daros perspicacia en esto. Pero incluso así­, teníéis que crecer y avanzar, porque el verdadero aprendizaje es un proceso paso a paso. No sucede de repente. Solo aquellos que son perezosos, indolentes y díébiles piensan que están ganando una gran comprensión en el momento. Este no es nunca el caso. Aprendíéis por etapas, porque crecíéis por etapas. Los grandes problemas y desafí­os no pueden resolverse rápidamente.
Esto es lo que la vida siempre ha enseñado, y es lo que debíéis aprender ahora para ganar verdadera fuerza y capacidad frente a las Grandes Olas de cambio. Tendríéis que dar pasos, sin estar siempre seguros de que sean los pasos correctos, sin estar siempre seguros de los resultados que producirán y sin tener control sobre el proceso. Tendríéis que estar más atentos y ser más fuertes y cuidadosos en lo que hacíéis, en lo que decí­s y en aquello a lo que os entregáis. Pero este es el precio de la sabidurí­a. Este es el precio de tener fuerza y ​​capacidad, porque no podíéis estar tonteando por ahí­ frente a las Grandes Olas de cambio.
Tomad las lecciones de la historia, pero mirad hacia delante. Despejad vuestra mente. Dejad a un lado vuestras suposiciones. Dejad a un lado vuestras creencias y preferencias para poder ver y saber y poder responder a las señales del mundo y a las señales del Conocimiento en vuestro interior.
Al principio, estas señales parecerán sutiles y tal vez confusas, pero con el tiempo llegarán a ser extremadamente claras y potentes. Os asombraríéis de haber podido ignorarlas o pasarlas por alto antes. Esto os dará la fuerza y la confianza de que el Conocimiento os hablará en el futuro, y si estáis en condiciones de seguirlo con fuerza y compromiso, sin presunciones, seríéis capaces de navegar lo que a otros les parecerá incomprensible y abrumador. Seríéis capaces de ver el regalo donde otros solo ven la píérdida. Seríéis capaces de reconocer lo que vosotros mismos debíéis hacer y llegar a ser, mientras que otros caen y son sobrepasados.
A medida que avancíéis veríéis, cada vez con mayor claridad, cómo el pasado os ha engañado, cómo ha diluido vuestra conciencia, cómo os ha mantenido vagos y obsesionados con vosotros mismos, y cómo os ha mantenido encerrados en una experiencia de vosotros mismos como seres díébiles e incompetentes. Aquí­ tendríéis que ser humildes, porque la situación será más grande que vosotros y no tendríéis respuestas fáciles en las que confiar.
Esto es así­ porque estas son las Grandes Olas de cambio, inmensas y de larga duración. Son el fruto del mal uso del mundo por parte de la humanidad, el fruto de su avaricia, de sus conflictos, de su excesivo uso de los recursos del mundo y de su ignorancia sobre la vida en la Comunidad Mayor.
No hay escape de las consecuencias, porque la vida está moviíéndose, y debíéis moveros con ella. Las circunstancias van a cambiar de manera creciente. Debíéis ser capaces de ver lo que esto os dirá que hagáis y debíéis fortaleceros en el Conocimiento para poder discernir el momento adecuado para actuar y la acción correcta que tomar.
A vuestro alrededor habrá creciente discordia, enfado, frustración, caos y confusión. La gente estará alterada. Estará enfurecida. Estará viviendo en la ansiedad, y estará teniendo grandes dificultades. Aquí­ solo podíéis mirar hacia otras personas que están respondiendo con el Conocimiento y al Conocimiento dentro de vosotros, porque a vuestro alrededor todos los demás estarán entrando en el pánico o estarán tratando de engañarse a sí­ mismos cada vez más ante los grandes cambios.
El ambiente mental será cada vez más discordante. La gente estará saliendo de golpe de sus sueños de realización personal con gran dificultad y un tremendo miedo. La gente se comportará de manera autodestructiva. La necedad, la confusión, la hostilidad y el conflicto crecerán a vuestro alrededor. ¿Cómo podríéis mantener vuestro enfoque, vuestra claridad, vuestra conciencia de vosotros mismos y vuestra relación con el Conocimiento en este entorno cada vez más difí­cil? Esta es una pregunta importante. Y solo puede contestarse construyendo una fundación en el Conocimiento, aprendiendo sobre las Grandes Olas de cambio y considerando todas las cosas que hacíéis y si ellas podrán mantenerse en el futuro.
Tendríéis que cambiar a pesar de que otros no estíén cambiando. Tendríéis que ir a la derecha a pesar de que todo el mundo estíé yendo a la izquierda. Tendríéis que responder a pesar de que nadie parezca responder o ni siquiera interesarse. El Conocimiento os llevará a actuar cuando haya que actuar, incluso si nadie más estuviera emprendiendo esa acción.
Aquí­ no podíéis confiar en el consenso o el acuerdo con las personas cuya aprobación pensáis que debíéis tener. Teníéis que volveros tremendamente sobrios, autónomos y tener la mente clara. Teníéis que tomar el control de vuestras emociones y vuestras reacciones suficientemente para poder mantener una conciencia de dónde estáis y quiíénes sois, sin importar lo que estíé pasando a vuestro alrededor. Y tendríéis que superar las tentaciones del miedo que os empujan a entrar en la negación, la evasión o a culpar a otros.
Esto no será fácil, pero es redentor, porque aquí­ es donde vuestra gran fuerza sale a la luz. Aquí­ es donde el poder del Conocimiento comienza a revelar su verdadera realidad e importancia en vuestra vida. Aquí­ es donde vuestros verdaderos regalos al mundo tienen la oportunidad de emerger allí­ donde nunca antes pudieron emerger. Aquí­ viviríéis una vida no de comodidad y preferencia, sino de claridad e involucración significativa con otros y con el mundo. Porque las comodidades se desvanecerán. Las indulgencias se volverán imposibles. Y aun así­, será un tiempo de gran compasión, un tiempo de gran servicio, un tiempo donde se iniciarán y crecerán grandes relaciones y un tiempo de redención frente a dificultades inmensas y aparentemente abrumadoras.
Para esto, necesitaríéis asumir una posición diferente con vosotros mismos, no como unos esclavos de vuestros deseos y vuestros miedos, no como personas díébiles y patíéticas, sino como personas que fueron enviadas al mundo para servirlo bajo las mismas circunstancias que irán creciendo a vuestro alrededor. Lo quíé pasó antes en vuestra vida os parecerá cada vez más remoto, según respondíéis directamente a lo que la vida está poniendo en vuestro camino hoy, mañana y todos los dí­as que seguirán. Lo que pensasteis que erais, lo que pensasteis que querí­ais, vuestras preocupaciones, vuestros grandes conflictos con vosotros mismos y vuestras decepciones y fracasos del pasado, quedará todo más y más perdido en el pasado, lavado aguas abajo en el rí­o de la vida. Porque cuando estáis viviendo plenamente en el momento y os estáis preparando para el futuro, el pasado no puede perseguiros. No puede abrumaros, porque vuestra vida es entregada a cosas que son más inmediatas y significativas.
Vosotros escapáis del pasado participando en el presente y preparándoos para el futuro. Algunos aspectos de vuestro pasado continuarán sirviíéndoos, y algunos aspectos de vuestro pasado continuarán molestándoos, pero en general vuestro íénfasis estará en vivir en el momento y prepararos para el futuro.
Esta involucración con la vida es vivificante y restaura la vida. Aquí­ el Conocimiento es más importante que vuestros recuerdos. Aquí­ la experiencia de la claridad es más importante que la aparente importancia de vuestras ideas o creencias. Aquí­ vuestra capacidad de ver y responder se volverá incluso más importante para vuestro bienestar que vuestras queridas ideas del pasado. Aquí­ estaríéis dispuestos a sacrificar a quienes pensabais que fuisteis para permitiros, con el tiempo, volveros mayores personas sirviendo a un mayor propósito. Aquí­ vuestros amigos cambiarán, vuestros conocidos cambiarán, vuestras prioridades cambiarán, vuestras acciones cambiarán, vuestra conciencia cambiará —todo para moveros a una mayor y más segura posición en la vida.
Aquí­ debíéis tener mucha compasión con los demás, porque habrá tremendo fracaso y confusión a vuestro alrededor. Sin embargo, si vosotros podíéis llevar a cabo esta preparación, lo cual es vuestro destino, entonces tendríéis compasión con los demás, porque veríéis lo difí­cil que es realmente cambiar vuestra relación con vosotros mismos y vuestra relación con el mundo. Veríéis cuánto esfuerzo concentrado requiere esto de vuestra parte, un esfuerzo sostenido en el tiempo y a travíés de muchas situaciones. Entenderíéis el desafí­o. Veríéis que todo lo que es significativo en la vida es fruto del compromiso y la constante aplicación de uno mismo. Veríéis su valor para vosotros y para los demás. Y seríéis una fuente de fortaleza cuando la fortaleza de los demás parezca fallar.