Emociones Sanadoras
“Entonces según esa teoría todos estaríamos enfermos del riñón porque hemos recibido mas de un sustoâ€. Este seria un comentario lógico para aquellos que leen esta teoría por primera vez.
Aun cuando todos tengamos dos ojos, dos orejas, una nariz y una boca, no hay dos rostros exactamente iguales. Aunque el ADN sea un denominador común para todos nosotros, para miles de millones de nosotros, el Creador aún sigue arreglándoselas para crear a cada ser humano de modo que sea un individuo único.
Así tambiíén el ADN psíquico, el Ser, aun siendo común a la especie humana, contiene un proyecto original para cada personalidad, que es único y especial de ese individuo. Por más que las pautas de comportamiento puedan ser similares, no hay dos proyectos originales de personalidad individual, como no hay dos caras que sean exactamente iguales.
Las pautas aprendidas marcan unas emociones bloqueadas o liberadas y por consiguiente determinan la capacidad de nuestra respuesta emocional. Las investigaciones de la inteligencia emocional han dado muchas respuestas en este campo, y hoy en dia podemos tener una idea bastante clara de la persona y su respuesta emocional en función de sus dolencias físicas.
Todos necesitamos que se nos llame la atención cuando nos desviamos de nuestro proyecto original personal -la expresión más plena del Ser- y, la enfermedad es el camino.
Si nos preguntaramos :« ¿Quíé estoy haciendo con mi vida que va en contra de mi objetivo? ¿a que vivencia me estoy negando para que se produzca semejante disintonia en mi cuerpo?, comprobaríamos que cuanto más grave es la enfermedad, tanto más nos hemos sobrecargado, y generalmente ni siquiera en nuestro propio interíés, sino obedeciendo a presiones o en interíés de un padre o una madre, de un grupo de pares o de algún otro ser amado, que a su vez han actuado exactamente igual a como les fue enseñado, y asi en una interminable cadena recesiva de aprendizajes. En innumerables casos veríamos que esa primera actuación prefijada, es la chispa que produjo la interferencia en las ondas de nuestra radio interna. Despuíés ya fue todo facil, entramos en el circulo vicioso del “no puedo darloâ€, “no seâ€, “se enojaranâ€, “¿Cómo voy a fallarles?â€, y asi paso a paso vamos perdiendo la conexión con la onda interna , que a su vez desarrolla una cacofonía loca y sin sentido entre lo que realmente desea y lo que "debe hacer", hasta que finalmente enfermamos.