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Autor Tema: Pandemonium  (Leído 19806 veces)

hercul

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Re: Pandemonium
« Respuesta #30 en: Marzo 17, 2008, 04:19:00 pm »

Sacado del libro "Groucho y yo" de Groucho Marx en el que cuenta las vivencias y experiencias de íél y sus hermanos a comienzos del siglo XX en USA. En el capí­tulo 15, que es el que me propongo descargar aqui, cuenta sus propias aníécdotas sobre el carck del 29

-MARX, Groucho. Groucho y yo. Tusquets Editores. Barcelona, 2005.

15. De cómo fui protagonista de las locuras de 1929
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CAPITULO I
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Muy pronto, un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la del
paí­s. Era un asuntillo llamado mercado de valores. Lo conocí­ por primera vez hacia
1926. Constituyó una sorpresa agradable descubrir que era un negociante muy astuto. O
por lo menos eso parecí­a, porque todo lo que compraba aumentaba de valor. No tení­a
asesor financiero. ¿Quiíén lo necesitaba? Podí­as cerrar los ojos, apoyar el dedo en
cualquier punto del enorme tablero mural y la acción que acababas de comprar
empezaba inmediatamente a subir. Nunca obtuve beneficios. Parecí­a absurdo
vender una acción a 30 cuando se sabí­a que dentro del año doblarí­a o triplicarí­a su
valor.
Mi sueldo semanal en Los cuatro cocos era de unos dos mil, pero esto era calderilla
en comparación con la pasta que ganaba teóricamente en Wall Stre
et. Disfrutaba
trabajando en la revista, pero el salario me interesaba muy poco. Aceptaba de todo el
mundo confidencias sobre el mercado de valores
. Ahora cuesta creerlo, pero
incidentes como el que sigue eran corrientes en
aquellos dí­as.
Subí­ a un ascensor del hotel Copley Plaza, en Boston. El
ascensorista me reconoció y dijo:
—Hace un ratito han subido dos individuos, señor Marx, ¿sabe? Peces gordos, de
verdad. Vestí­an americanas cruzadas y llevaban claveles en las solapas. Hablaban del
mercado de valores y, críéame, amigo, tení­an aspecto de saber lo que decí­an. No se han
figurado que yo estaba escuchándoles, pero cuando manejo el ascensor siempre tengo el
oí­do atento. ¡No voy a pasarme toda la vida haciendo subir y bajar uno de estos cajones!
El caso es que oí­ que uno de los individuos decí­a el otro: «Ponga todo el dinero que
pueda obtener en United Corporation». —¿Cómo se llaman esos valores? —preguntíé.
Me lanzó una mirada burlona.
—¿Quíé le ocurre, amigo? ¿Tiene algo en las orejas que no le funciona bien? Ya se lo he
dicho. El hombre ha mencionado la United Corporation.
Le di cinco dólares y corrí­ hacia la habitación de Harpo. Le informíé inmediatamente
acerca de esta mina de oro en potencia con que me habí­a tropezado en el ascensor.
Harpo acababa de desayunar y todaví­a iba en batí­n.
—En el vestí­bulo de este hotel están las oficinas de un agente de Bolsa —dijo—. Espera
a que me vista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia.
—Harpo —dije—, ¿estás loco? ¡Si esperamos hasta que te hayas vestido, estas acciones
pueden subir diez enteros!
De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su batí­n, corrimos hacia el vestí­bulo,
entramos en el despacho del agente y en un santiamíén compramos acciones de la United
Corporation por valor de 160.000 dólares, con un margen del 25 por ciento.
Para los pocos afortunados que no se arruinaron en 1929 y que no están
familiarizados con Wall Street, permí­tanme explicar lo que significa ese margen
del 25 por ciento. Por ejemplo, si uno compraba 80.000 dólares de acciones, sólo
tení­a que pagar en efectivo 20.000. El resto se le quedaba a deber al agente. Era
como robar dinero.

El miíércoles por la tarde, en Broadway, Chico encontró a un habitual de Wall Street,
quien le susurró:
—Chico, ahora vengo de Wall Street y allí­ no se habla de otra cosa que del Cobre
Anaconda. Se vende a ciento treinta y ocho dólares la acción y se rumorea que llegará hasta los quinientos. ¡Cómpralas antes de que sea demasiado tarde! Lo síé de muy buena
tinta.


Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo

hercul

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Re: Pandemonium
« Respuesta #31 en: Marzo 18, 2008, 09:51:13 am »



La Revolución Marxista en Rusia . Esta es la famosa foto que retocó Stalin para que no apareciera Harpo.


CAPíTULO II
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Chico corrió inmediatamente hacia el teatro con la noticia de esta oportunidad. Era una
función de tarde y retrasamos treinta minutos el alzamiento del telón hasta que nuestro
agente nos aseguró que habí­amos tenido la fortuna de conseguir seiscientas acciones.
¡Estábamos entusiasmados! Chico, Harpo y yo íéramos cada uno propietario de
doscientas acciones de estos valores que rezumaban oro. El agente incluso nos felicitó.
Dijo:
—No ocurre a menudo que alguien entre con tan buen pie en una compañí­a como la
Anaconda.
El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon,
el productor teatral, solí­a ponerme una conferencia telefónica cada mañana desde
Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus
predicciones para el dí­a. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran «arriba,
arriba, arriba». Hasta entonces yo no habí­a imaginado que se pudiera hacerse rico
sin trabajar.

Max me llamó una mañana y me aconsejó que comprara unos valores llamados Auburn.
Eran de una compañí­a de automóviles, ahora inexistente.
—Marx —dijo—, es una gran oportunidad. Pegará más saltos que un canguro.
Cómpralo ahora, antes de que sea demasiado tarde.
Luego añadió:
—¿Por quíé no abandonas Los cuatro cocos y olvidas esos miserables dos mil semanales
que ganas? Son calderilla. Tal como manejas tus finanzas, asegurarí­a que puedes ganar
más dinero en una hora, instalado en el despacho de un agente de valores, que los que
puedes obtener haciendo ocho representaciones semanales en Broadway.
—Max —contestíé—, no hay duda de que tu consejo es sensacional. Pero al fin y al
cabo tengo ciertas obligaciones con Kaufman, Ryskind, Irving Berlin y con mi
productor, Sam Harris.
Lo que por entonces no sabí­a era que Kaufman, Ryskind, Berlin y Harris compraban
tambiíén con margen y que, finalmente, iban a ser aniquilados por sus asesores
financieros. Sin embargo, por consejo de Max, llamíé inmediatamente a mi agente y le
instruí­ para que me comprara quinientas acciones de la Auburn Motor Company.
Pocas semanas más tarde, me encontraba paseando por los terrenos de un club de
campo, con el señor Gordon. Grandes y costosos cigarros habanos colgaban de nuestros
labios. El mundo era una delicia y el cielo asomaba en los ojos de Max. (Así­ como
tambiíén unos sí­mbolos del dólar.) El dí­a anterior, las Auburn habí­an pegado un salto de
treinta y ocho enteros. Me volví­ hacia mi compañero de golf y dije:
—Max, ¿cuánto tiempo durará esto?
Max repuso, utilizando una frase de Al Jolson.
—Hermano, ¡todaví­a no has visto nada!
Lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendí­a una sola acción.
La gente compraba sin cesar.
Un dí­a, con cierta timidez, hablíé a mi agente en Great
Neck acerca de este fenómeno especulativo.
—No síé gran cosa sobre Wall Street —empecíé a decir en tono de disculpa—, pero,
¿quíé es lo que hace que esas acciones sigan ascendiendo? ¿No debiera haber alguna
relación entre las ganancias de una compañí­a, sus dividendos y el precio de venta de sus
acciones?
Por encima de mi cabeza, miró a una nueva ví­ctima que acababa de entrar en su
despacho y dijo:
—Señor Marx, tiene mucho que aprender acerca del mercado de valores. Lo que usted
no sabe respecto a las acciones servirí­a para escribir un libro.
—Oiga, buen hombre —repliquíé—. He venido aquí­ en busca de consejo. Si no sabe
usted hablar con cortesí­a, hay otros que tendrán mucho gusto en encargarse de mis
asuntos. Y ahora, ¿quíé estaba usted diciendo?
Adecuadamente castigado y amansado, respondió:
—Señor Marx, tal vez no se díé cuenta, pero íéste ha dejado de ser un mercado
nacional. Ahora somos un mercado mundial. Recibimos órdenes de compra de
todos los paí­ses de Europa, de Amíérica del Sur e incluso de Oriente. Esta mañana
hemos recibido de la India un encargo para comprar mil acciones de Tuberí­as Crane.
Con cierto cansancio, preguntíé:
—¿Cree que es una buena compra?
—No hay otra mejor —me contestó—. Si hay algo que todos hemos de usar, son las
tuberí­as.
(Se me ocurrieron otras cuantas cosas más, pero no estaba seguro de que apareciesen en
las listas de cotizaciones.)
—Eso es ridí­culo —dije—. Tengo varios amigos pieles rojas en Dakota del Sur y no
utilizan las tuberí­as. —Soltíé una carcajada para celebrar mi salida, pero íél permaneció
muy serio, de modo que proseguí­â€”. ¿Dice usted que desde la India le enví­an órdenes
de compra de Tuberí­as Crane? Hummm. Si en la lejana India piden tuberí­as, deben de
saber algo sensacional. Apúnteme para doscientas acciones; no, mejor aún, serán
trescientas.
Mientras el mercado seguí­a ascendiendo hacia el firmamento, empecíé a sentirme
cada vez más nervioso. El poco juicio que tení­a me aconsejaba vender, pero, al
igual que todos los demás primos, era avaricioso. Lamentaba desprenderme de
cualquier acción, pues estaba seguro de que iba a doblar su valor en pocos meses.

En los diarios actuales leo con frecuencia artí­culos relativos a espectadores que se
quejan de haber pagado hasta un centenar de dólares por dos entradas para ver My Fair
Lady. (Personalmente, opino que vale esos 100 dólares.) Bueno, una vez paguíé 138.000
dólares por ver a Eddie Cantor en el Palace.
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hercul

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Re: Pandemonium
« Respuesta #32 en: Marzo 18, 2008, 10:26:42 pm »
Espero que os halla gustado el capí­tulo del libro. Resulta anecdótico cuanto menos...
CAPITULO III ( y último)


Todos sabemos que Eddie es un cómico estupendo. Incluso íél lo reconoce sin ningún
inconveniente. Tení­a una revista maravillosa. Cantaba Margie, Ahora es el momento de
enamorarse y Si conociesen a Sussie. Mataba de risa al público con sus bromas
caracterí­sticas, y terminaba cantando Whoopee. En resumen, era un exitazo. Tení­a ese
algo magníético que hace destacar a una estrella del montón anónimo.
Cantor era vecino mí­o en Great Neck. Como era viejo amigo suyo, cuando terminó la
representación fui a verle en su camerino. Eddie es un conversador muy persuasivo, y
antes de que yo pudiera decirle lo mucho que habí­a disfrutado con su actuación, me
hizo sentar, cerró rápidamente la puerta, miró a su alrededor para cerciorarse de que
nadie escuchaba y dijo:
—¡Groucho, te adoro!
No habí­a nada de peculiar en aquel saludo. Así­ es como la gente del teatro habla entre
sí­. En el teatro existe una ley no escrita respecto a que cuando dos personas se
encuentran (actor y actriz, actriz y actriz, actor y actor, o cualquier otra de las
variaciones y desviaciones del sexo) deben evitar cuidadosamente los saludos habituales
entre la gente normal. En cambio, deben abrumarse mutuamente con frases de cariño
que, en otros sectores de la sociedad, suelen estar reservadas para el dormitorio.
—Encanto —prosiguió Cantor—, ¿quíé te ha parecido mi espectáculo?
Miríé hacia atrás, suponiendo que habrí­a entrado alguna muchacha. Desdichadamente,
no era así­, y comprendí­ que se dirigí­a a mí­.
—Eddie, cariño —contestíé con entusiasmo verdadero—, ¡has estado soberbio!
Me disponí­a a lanzarle unos cuantos piropos más cuando me miró afectuosamente con
aquellos ojos grandes y brillantes, apoyó las manos en mis hombros y dijo:
—Precioso, ¿tienes algunas Goldman-Sachs?
—Dulzura —respondí­ (a este juego pueden jugar dos)—, no sólo no tengo ninguna, sino
que nunca he oí­do hablar de ellas. ¿Quíé es Goldman-Sachs? ¿Una marca de harina?
Me cogió por ambas solapas y me atrajo hacia sí­. Por un momento pensíé que iba a
besarme.
—¡No me digas que nunca has oí­do hablar de las Goldman-Sachs! —exclamó
incríédulamente—. Es la compañí­a de inversiones más sensacional de todo el mercado
de valores.
Luego consultó su reloj y dijo:
—Hum. Hoy es demasiado tarde. La Bolsa está ya cerrada. Pero, mañana por la
mañana, muchacho, lo primero que tienes que hacer es coger el sombrero y correr al
despacho de tu agente para comprar doscientas acciones de Goldman-Sachs. Creo que
hoy ha cerrado a ciento cincuenta y seis... ¡y a ciento cincuenta y seis es un robo!
Luego Eddie me palmoteo una mejilla, yo le palmoteíé la suya y nos separamos.
¡Amigo! ¡Quíé contento estaba de haber ido a ver a Cantor a su camerino! Figúrate, si no
llego a ir aquella tarde al teatro Palace, no hubiese tenido aquella confidencia. A la
mañana siguiente, antes del desayuno, corrí­ al despacho del agente en el momento en
que se abrí­a la Bolsa. Aflojíé el 25 por ciento de 38.000 dólares y me convertí­ en
afortunado propietario de doscientas acciones de la Goldman-Sachs, la mejor compañí­a
de inversiones de Amíérica.
Entonces empecíé a pasarme las mañanas instalado en el despacho de un agente de
Bolsa, contemplando un gran cuadro mural lleno de signos que no entendí­a. A no
ser que llegara temprano, ni siquiera me era posible entrar. Muchas de las
agencias de Bolsa tení­an más público que la mayorí­a de los teatros de Broadway.
Parecí­a que casi todos mis conocidos se interesaran por el mercado de valores. La
mayorí­a de las conversaciones sólo hablaban de la cantidad que tal y tal valor
habí­a subido la semana pasada, o cosas similares. El fontanero, el carnicero, el
panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus
mezquinos salarios —y en muchos casos, sus ahorros de toda la vida— en Wall
Street. Ocasionalmente, el mercado flaqueaba, pero muy pronto se liberaba la
resistencia que ofrecí­an los prudentes y sensatos, y proseguí­a su continua
ascensión.


De vez en cuando algún profeta financiero publicaba un artí­culo sombrí­o advirtiendo al
público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y
recordando que todo lo que sube debe luego bajar. Pero apenas si nadie prestaba
atención a estos conservadores tontos y a sus palabras idiotas de cautela. Incluso Barney
Baruch, el Sócrates de Central Park y mago financiero americano, lanzó una llamada de
advertencia. No recuerdo su frase exacta, pero vení­a a ser así­: «Cuando el mercado de
valores se convierte en noticia de primera página, ha sonado la hora de retirarse».
Yo no estaba presente en la Fiebre del Oro del 49. Me refiero a 1849. Pero imagino
que esa fiebre fue muy parecida a la que ahora infectaba a todo el paí­s.
El
presidente Hoover estaba pescando y el resto del gobierno federal parecí­a
completamente ajeno a lo que sucedí­a. No estoy seguro de que hubiesen conseguido
algo aunque lo hubieran intentado, pero en todo caso el mercado se deslizó alegremente
hacia su perdición.
Un dí­a concreto, el mercado empezó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más
nerviosos cayeron presas del pánico y empezaron a descargarse. Eso ocurrió hacecasi treinta años y no recuerdo las diversas fases de la catástrofe que caí­a sobre
nosotros, pero así­ como al principio del auge todo el mundo querí­a comprar, al
empezar el pánico todo el mundo quiso vender. Al principio las ventas se hací­an
ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos
empezaron a lanzar al ruedo sus valores, que por entonces sólo tení­an el nombre
de tales.
Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar
reclamando los márgenes adicionales. Esta era una broma pesada, porque la
mayor parte de los accionistas se habí­an quedado sin dinero, y los agentes
empezaron a vender acciones a cualquier precio. Yo fui uno de los afectados.
Desgraciadamente, todaví­a me quedaba dinero en el banco. Para evitar que
vendieran mi papel empecíé a firmar cheques febrilmente para cubrir los márgenes
que desaparecí­an rápidamente. Luego, un martes espectacular, Wall Street lanzó
la toalla y se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque por
entonces todo el paí­s estaba llorando.
Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que
perdí­ fueron 240.000 dólares. (O ciento veinte semanas de trabajo, a 2.000 por
semana.) Hubiese perdido más, pero íése era todo el dinero que tení­a. El dí­a del
hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max
Gordon, me telefoneó desde Nueva York. En cinco palabras, lanzó una afirmación
que, con el tiempo, creo que ha de compararse favorablemente con cualquiera de
las citas más memorables de la historia americana.
Me refiero a citas tan
imperecederas como «No abandoníéis el barco», «No disparíéis hasta que veáis el blanco
de sus ojos», «¡Dadme la libertad o la muerte!», y «Sólo tengo una vida que dar a la
patria». Estas palabras caen en una insignificancia relativa al ponerlas junto a la frase
notable de Max. Pero charlatán por naturaleza, esta vez ignoró incluso el tradicional
«hola». Todo lo que dijo fue: «¡Marx, la broma ha terminado!». Antes de que yo
pudiese contestar, el telíéfono se habí­a quedado mudo.
En toda la bazofia escrita por los analistas de mercado, me parece que nadie hizo un
resumen de la situación de una manera tan sucinta como mi amigo el señor Gordon. En
aquellas cinco palabras lo dijo todo. Desde luego, la broma habí­a terminado. Creo que
el único motivo por el que seguí­ viviendo fue el convencimiento consolador de que
todos mis amigos estaban en la misma situación. Incluso la desdicha financiera, al igual
que la de cualquier otra especie, prefiere la compañí­a.
Si mi agente hubiese empezado a vender mis acciones cuando empezaron a tambalearse,
hubiese salvado una verdadera fortuna. Pero como no me era posible imaginar que
pudiesen bajar más, empecíé a pedir prestado dinero del banco para cubrir los márgenes
que desaparecí­an rápidamente. Las acciones de Cobre Anaconda (recuerda que
retrasamos treinta minutos la subida del telón para comprarlas) se fundieron como las
nieves del Kilimanjaro (no creas que no he leí­do a Hemingway), y finalmente se
estabilizaron a 2 1/2. La confidencia del ascensorista de Boston respecto a la United
Corporation se saldó a 3. Las habí­amos comprado a 60. La función de Cantor en el
Palace fue magnifica y de tanta calidad como cualquier actuación en Broadway. pero,
¿Goldman-Sachs a 56 dólares? Eddie, cariño ¿como pudiste? Durante la máxima
depresión del mercado, podí­a comprárselas a un dólar la acción.
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Re: Pandemonium
« Respuesta #33 en: Marzo 27, 2008, 01:05:10 pm »
La crisis alcanza al Grupo Carlyle de los Bush (y Bin Laden)


27-03-2008
Alfredo Jalife-Rahme

Cunde el “efecto dominó” de la crisis financiera global que ha alcanzado a conglomerados considerados inexpugnables y vinculados a la cúpula polí­tica de Estados Unidos (EU).

Carstens y Calderón alardean cómicamente poseer la receta para evitar la crisis crediticia global en pleno despliegue que ha alcanzado al nepotismo dinástico de los Bush, cuyo legendario Grupo Carlyle se encuentra en severas dificultades financieras debido a la insolvencia de una de sus subsidiarias, Carlyle Capital Corp. Ltd, que cotizaba en ímsterdam, prácticamente quebrada.

En Míéxico, el Grupo Carlyle, empresa pirata candidata a llevarse parte del “tesoro” petrolero en las profundidades del Golfo de Míéxico, está representado por Luis Tíéllez Kuenzler, simultáneamente secretario de Comunicaciones de la cleptocracia calderonista, y quien fuera secretario de Energí­a zedillista y antecesor de Reyes-Heroles González Garza en el cargo. Tíéllez ha cometido innumerables errores garrafales en sus múltiples puestos en la función “pública” (sic), pero uno es inolvidable, cuando fue a engañar a un ignaro Congreso (¡para lo que sirven las legislaturas en el siglo XXI!) de que el precio del oro negro se desplomarí­a a seis dólares el barril, por lo que urgí­a la venta perentoria de Pemex a las trasnacionales texanas. Hoy el petróleo cotiza a más de 100 dólares el barril (el ridí­culo Tíéllez se equivocó más de 16 veces.) Esta es la fauna neoliberal que dos sexenios más tarde pretende rematar Pemex a las trasnacionales texanas y gallegas, incluido el Grupo Carlyle, en pleno naufragio financiero

El solvente analista F. William Engdahl explaya sus vicisitudes: “uno de los fondos privados de capital más influyente y poderoso en las dos díécadas pasadas, í­ntimamente (sic) ligado a la familia Bush” (Global Research; 10-3-08). Entre sus principales socios se encuentran Daddy Bush, el texano James Baker III, el ex primer ministro británico John Major, y –nos ilustra el gran investigador Greg Palast–, nada menos que ¡Osama Bin Laden! Así­ que Bin Laden resultó el patrón de Tíéllez Kuenzler, miembro prominente de la cleptocracia calderonista.

Los severos problemas del Grupo Carlyle afloraron en septiembre pasado, cuando recurrió a ser rescatado por Mubadala, brazo financiero de los “fondos soberanos de riqueza” de Abu Dhabi, que aportó mil 300 millones de dólares por 10 por ciento de su capital accionario, cotizado en 21 mil millones de dólares que se pueden pulverizar debido a su insolvencia.

En la realidad geopolí­tica, sus problemas empezaron en marzo de 2004, un año despuíés de la invasión ilegal de la dupla anglosajona a Irak, cuando se supo que la cohorte de petroleras privadas (y sus caricaturescas excrecencias como la pirata española Repsol) no podí­an capturar su oro negro.

Osama Bin Laden citó “el verdadero motivo de la guerra en Irak: enriquecer a las corporaciones ligadas a la administración Bush”, en particular a Halliburton (Don Van Natta Jr., The NYT; 19-12-04). Naturalmente que Osama no podí­a delatar a su propia empresa de la que es presunto accionista, Grupo Carlyle ni a Blackstone, que cobró una fortuna por el desastre del atentado del 11 de septiembre. Visto en retrospectiva no salió exitoso el “negocio” de la invasión a Irak, que cinco años más tarde lleva un costo mayor a los 3 billones de dólares (trillones en anglosajón), según Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economí­a.

Ahora si que los “mercados” que tanto invocan los neoliberales le faltaron el respeto al nepotismo drástico de los Bush, la familia controladora del Grupo Carlyle: las acciones de sus subsidiaria fueron suspendidas en ímsterdam, despuíés de un desplome brutal de más de 60 por ciento.

Engdahl inculpa a la alquimia del mago malhadado y malvado Alan Greenspan, el “Maestro” (sic) consagrado a expectorar barbaridades desde su lastimosa condición de fracasado global y cuya “ingenierí­a financiera” hizo posible que el Grupo Carlyle, con solamente 670 millones de dólares de capital, “se hubiese apalancado 32 veces más para financiar un portafolio de 21 mil 700 millones de dólares de seguros avalados por las hipotecas emitidas por las agencias inmobiliarias paraestatales Freddie Mac y Fannie Mae” (por cierto, ambas al borde del abismo, como hace mucho habí­amos alertado).

El bushiano Grupo Carlyle usó en forma parasitaria los “seguros” de las agencias paraestatales inmobiliarias hasta el agotamiento especulativo y hasta que el destino de la insolvencia de los críéditos inmobiliarios de baja calidad (los cíélebres sub-prime) lo alcanzó. Alguien pudiera sostener la hipótesis mágica de la justicia divina que operó contra el nepotismo dinástico de los Bush y difí­cilmente serí­a refutado.

El Grupo Carlyle no puede solventar 16 mil millones de dólares de empríéstitos a cuatro bancos (tambiíén en el naufragio global) y a duras penas pudo desembolsar unos miserables 150 millones de dólares para aplacar la furia de sus implacables acreedores.

En forma sarcástica Engdahl reporta que el grupo financiero bushiano no es el único conglomerado elitista en “serias dificultades”, como es el caso de Blackstone Group, vinculado a las tratativas bizarras del cobro de los seguros por la “demolición controlada”–perdón por el lapsus linguae–, por la destrucción de las torres gemelas del WTC en Nueva York, el 11 de septiembre (ver Bajo la Lupa; 26-9-04; 3-10-04 y 22-12-04).

Son tan elitistas los “fondos de capital privado” (private equity capital) conectados a la cúpula del poder en EU, como el Grupo Carlyle y Blackstone, que no se habí­an dignado cotizar en las bolsas de valores que consideran como un mercado para las plebes globales. Despuíés del golpe financiero que asestaron con el anómalo cobro multimillonario por la destrucción de las torres gemelas, como que Blackstone, con 102 mil millones de dólares de activos, se quedó corto de atentados irrepetibles, por lo que decidió cotizar en bolsa en junio pasado, lo que de cierta forma presagiaba la crisis por venir dos meses más tarde y mediante la cual seguramente pensaban endosarle las píérdidas a los cándidos compradores de “gangas”. A partir de entonces sus acciones han periclitado más de 50 por ciento y no ha podido concretar la compra de un procesador de tarjetas de críédito (¿para espiar al prójimo?) Alliance Data Systems Corp., con sede en Dallas, por 6 mil 600 millones de dólares. ¿Cesó de ser negocio el terrorismo texano con máscara islámica?

En Alemania está muy de moda fustigar el depredador “capitalismo de las langostas” (Heuschrecke) y como buen germano, Engdahl caracteriza las operaciones, que no operativos, del Grupo Carlyle y Blackstone como parte de su intrí­nseca quintaesencia perversa. Solamente que ambos depredadores conglomerados financieros de las elites polí­ticas parasitarias de EU no contaron con su serie de errores garrafales ni con el castigo de la justicia divina.
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Re: Pandemonium
« Respuesta #34 en: Marzo 29, 2008, 04:52:37 pm »
Octavo Mandamiento: Mentirás (texto de Eduardo Galeano)
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Alberto Montero - 27.03.2008
 

Las vacaciones hace ya dí­as que terminaron y se han encadenado con un viaje a Bilbao, a las Jornadas de Economí­a Crí­tica, que me ha alejado un poco más de lo que yo pretendí­a del mantenimiento de este cuaderno.

Aquí­ en Bilbao, tumbado en la cama del hotel, leo el último texto de Eduardo Galeano publicado hoy en el diario argentino Página 12.

Como siempre, Galeano tiene la virtud de contarnos las verdades del barquero de este mundo al revíés de una forma incomparable y que yo disfruto párrafo a párrafo. Así­ que me ha parecido buena idea compartirlas con vosotros. Aquí­ están.


Una mentira

Hasta hace un rato nomás, los grandes medios nos regalaban, cada dí­a, cifras alegres sobre la lucha internacional contra la pobreza. La pobreza se estaba batiendo en retirada, aunque los pobres, mal informados, no se enteraban de la buena noticia. Los burócratas mejor pagados del planeta están confesando, ahora, que los mal informados eran ellos.

El Banco Mundial ha dado a conocer la actualización de su International Comparison Program. En el trabajo participaron, junto al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y otras instituciones filantrópicas.

Ahí­ los expertos corrigen algunos errorcitos de los informes anteriores.

Entre otras cosas, nos enteramos ahora de que los pobres más pobres del mundo, los llamados “indigentes”, suman quinientos millones más que los que aparecí­an en las estadí­sticas.

Además, nos desayunamos de que los paí­ses pobres son bastante más pobres de lo que los numeritos decí­an, y que su desgracia ha empeorado mientras el Banco Mundial les vendí­a la pí­ldora de la felicidad del mercado libre.

Y por si todo eso fuera poco, resulta que la desigualdad universal entre pobres y ricos habí­a sido mal medida, y en escala planetaria el abismo es todaví­a más hondo que el de Brasil, paí­s injusto si los hay.

Otra mentira

Al mismo tiempo, un ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, en un trabajo conjunto con Linda Bilmes, investigó los costos de la guerra de Irak.

El presidente George W. Bush habí­a anunciado que la guerra podrí­a costar, como mucho, 50 mil millones de dólares, lo que a primera vista no parecí­a demasiado caro tratándose de la conquista de un paí­s tan rico en petróleo. Eran números redondos, o más bien cuadrados. La carnicerí­a de Irak lleva más de cinco años, y en este perí­odo los Estados Unidos han gastado un millón de millones de dólares matando civiles inocentes. Desde las nubes, las bombas matan sin saber a quiíén. Bajo la mortaja de humo, los muertos mueren sin saber por quíé. Aquella cifra de Bush alcanza para financiar apenas un trimestre de crí­menes y discursos. La cifra mentí­a, al servicio de esta guerra, nacida de una mentira, que mintiendo sigue.

Y otra mentira más

Cuando ya todo el mundo sabí­a que en Irak no habí­a más armas de destrucción masiva que las que usaban sus invasores, la guerra continuó, aunque habí­a olvidado sus pretextos.

Entonces, el 14 de diciembre del año 2005, los periodistas preguntaron cuántos iraquí­es habí­an muerto en los dos primeros años de guerra.

Y el presidente Bush habló del tema por primera vez. Contestó:

–Unos treinta mil, más o menos.

Y a continuación hizo un chiste, confirmando su siempre oportuno sentido del humor, y los periodistas se rieron.

Al año siguiente, reiteró la cifra.

No aclaró que los treinta mil se referí­an a los civiles iraquí­es cuya muerte habí­a aparecido en los diarios. La cifra real era mucho mayor, como íél bien sabí­a, porque la mayorí­a de las muertes no se publica, y bien sabí­a tambiíén que entre las ví­ctimas habí­a muchos viejos y niños.

Esa fue la única información proporcionada por el gobierno de los Estados Unidos sobre la práctica del tiro al blanco contra los civiles iraquí­es. El paí­s invasor sólo lleva la cuenta, detallada, de sus soldados caí­dos. Los demás son enemigos, o daños colaterales, que no merecen ser contados. Y, en todo caso, contarlos resultarí­a peligroso: esa montaña de cadáveres podrí­a causar mala impresión.

Y una verdad

Bush viví­a sus primeros tiempos en la presidencia cuando el 27 de julio del año 2001 preguntó a sus compatriotas:

–¿Pueden ustedes imaginar un paí­s que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población? Serí­a una nación expuesta a presiones internacionales. Serí­a una nación vulnerable. Y por eso, cuando hablamos de la agricultura americana, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional.

Esa vez, el presidente no mintió. El estaba defendiendo los fabulosos subsidios que protegen el campo de su paí­s. “Agricultura americana” significaba, y significa nada más que “Agricultura de los Estados Unidos”.

Sin embargo, es Míéxico, otro paí­s americano, el que mejor ilustra sus acertados conceptos. Desde que firmó el tratado de libre comercio con Estados Unidos, Míéxico no cultiva alimentos suficientes para las necesidades de su población, es una nación expuesta a presiones internacionales y es una nación vulnerable, cuya seguridad nacional corre grave peligro:

- actualmente, Míéxico compra a los Estados Unidos 10 mil millones de dólares de alimentos que podrí­a producir;

- los subsidios proteccionistas hacen imposible la competencia;

- al paso que vamos, de aquí­ a poco las tortillas mexicanas seguirán siguen siendo mexicanas por las bocas que las comen, pero no por el maí­z que las hace, importado, subsidiado y transgíénico;

- el tratado habí­a prometido prosperidad comercial, pero la carne humana, campesinos arruinados que emigran, es el principal producto mexicano de exportación.

Hay paí­ses que saben defenderse. Son pocos. Por eso son ricos. Hay otros paí­ses entrenados para trabajar por su propia perdición. Son casi todos los demás.
Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo

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Re: Pandemonium
« Respuesta #35 en: Abril 04, 2008, 10:56:01 am »
Quemado
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Los planes del gobierno británico para un carbón limpio son otro gran timo


George Monbiot
The Guardian

Traducido por Fíélix Nieto para Globalí­zate


Según dijeron en Downing Street, “El carbón es tan limpio y fresco que el Primer Ministro se lava los dientes con íél”. El Señor Brown dice que los avances tecnológicos para el carbón significan que ahora es una de las sustancias más limpias en el Planeta y un limpiador sin rival de manchas y sarro.” Lo mismo dice la web satí­rica The Daily Mash (1). Las declaraciones reales no difieren mucho de estas.
Los ministros están a punto de decidir si aprueban la construcción de una nueva central de carbón en Kingsnorth, Kent. Esta seria la primera planta de este tipo construida desde la monstruosa de Drax en 1986. Al mismo tiempo que quemará carbón, hará lo mismo con los objetivos, las polí­ticas y las promesas del gobierno sobre el cambio climático.

El Secretario de Energí­a, John Hutton ha comenzado a justificar la decisión que dice no haber tomado aún. “Para los crí­ticos”, decí­a la semana pasada, “hay una creencia de que las centrales de carbón debilitan la posición del paí­s en la lucha contra el cambio climático. De hecho es todo lo contrario.” (2) Tanto que: si no quemamos el carbón los chinos se lo llevarán. O ¿puede que sea un verdadero creyente? ¿De verdad piensan que existe eso que llaman carbón limpio?

La definición de carbón limpio cambia dependiendo a quien presione la industria. Algunas veces significa centrales mas eficientes (aún así­ producen casi el doble de emisiones de Co2 que las de gas). Algunas veces significa quitar el dióxido de sulfuro del humo (lo que aumenta el CO2) (3). Otras veces significa captura y almacenamiento de carbono: extraer el carbono de los gases emitidos, transportarlo mediante tuberí­as y enterrarlo en formaciones geológicas. Nada de lo anterior equivale a carbón limpio, como podrás comprobar si visitas una mina a cielo abierto. Pero lo que si hacen, es crear una enorme confusión en las mentes de la gente, lo que le da al gobierno una oportunidad de excusar lo inexcusable.

En principio, la captura y el almacenamiento del carbono (CCS siglas en ingles) puede reducir las emisiones de las centrales entre un 80 y un 90%. Mientras que todo el proceso aun no ha sido demostrado, los pasos individuales están listos comercialmente: parece que será posible. El gobierno ha lanzado una competición para que las compañí­as construyan la primera planta de demostración, que deberí­a comenzar a enterrar el carbono en 2014.

Desgraciadamente y a pesar de las repetidas garantí­as de Hutton, esto no tiene nada que ver con Kingsnorth o el resto de centrales de carbón que quiere aprobar. Si Kingsnorth se aprueba, comenzará a funcionar en 2012, dos años antes que el experimento CCS haya comenzado. El gobierno dice que el proyecto tardará “al menos 15 años” en ser evaluado. (4). Se tardarán muchos mas años en instalar la tecnologí­a en las centrales existentes, para entonces, el tiempo se nos habrá acabado. Con estos tiempos, la captura y el almacenamiento, si es que se implementa, llegará demasiado tarde para prevenir un cambio climático fuera de control.

Kingsnorth producirá unas 4,5 millones de toneladas de CO2 al año (5); si se construyen las 8 centrales de carbón propuestas, sumarán el 46% de todas las emisiones que Gran Bretaña podrá producir en 2050, asumiendo que el gobierno sigue con el nuevo objetivo de Brown de una reducción del 80% (6). La aviación, utilizando las cifras del gobierno, sumaran otro 184% (7) (estas cifras están explicadas en mi pagina web). Incluso si dejásemos de respirar, comer, conducir y calentar nuestras casas, las nuevas pistas y centrales de carbón que el gobierno prevíé, sobrepasarí­an en más del doble nuestra cuota de gases de efecto invernadero.

El gobierno está intentando engañarnos diciendo que las nuevas cíéntrales elíéctricas estarán “preparadas para el CCS”, quiere decir que un dí­a, en teorí­a, puede instalarse la nueva tecnologí­a. Pero incluso esto no es cierto. En enero, Greenpeace obtuvo un intercambio de emails entre EO.N- la compañí­a que quiere construir la nueva central (si la misma EO.N cuyo anuncio muestra vainas de sicómoro volando, sugiriendo que sus viejos hábitos sucios se los ha llevado el viento)- y Gary Mohammed, el funcionario describiendo las condiciones de la planificación (8). Mohammed comienza enviando un email tan patíético que casi puedes oler el miedo que contiene. “Planificando las condiciones de Kingsnorth. Si es posible me gustarí­a cubrir CCS… admito que esta condición sugerida, no tendrá justificación y será prematura, pero sin maldad tratando de medir vuestra opinión”. (Esta “condición sugerida” es la polí­tica gubernamental. ¿Quien dirige el paí­s? EO.N contestó diciendo que el Secretario del Estado “no tiene derecho a rechazar la aprobación para una central convencional” (en realidad tiene todo el derecho). Todo lo que puede permitir al gobierno especificar, era el potencial para CCS, “será investigado”. Mr Mohammed luchó con su conciencia durante seis minutos antes de contestar. “Gracias. No lo incluiríé. Espero tener los borradores de las condiciones entre hoy y mañana.”

Este intercambio se realizó a mediados de enero, unos dí­as antes que la Comisión Europea publicara una propuesta directiva especificando que todas las nuevas centrales de carbón deben estar preparadas con CCS (9). Mr Mohammed debí­a saber que estaba ayudando a EO.N a ganar la aprobación para la central antes que la directiva entre en vigor el próximo año.

Puede que ahora estíés comenzando a tener la impresión que la captura y el almacenamiento de carbono no es la panacea verde que sugieren los ministros. Pero no has oí­do ni la mitad de ello. Incluso si llegara a ser una manera viable de deshacernos del dióxido de carbono, nuevos datos sugieren que es muy probable que nuestras emisiones totales aumenten en lugar de reducirse.

Para las compañí­as que competirán para enterrar el gas, hay una tíécnica que es más atractiva que las otras. Esta consiste en bombear el gas en las reservas en decline. El gas se disuelve en el petróleo remanente, reduciendo su viscosidad y empujándolo hacia los pozos de producción. Esto se llama recuperación mejorada de petróleo (enhanced oil recovery) (EOR). El petróleo que venderán las compañí­as contrarrestará en cierta medida el precio del almacenamiento del carbono.

Hace unas semanas, el pensador verde Jim Bliss calculó cual seria el coste, a grosso modo, de esta tíécnica. Utilizó como caso de estudio el proyecto que propuso BP (abandonado el año pasado) para bombear CO2 en el Campo Miller en aguas escocesas. Hubiese enterrado 1,3 millones de toneladas de CO2 y hubiese extraí­do 40 millones de barriles de petróleo (10). Teniendo en cuenta sólo los cuatro principales productos del petróleo, Bliss calculó que las emisiones totales de carbono sobrepasarí­an los ahorros entre 7 y 15 veces. (11)

Entonces, ¿ha abandonado el gobierno la recuperación mejorada del petróleo? Ni un ápice. Su informe sobre el proyecto de demostración dice que el departamento de Mr Hutton “querrá estar seguro que el tratamiento de todos los proyectos EOR y no EOR son tratados con equidad.” (12) Otro documento sugiere que favorece esta tíécnica: EOR conducirá a: “aumento en la seguridad energíética, ganancias locales y puestos de trabajo.” (13). Pero, apunta el gobierno, esto tendrá que ocurrir antes que se desmantelen las infraestructuras del Mar del Norte. “Ahora es la oportunidad perfecta para realizar las grandes oportunidades que CCS nos ofrece.” (14)

Como los biocombustibles y las micro-turbinas eólicas, la captura y el almacenamiento de carbono resulta ser otro gran timo verde. Llegará demasiado tarde para prevenir un cambio climático fuera de control, el gobierno no tiene intención de aplicarlo e incluso si tuviera la tíécnica es muy probable que aumente nuestras emisiones. Esto es lo que John Hutton llama “cumpliendo nuestras obligaciones internacionales” (15). El cielo sabe que significarí­a romper esas obligaciones.

Artí­culo Original: Burnt Out
The government’s plans for clean coal are another great green scam.
By George Monbiot. Published in the Guardian 18th March 2008
http://www.monbiot.com/archives/2008/03/18/burnt-out-2/

Referencias:

1. http://www.thedailymash.co.uk/index.php?option=com_content&task=view&id=782&Itemid=59

2. John Hutton, 10th March 2008. The Future of Utilities. Speech to the Adam Smith Institute. http://www.berr.gov.uk/about/ministerial-team/page45211.html

3. The commonest technique for flue gas desulphurisation is the limestone gypsum process. As well as making the power station slightly less efficient, the chemical reaction produces CO2. The two key reactions are:
CaCO3 + SO2 = CaSO3 + CO2
y
CaSO3 + _O2 + 2H2O = CaSO42H2O
See: Dept of Trade and Industry, March 2003. Flue Gas Desulphurisation (Fgd)
Technologies For Coal-Fired Combustion Plant. http://www.berr.gov.uk/files/file20875.pdf

4. BERR, 19th November 2007. Competition for a Carbon Dioxide Capture and Storage
Demonstration Project. Project Information Memorandum. http://www.berr.gov.uk/files/file42478.pdf
5. Greenpeace, 2007. Letter to Alistair Darling. http://www.greenpeace.org.uk/files/pdfs/climate/kingsnorth_objection.pdf

6. Here’s how Greenpeace makes this calculation:
“In December 2007, Gordon Brown said he aspired to an 80% cut in emissions by 2050.
That would give us a carbon budget of 117.8mt/CO2/per year. The new coal plants currently proposed – 10.6 GW of capacity - would emit more than 54 million tonnes of carbon dioxide which represents almost half of that quota. (10.6 GW x 7884 hours of generation per year, assuming 90% operational = 83.57 TWH/y. 83.57 TWH/y x 0.65 = 54mt/CO2/y).”

7. This is 80% of the 1990 level, namely 161.5MtC (please note that this weight refers to elemental C, not CO2). That leaves 32.3MtC.
The Dept for Transport’s conservative figures suggest aviation emissions will rise to 15.7 MtC by 2050. The Intergovernmental Panel on Climate Change estimates that net radiative forcing from aircraft emissions is 2.7 times that of the CO2 alone, which gives a nominal carbon equivalent of 42.4MtC. The government’s figures systematically underestimate the UK’s contribution, by assuming that British people are responsible for 50% of the seats on flights leaving or arriving in the UK. The true figure is 70%, which means the total equivalent figure is 59.35MtC.

8. You can read these emails here: http://www.greenpeace.org.uk/files/pdfs/climate/FOI-1.pdf

9. Commission Of The European Communities, 23rd January 2008. Proposal for a Directive of the European Parliament and of the Council on the geological storage of carbon dioxide and amending Council Directives 85/337/EEC, 96/61/EC, Directives 2000/60/EC, 2001/80/EC, 2004/35/EC, 2006/12/EC and Regulation (EC) No 1013/2006. http://eurlex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM:2008:0018:FIN:EN:PDF

10. BP, 30th June 2005. BP’s plan to generate electricity from hydrogen and capture carbon dioxide could set a new standard for cleaner energy. Press release. http://www.bp.com/genericarticle.do?categoryId=97&contentId=7006978

11. Jim Bliss, 17th January 2008. Oil companies and Climate Change. http://numero57.net/?p=224
Jim Bliss was asked to do this by the environmental writer Merrick Godhaven.

12. BERR, 19th November 2007, ibid.

13. The North Sea Basin Task Force, June 2007. Storing CO2 under the North Sea Basin – a key solution for combating climate change, p9. http://www.berr.gov.uk/files/file40159.pdf

14. ibid, p9.

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Re: Pandemonium
« Respuesta #36 en: Abril 04, 2008, 10:29:35 pm »
Economí­a y polí­tica: Causas de la recesión y mercenarios que las disfrazan
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Guillermo Rodrí­guez G.

Es verdad que el mundo… o al menos una buena parte de íél, está entrando en un perí­odo de recesión económica que pudiera ser muy severa –aunque eso aún está por verse– entre otras cosas porque coincide el momento con una evidente declinación del dólar de los EE.UU. como principal divisa internacional, nada nuevo en realidad pues ya se ha visto mucho tiempo atrás con la declinación de la libra esterlina de aquíél mismo papel. El punto es que una recesión no es más que un ajuste inevitable de un periodo de crecimiento que se basó en gran parte en la inyección artificial de circulante sin respaldo por parte de los gobiernos. Los gobiernos hacen eso para aumentar su capacidad de gasto y el consecuente incremento de los precios que sigue al que se ponga en circulación mucho más dinero sin que previamente se incrementara la producción de bienes y servicios es algo que el común de las personas parecerí­an comprender… aunque en realidad no sea así­.

 Pero el problema de fondo es que la inflación es un fenómeno mucho más complejo, insidioso y pernicioso que el simple y visible aumento de precios, porque el exceso de circulante permitirá casi siempre financiar por la ví­a del abaratamiento del capital nuevas inversiones que responderán a las oportunidades de demanda nueva creadas… pero, y es el gran pero, taleS oportunidades dependen de que se siga inyectando más y más circulante inorgánico, que seguirá impactando los precios y desviando las inversiones de capital hacia inversiones erróneas y especulaciones financieras no menos erróneas… eventualmente algo disparará las alarmas y la reducción de la demanda junto con la restricción del circulante –o de no restringirse con la desaparición del valor de la moneda en hiperinflaciones– no sólo detendrá la escalada de precios, sino que dejará a todas las inversiones y especulaciones sin demanda como perdidas netas de capital… con los consecuentes problemas humanos que la destrucción neta de capital produce en una sociedad.

 

Mientras más rápido y libremente se reorienten los recursos materiales y humanos más pronto y con menos sacrificios se saldrá de una recesión, y mientras más pronto se detenga la emisión inorgánica menos profunda será íésta… el mayor problema es que la enorme serie de regulaciones estatistas que entraban las economí­as del mundo que denominamos desarrollado impiden lo primero tanto como en el llamado sub-desarrollado. Y la tendencia de los gobiernos a estirar la arruga subsidiando mediante nuevas emisiones inorgánicas más y más a los capitales involucrados en malas inversiones y peores especulaciones impide lo segundo igualmente. Irónicamente es la intervención gubernamental irresponsable que impide al mercado libre operar la que causa y agarba las recesiones que muchos grandes beneficiarios financieros personales de ese estatismo denominas “fallas del mercado”.

 

Aunque la emisión inorgánica termine por producir serios problemas de solvencia en el sistemas financiero y por llevar a la quiebra las inversiones que a su amparo se realizaran, no deja de ser curioso como se la ha intentado revestir de un manto “cientí­fico” de seudo-legitimidad desde el primero tercio del siglo pasado, cuando tan sofisma interesado –y mil veces repetido bajo otros nuevos mantos– se inició con la irrupción del Keynesianismo que logró dotar de una justificación aparentemente cientí­fica tradicionales polí­ticas fiscales, irracionales y empobrecedoras al mediano y largo plazo; pero capaces de producir resultados de aparente prosperidad en el corto plazo. Así­ se legitimó un tipo de polí­tica de gasto público inevitablemente deficitario, para la promoción artificiosa de actividades escasamente eficientes, con cargo a la hacienda pública, Polí­tica fiscal desesperada, que disfrazada de polí­tica monetaria novedosa, medida en tíérminos de capital polí­tico resultó de bajo costo y alto impacto.

El retraso de unas economí­as irremediablemente asfixiadas en el agravamiento recurrente de los estancamientos –que  se intentaba combatir– en los casos relativamente leves; y la destrucción del tejido económico, la descapitalización extrema y el empobrecimiento generalizado de las espantosas hiperinflaciones, es lo que ha dejado la aplicación de la Teorí­a General, en la formulación de polí­ticas públicas. Sin dejar de lado que dichas polí­ticas en realidad se pueden documentar, con detalle, –junto con sus funestas consecuencias– al menos desde el imperio romano. Pero la diferencia notable será que antes del Keynesianismo, se habí­an considerado siempre vicios del gobernante. Ya en 1609, Juan de Mariana calificaba de tirano al gobernante que aplicara tales polí­ticas, como explica Jesús Huerta de Soto:

“...obra esencial de Mariana es la publicada en el 1609 con el tí­tulo De monetae mutatione, posteriormente traducida al castellano con el tí­tulo de Tratado sobre el discurso de la moneda de vellón que al presente se labra en Castilla y de algunos desórdenes y abusos. En este notable trabajo Mariana considera tirano a todo gobernante que devalúe el contenido de metal de la moneda, imponiendo a los ciudadanos sin su consentimiento el odioso impuesto inflacionario o la creación de privilegios y monopolios fiscales. Mariana tambiíén critica el establecimiento de precios máximos para “luchar contra la inflación” y propone la reducción del gasto público como principal medida de polí­tica económica para equilibrar el presupuesto.”

Y es sólo a partir de Keynes que se las dota de una teorí­a económica que más que justificarlas, las legitima, al punto de recomendarlas. El keynesianismo adoptó las premisas deterministas del marxismo sobre las crisis cí­clicas del capitalismo. Mismas que en realidad originaban las manipulaciones monetarias y agravaba la deficiente –en el sentido de inadecuada, aunque no necesariamente de poco fuerte– institucionalidad. Y recetó la causa de la enfermedad como tratamiento. Y en cierto sentido lo hizo así­ porque consideró la enfermedad incurable. El problema no está tanto en las deficiencias cientí­ficas del Keynesianismo, como en los incentivos polí­ticos para adoptarlo y defenderlo que naturalmente tení­an gobernantes y acadíémicos. No se le escaparon a Lenin –ya  para 1920– los beneficios que de las ideas de Keynes obtendrí­a el movimiento comunista internacional en general; y la Unión Soviíética en particular:

“Keynes declara que los ingleses, para proteger su vida, para salvar la economí­a inglesa, deben conseguir ¡que entre Alemania y Rusia se reanuden las relaciones comerciales libres! Pero ¿cómo conseguirlo? ¡Anulando todas las deudas, como lo propone íél! Esta es una idea que no pertenece sólo al cientí­fico economista Keynes. Millones de personas llegan y llegarán a esta idea. Y millones de personas oyen declarar a los economistas burgueses que no hay más salida que la anulación de las deudas... Pienso que se deberí­a enviar en nombre del Congreso de la Internacional Comunista un mensaje de agradecimiento a estos economistas que hacen agitación en favor del bolchevismo. Si, de una parte, la situación económica de las masas se ha hecho insoportable; si, de otra parte, en el seno de la í­nfima minorí­a de los paí­ses vencedores omnipotentes se ha iniciado y se acelera la descomposición ilustrada por Keynes, realmente presenciamos la maduración de las dos condiciones de la revolución mundial.”

Ni a Keynes que sus teorí­as fueran poco compatibles con la democracia, al menos en la forma que aún la interpretaban –en su generalidad– los anglosajones en su tiempo, cuando en la introducción a la edición traducida al alemán de 1936 de su Teorí­a General, declaró que sus propuestas de polí­tica económica encajan mucho más en un Estado totalitario, como el nacionalsocialista alemán, que en uno como la Inglaterra de entonces; sobre la que, por lo demás expresó en la BBC en junio de 1936, al aclamar un libro apologista de la revolución soviíética, en un momento en que ya se conocí­a la realidad sobre esta, desde las hambrunas y los genocidios a las torturas, y el terror polí­tico masivo –escrito con base a datos, tergiversados en unos casos, y completamente falsos en otros– de los propagandistas mercenarios, Sydney y Beatrice Webb:

“Los soviíéticos están ocupados en el vasto empeño administrativo de hacer que funcionen de forma tranquila y exitosa, sobre un territorio tan extenso que ocupa una sexta parte de la superficie de la Tierra, toda una nueva serie de instituciones sociales y económicas. Los procedimientos siguen variando rápidamente para ajustarse a las nuevas experiencias. Estamos asistiendo al mayor grado de experimentalismo y empirismo jamás intentado por unos administradores desinteresados. En este sentido los Webbs con su libro nos han permitido contemplar la dirección en la que parecen moverse las cosas y hasta dónde han llegado de momento... ...El libro me deja con un fuerte deseo y anhelo de que nosotros en este paí­s, sepamos descubrir cómo combinar una disposición ilimitada para experimentar cambios en nuestros modos y en nuestras instituciones polí­ticas y económicas.”  .

 

En realidad quienes ganan con el estatismo son unos pocos privilegiados y quienes pierden son las masas empobrecidas… y en presentar las causas del mal disfrazadas de soluciones han coincidido siempre los simpatizantes de cualquier socialismo –desde el autoproclamado amoral Lord Keynes al ex ministro y enriquecido empresario Petkoff Malec– pues el socialismo no es más que el estatismo llevado a sus últimas y más desastrosas consecuencias, y tales personajes o son beneficiarios inmediatos y evidentes del estatismo presente que desde ya a las masas ha empobrecido mucho…. O aspiran serlo con mucho más socialismo en formas aún más destructivas para las mayorí­as… o las dos cosas.



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« Respuesta #37 en: Abril 07, 2008, 05:46:58 pm »
España: de nuevo aprietan los precios
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Juan Torres López


De nuevo el alza de los precios vuelve a amenazar seriamente a la economí­a española (aunque muchos se preguntan si es que en realidad dejó de ser alguna vez una amenaza). Los últimos datos (4,4% de variación interanual) son los peores de los últimos diez años y en algunos sectores o productos muestran subidas por encima del 7% (transporte) o incluso del 25% (leche).

Y si en lugar de los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadí­stica se utilizan otras estimaciones más realistas (como la alternativa a partir de precios de productos básicos que puede encontrarse en ipcreal.com) nos encontramos con una subida general del 8,3% en el último año.

Basta con percibir los sentimientos de los ciudadanos para constatar hasta quíé punto la subida de precios está haciendo ya mucho daño a las familias. Seguramente, mucho más del que podrí­a inferirse de las simples cifras oficiales.

Y como siempre que repunta la inflación ahora volvemos a encontrarnos los mismos discursos. El Banco de España ya ha pontificado, advirtiendo (cuando todo parece advertir que ocurrirá lo contrario de lo que predice) que se trata de una subida pasajera y reclamando a los trabajadores que no intenten ponerse a la altura de la subida de los precios cuando establezcan sus demandas salariales. Y la mayorí­a de los grandes focos productores de opinión económica ortodoxa vuelven a mirar a donde es más fácil, al exterior, al petróleo, a China... cuando es, sin embargo, evidente que si esos factores externos afectan de modo especial a España es porque nuestra economí­a han e presentar otro tipo de males internos añadidos.

Tan fantasiosa es la retórica en relación con los precios, o tan grandes las ganas de confundir al personal para que la realidad de las cosas les pase desapercibida, que a veces se leen aseveraciones que parecen realmente increí­bles. El último Informe Mensual de La Caixa (nº 311, Enero 2008), por ejemplo, dice que “la Comisión Europea considera que, en general, la adopción del euro ha ayudado a controlar las presiones inflacionistas“. Seguramente se lo creen pero sin duda eso evidencia lo difí­cil que resultará atajar las subidas de precios cuando se tiene un velo tan opaco ante los ojos.

Es verdad que los mercados internacionales están presionando al alza los precios de materias primas estratíégicas, alzas que lógicamente termina trasladándose a las diversas economí­a pero reconocer esto no implica haber descubierto las causas últimas de las subidas de precios en cadena que se producen y, sobre todo, de que en unos paí­ses, como el nuestro respecto al entorno más inmediato, sean mayores que en otros.

Ahora se recurre al petróleo, o a los cereales o la leche, antes (o mejor dicho, casi siempre) a los salarios, pero nunca se ponen sobre la mesa los factores que verdaderamente provocan las subidas de precios. Estas suelen venir ocasionadas por otras causas que precisamente se soslayan porque son las que tambiíén muestran la responsabilidad de agentes económicos que no suelen estar dispuestos a renunciar a sus privilegios.

Me refiero a causas como las imperfecciones de los mercados ocasionadas por el poder asimíétrico de los agentes, al despilfarro que genera costes inmensos e innecesarios a los productores, la falta de coordinación y planificación en los mercados para facilitar la acción de las grandes corporaciones, la concentración de los capitales que proporciona a las empresas poder de mercado y destroza las ventajas de la competencia, la escasez de críédito para fomentar la actividad y la oferta productivas que ocasiona la sobrecapitalización de las actividades especulativas. Y, por supuesto, a la inacción de los gobiernos a la hora de adoptar medidas para luchar contra todas las anteriores y que se manifiesta en su escasa voluntad de enfrentarse, por ejemplo, a los fraudes fiscales, a la evasión, a las prácticas especulativas, a la oligopolización de los procesos de distribución o a las prácticas contra la competencia.

¿Por quíé quienes dicen estar tan preocupados por la inflación solo hablan de la influencia de los salarios en la subida de precios y no del poder de las grandes empresas españolas que provoca, por ejemplo, que los servicios de telecomunicación sean aquí­ inexplicablemente más caros que prácticamente en cualquier otro paí­s europeo? ¿por quíé ahora que se dice que hay escasez de oferta no se habla de la polí­tica agraria europea que ha reducido artificialmente la producción para privilegiar las rentas de los agricultores ricos? ¿por quíé no se quiere ni mencionar que no puede ser casualidad que España tenga una inflación más elevada cuando aquí­ tenemos una economí­a sumergida que en porcentaje del PIB es más del doble que la media europea? En fin, ¿por quíé no admitimos de una vez que nuestro actual modelo de crecimiento es intrí­nsecamente generador de tensiones sobre los precios porque pivota sobre la especulación inmobiliaria, el consumo y el endeudamiento generalizado?

Hay un par de ideas que no se puede olvidar cuando se habla de por quíé suben los precios. En primer lugar, que cuando una empresa vende a precios tan elevados como los que se están alcanzando hoy dí­a en algunos productos es porque puede. Y, por tanto, si se quiere evitar hay que actuar sobre ese poder. Y en segundo lugar, que la inflación no solo tiene causas sino propósitos. Y por esto último es quizá por donde habrí­a de empezar a actuar.

Juan Torres López es catedrático de Economí­a Aplicada de la Universidad de Málaga (España).
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Re: Pandemonium
« Respuesta #38 en: Abril 08, 2008, 09:56:28 am »
Pequeña fábula inmoral
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Denis Sieffer



í‰rase una vez, en los Estados Unidos, ese paí­s donde atan a los perros con longaniza, unos bondadosos filántropos que habí­an acudido a la ayuda de los pobres (no demasiado, pero algo pobres no obstante) para ayudarles a que se comprasen una casa. Esos benefactores prestaban dinero, casi sin contrapartidas, a quienes no lo tení­an. Los pobres sólo tendrí­an que rembolsar poco a poco, de la forma y en el momento que pudiesen, disfrutando desde aquel primer momento de su nueva casa con su jardí­n, una recompensa inesperada tras una vida dedicada al trabajo.

Desafortunadamente, era demasiado hermoso para ser verdad. Y es que el generoso donante no era sino un granuja. Basándose en la firma sonsacada al incauto pobre, el prestamista notificaba que aquel príéstamo (en principio prácticamente gratuito) dejarí­a de serlo poco despuíés. Y que la firma obligaba al pobre a rembolsar muchí­simo más de lo que se le habí­a prestado. La proporción de endeudamiento era tan elevada que el pobre, se encontraba rápidamente ante la imposibilidad de hacer frente a su deuda y no tení­a más remedio que cederle su propiedad. A íél o a otro, ya que, mientras tanto, el primer granuja habí­a vendido el acta de propiedad a otro tan granuja que, a su vez, tambiíén se habí­a apresurado a traspasársela a un tercero a cambio de una elevada suma de dinero.

Sin embargo, cuando el acta de propiedad llegaba a las manos del último comprador el acta ya no tení­a valor, ya que todo el gremio de granujas habí­a decidido vender las casas mal adquiridas en el mismo momento. Entonces ¿acabo perdiendo quien creí­a ganar? ¿Es moral esta fábula de las "subprimes"? No exactamente. Mientras que los pobres eran cada vez más pobres y sólo tení­an ojos para llorar, el primer granuja y los demás, se habí­an enriquecido con creces antes de escabullirse en una naturaleza salvaje.

Pero "¿quíé fue del último?" me preguntará usted. í‰l tambiíén perdió mucho dinero. Perdió mucho más que el pobre pero, a la vez, mucho menos en comparación con su fortuna. Pero íél pertenece a la raza de los pudientes. Y si cae, todos saben que puede arrastrar en su hundimiento a muchí­sima gente. Especialmente todos aquellos que necesitan su dinero para inventar, el dí­a de mañana, otras hermosas y verí­dicas historias como el de las "subprimes". Gracias a Dios, en ese paí­s donde atan los perros con longaniza, existe un gobierno que hace valer la Justicia....y devolverles el dinero perdido. Pero ¿quíé hace el Gobierno para poder devolver el dinero al último granuja? Pues nada : recauda un impuesto. Y ¿quiíén paga el impuesto? Pues el pobre, evidentemente, íél y todos sus semejantes.

¿Cree que exageramos ? No exactamente ya que si nuestra fábula - totalmente inmoral - terminase aquí­, estarí­a casi alcanzando la realidad. Cada dí­a es más probable que el Estado norteamericano no tendrá otro remedio que garantizar esos príéstamos inmobiliarios reducidos a nada. Según la declaración de un economista, citado el pasado lunes en Le Monde, eso "costarí­a a los contribuyentes estadounidenses unos quinientos mil millones de dólares por lo menos."

Eso significa que muchos pobres tendrán que pagar durante muchí­simo tiempo, para poder rembolsar una deuda que no es suya y borrar así­ una infamia de la que no son culpables y de la que algunos de ellos fueron las primeras ví­ctimas. Y si esto no se produce, significará el hundimiento de todo el sistema, relegando a la miseria a millones de pobres. Los mismos, siempre los mismos.

Esta historia es edificante. Sólo tiene un defecto. En la vida real esos granujas no son verdaderamente granujas. Los conocemos : son los inversores y, al final de la cadena, banqueros. Sólo están haciendo su trabajo. No cometen ningún delito. El "granuja" es el sistema en su conjunto. Esa estafa no es una estafa, es lo que solemos llamar "capitalismo financiero" o "neoliberalismo". Los peces gordos especulan y los pequeños se ven despojados de sus bienes. Es natural. Es la regla de un sistema sin reglas. Y son los polí­ticos quienes han decidido esta desregulación planetaria. Se podrí­a imaginar que están arrepentidos. Sobretodo cuando son...¡ ay ! ¿ cómo se decí­a ? - "de izquierdas" - y alardean de defender a los más necesitados. Pero este no es el caso, sino todo lo contrario, ya que empeoran la situación.

El recentí­simo Tratado de Lisboa (que ni siquiera ha sido sometido al voto popular) confirma este sistema, instituyíéndolo en Europa. Lea usted el artí­culo 56 que prohí­be cualquier traba a la circulación de los capitales y prohí­be a los polí­ticos aplicar cualquier tipo de intervencionismo. Asociándonos a la petición de un grupo de economistas europeos que piden su derogación del Tratado no pretendemos, desde luego, detener la crisis que se avecina casi por arte de magia. Con ello pretendemos, al menos, bloquear la situación para devolver a los polí­ticos su poder en materia de finanzas. Finanzas que resultan tan creativas cuando se trata de explotar todas las riquezas del planeta.
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Re: Pandemonium
« Respuesta #39 en: Abril 14, 2008, 11:14:03 pm »
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Re: Pandemonium
« Respuesta #40 en: Abril 18, 2008, 10:31:35 pm »
Banqueros salvados, derechos humanos sacrificados
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Eric Toussaint - Damien Millet



Por el azar de los números, la economí­a nos devela a veces misterios sorprendentes. Tras las bambalinas del teatro de sombras animado por los celosos servidores de la mundialización neoliberal, la cruda realidad se filtra a travíés de las ranuras de la publicación reciente de dos estadí­sticas internacionales.

Por una parte, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) otorgada por los paí­ses ricos durante 2007 fue de aproximadamente 100 mil millones de dólares. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tal ayuda descendió en un 8,4%, a exactamente 103,7 mil millones de dólares. Esta tendencia a la baja es importante, por cuanto revela el fiasco de los compromisos internacionales.

Ni una sola cumbre de los ocho paí­ses más industrializados – el G8 – concluye sin una promesa de incremento de la AOD, principalmente de la destinada al Africa, el continente más golpeado por la miseria. Desde 1970, los paí­ses ricos vienen prometiendo llevarla al 0,7% de su ingreso nacional bruto (INB). sa cifra no es actualmente cumplida sino por cinco paí­ses: Noruega, Suecia, Luxemburgo, Dinamarca y Holanda. En el pelotón de cola, los Estados-Unidos, con una cifra del 0,16%...

Desde un punto de vista global, la APD no sobrepasa el 0,28% del INB, pese a una serie de manipulaciones estadí­sticas destinadas a enmascarar la escualidez de la ayuda suministrada por los paí­ses ricos: en efecto, incluyen en la AOD rubros tan discutibles como los montos de remesas de la deuda, los gastos de los Estados-Unidos para reconstruir las infraestructuras que ellos mismos destruyeron en Iraq o en Afganistán, los gastos de escolaridad en el Norte de estudiantes originarios del Sur, los salarios de personal expatriado y los costos de los innumerables “consultores” que defienden los intereses de los paí­ses donantes, donde producen “estudios” tan costosos como inútiles… Peor aún, esa ayuda es principalmente dirigida hacia paí­ses que presentan un interíés geoestratíégico para el paí­s donante, independientemente de las necesidades reales en los paí­ses del sur o del paí­s del caso. Es así­ que, además de Iraq y Afganistán, los principales beneficiarios de la ayuda de los Estados-Unidos son Sudán y Colombia…, sin olvidarnos de Israel…

Despuíés de la cumbre del G8 de 2005, en Gleneagles (Escocia), los compromisos estaban claros: alza importante de la APD, y destacadamente, duplicación desde entonces al 2010 de la AOD destinada al Africa. Según la OCDE, ello suponí­a “llevar la ayuda de 80 mil millones de US$ en 2004 a 130 mil millones en 2010 (a precios constantes del 2004)”. El veredicto no tiene apelación: “de modo general, la mayorí­a de los donantes no están respetando sus compromisos anunciados en tíérminos de incrementar la ayuda y deberán proceder a escalamientos sin precedente para lograr los objetivos que ellos mismos se han fijado para el 2010[ii]”. Tanto como decir que esos objetivos no serán logrados. Decididamente, desde hace unos cuarenta años a esta parte, la palabra de un Jefe de Estado de G-8 no vale gran cosa…

Por otra parte, 1 millón de millones de dólares es aproximadamente, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el costo potencial de la crisis financiera internacional actual, consecuencia de la crisis conocida como “de las subprimes” nacida en el verano del 2007, la que no termina de hacer estragos. En un informe publicado el 8 de abril, el FMI ha cifrado precisamente tal costo en 945 mil millones de dólares para el sistema financiero internacional, de los cuales, 565 mil millones directamente ligados al sector de los príéstamos hipotecarios a riesgo. Veamos lo que pasó: para colocar sus activos lí­quidos y engullir beneficios monumentales, los organismos de críédito le prestaron a un sector de la población ya altamente endeudado, en el seno de las clases pobres y medias, a una tasa de interíés fija y moderada durante los dos primeros años para “enganchar” al cliente, antes de que tal tasa aumentara fuertemente desde el tercer año. Los prestamistas le afirmaban a los prestatarios que el bien que ellos compraban, que serví­a de garantí­a al príéstamo, a la vista del comportamiento del mercado inmobiliario, incrementarí­a su valor rápidamente. En el 2007, la burbuja inmobiliaria explotó. La crisis se propagó entonces a múltiples sectores financieros que habí­an elaborado quimíéricos montajes de deudas y llevado a cabo enormes operaciones fuera de balance.[iii]

Los Ministros de Finanzas de los paí­ses occidentales reaccionaron vivamente a la publicación de la cifra (cálculo) del FMI[iv], como si fuese peligroso el mostrar la extensión de los daños. En todas partes de los paí­ses del Norte, ya sean conservadores o social-demócratas, los gobiernos aplican polí­ticas neoliberales particularmente brutales para la mayorí­a de sus ciudadanos. El alcance de la cobertura de los servicios sociales es voluntariamente reducido al extremo, los ingresos del capital son protegidos, por cuanto la tasa de IVA, que golpea proporcionalmente más fuerte a los hogares pobres que a los acomodados, es incrementada.

Incapaces de auxiliar a sus poblaciones necesitadas, esos mismos gobiernos han rápidamente ido al auxilio del sector privado. En el menú: nacionalización de los bancos en dificultades, cambio de tí­tulos desvalorizados por dinero fresco, inyección de recursos lí­quidos, planes de salvamento bancario, baja de las tasas de interíés…

En el 2000, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimaba en 80 mil millones de dólares en (10) diez años el monto necesario para garantizar un acceso universal – sí­, universal – al agua potable, a una alimentación decente para los niños, a una educación primaria, a los cuidados de salud de base, a los servicios de ginecologí­a. El desafí­o era entonces el encontrar 800 mil millones de dólares en total… No los encontramos, y las condiciones de vida de millares de personas continúan deteriorándose. La brutal alza de los precios de los alimentos, debida en gran parte al desarrollo de la producción de agro-combustibles, sumió en la pobreza absoluta a decenas de millones de habitantes de Africa, de Amíérica Latina y de Asia. Protestas y desórdenes causados por el hambre han estallado en Haití­, en Egipto, en Costa de Marfil, en Senegal, en Camerún, en Burkina Faso… Y eso es sólo el comienzo. En vez de acercarnos a los Objetivos del Milenio para el desarrollo, bastante modestos, nos estamos alejando a todo vapor. La crisis bancaria actual va a costar un millón de millones de dólares y prueba que fue la voluntad polí­tica la que faltó cuando se trató de reunir los 800 mil millones propuestos por las Naciones Unidas para garantizar ciertos derechos humanos elementales. Estamos frente a una violación flagrante de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de muchos otros textos internacionales vinculantes. Es intolerable e imperdonable. Y es la lógica misma del modelo económico lo que está en juego.

Eric Toussaint, presidente del CADTM Bíélgica (Comitíé para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org), autor de Banco del Sur y nueva crisis internacional, El Viejo Topo, Mataró, 2008; Abya Yala, Quito, 2008.

Damien Millet, portavoz del CADTM Francia, autor de ífrica sin deuda, Icaria, Barcelona, 2008.

Traducido por Paulino Nunez
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Re: Pandemonium
« Respuesta #41 en: Abril 20, 2008, 02:26:32 pm »
Para entender algo más del boicot a las Olimpiadas de Pekí­n
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Alberto Montero Soler

 

Por si a alguien le cupiera aún alguna duda acerca de por quíé europeos y norteamericanos andan tratando de aguarles las Olimpiadas a los chinos, ayer la Organización Mundial de Comercio hací­a público un informe sobre la evolución del comercio internacional en 2007 del que cualquiera puede extraer fácilmente argumentos que ayuden a comprender la razón de la ofensiva actual contra China.

En todo caso, y para ahorraros el trabajo, os hago un resumen:

a) Por primera vez, China supera a Estados Unidos como exportador mundial de mercancí­as y se acerca aceleradamente a Alemania, el principal exportador de mercancí­as del mundo.

b) Por primera vez, China sustituyó a Canadá como principal proveedor de los Estados Unidos. Las importaciones procedentes de China aumentaron el 12%, más que el doble que las importaciones totales y ello a pesar de la caí­da en la demanda interna estadounidense.

c) Por primera vez, el volumen del comercio chino (exportaciones e importaciones) superó al volumen conjunto del comercio de Japón y la República de Corea, segundo y tercer comerciantes más importantes de mercancí­as de Asia.

d) Desde el año 2001, año en el que se aprobó la candidatura olí­mpica para Pekí­n y China se adhirió a la OMC, sus exportaciones e importaciones han aumentado en promedio un 25% anual, más del doble del comercio mundial. Desde 2004, el comercio de mercancí­as de China (exportaciones e importaciones) supera al del Japón y en 2007, como hemos dicho, ya supera al de Estados Unidos.

Y ahora que me vengan con el cuento chino de que la razón para boicotear las Olimpiadas en Pekí­n es la ocupación del Tí­bet.

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Re: Pandemonium
« Respuesta #42 en: Abril 22, 2008, 10:09:10 pm »
Lula exige a EEUU y Unión Europea eliminar subvenciones a la agricultura


Afp y Reuters


El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, alertaron sobre las consecuencias de la crisis alimentaria durante la inauguración este domingo de la 12 Conferencia de la ONU para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Lula tambiíén exigió a los paí­ses ricos, en especial a Estados Unidos y la Unión Europea, eliminar las subvenciones agrí­colas y abrir los mercados a paí­ses en ví­as de desarrollo, en momentos en que se encuentran afectados por el incremento de los precios de los alimentos y del petróleo.

“La economí­a internacional se enfrenta a una crisis causada por la gobernanza financiera de las economí­as más poderosas del mundo. Los paí­ses pobres no deben pagar la factura”, dijo Lula.

La mundialización no puede transformarse en un modo de transferir las píérdidas a los paí­ses en desarrollo, que son precisamente los que más han contribuido a mantener el nivel de crecimiento mundial, añadió.

Al pedir la eliminación de subsidios a los paí­ses ricos, el presidente brasileño señaló que “estas subvenciones masivas funcionan como una droga para sus propios productores, y las principales ví­ctimas son los agricultores de los paí­ses pobres. Debemos permanecer vigilantes frente a la tentación de prácticas proteccionistas de los paí­ses ricos”, clamó desde la tribuna.

Por su parte, Ban Ki-Moon expresó su temor a que se produzcan “crisis en cascada” que afecten al crecimiento y la seguridad mundial, si el aumento de los precios de los alimentos continúa al ritmo actual.

“Si la crisis actual no es tratada correctamente, podrí­a provocar una cascada de otras crisis múltiples, lo que desembocarí­a en un problema multidimensional que afectarí­a la economí­a, el progreso social e incluso la seguridad polí­tica en el mundo”, advirtió Ban al abrir la conferencia de la UNCTAD.

“No podemos esperar más. La comunidad internacional debe tomar medidas urgentes para evitar consecuencias polí­ticas y de seguridad más graves. Naciones Unidas está dispuesta a encabezar esta acción para coordinar una respuesta global a la crisis”, añadió el secretario general de la ONU, al tiempo que se comprometió a emplear la fuerza del organismo que preside para afrontar el alza en los precios, que amenazan con aumentar la hambruna y la pobreza, y que ya han incitado protestas por alimentos en Asia, ífrica y Amíérica Latina. “Estableceríé de inmediato un poderoso equipo compuesto por expertos y autoridades lí­deres para enfrentar este tema”, aseguró, y advirtió que el problema mundial de los alimentos podrí­a significar siete años perdidos en cuanto a las Metas de Desarrollo del Milenio.

Amenazas de distorsión

Ban señaló que muchos paí­ses han tratado de compensar el apretón alimentario bloqueando los enví­os de arroz y trigo, o introduciendo incentivos que faciliten la importación de productos alimenticios. “Esto amenaza con distorsionar el comercio internacional y exacerbar la escasez”, señaló.

La conferencia de la UNCTAD inició este domingo y se realizará durante los próximos cinco dí­as en Ghana, una de las regiones más pobres del mundo, cuya gente sufre la presión del alza en el valor de los alimentos causada por factores como las pobres cosechas, el valor ríécord de los combustibles y la escasez de suministros internacionales.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha advertido que el aumento de los precios de los alimentos podrí­a empujar a la pobreza al menos a 100 millones de personas de paí­ses de bajos ingresos.

Durante el encuentro de representantes de 193 paí­ses miembros de la organización que debatirán sobre los “impactos económicos de la mundialización”, el director general de la Organización Mundial de Comercio, Pascal Lamy, no descartó un avance significativo durante los próximos dí­as en las conversaciones sobre comercio global.
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Re: Pandemonium
« Respuesta #43 en: Abril 23, 2008, 08:54:03 pm »
INFORME ESTRATí‰GICO SOBRE MERCADO DEL PETRí“LEO
 
Miíércoles, 23 de Abril del 2008 - 5:22:54 PM
 
Seguimos publicando informes de especial relevancia sobre el mercado del petróleo, y el escenario actual que justifican unos precios del petróleo cercanos a los 115$ por barril, y que será un factor clave para los mercados financieros en el futuro cercano:

 

La producción de petróleo Rusa puede caer este año por primera vez en una díécada, al tiempo que el segundo mayor proveedor del mundo lucha contra el aumento de los costos y campos cada vez mas difí­ciles de explotar, dijo el Ministro de Recursos Naturales Yuri Trutnev.

 

“Hace dos años, dijimos que la tasa de crecimiento estaba disminuyendo, y esto era malo para Rusia, ¿recuerdan?” dijo Trutnev en los comentarios televisados despuíés de una reunión del Gobierno en Moscú el dí­a de hoy. “Ahora estamos diciendo que la tasa de producción este año está cayendo. No se trata de que viene el coco, por desgracia, esto es real'' dijo Trutnev, sin dar un pronóstico mas especifico.


Un descenso pondrí­a fin a 10 años con un 58 por ciento de aumento de la producción, que cayó a 6,2 millones de barriles diarios en 1998, cuando los precios cayeron por debajo de los $ 10 por barril y Rusia incumplió con el pago de unos 40 millones de dólares de la deuda interna y devaluó el rublo.


Las previsiones de Trutnev contradicen las del Ministerio de Energí­a, que prevíé un incremento del 1,8 por ciento a 10 millones de barriles diarios de crudo y condensado de gas, o aproximadamente el 11 por ciento del consumo mundial. La Agencia Internacional de Energí­a, que asesora a 27 paí­ses industrializados, espera que la demanda aumente en 2 por ciento este año a 87,54 millones de barriles al dí­a.


El Banco de Inversiones Credit Suisse Group se sumó hoy al UralSib Financial Corp con sede en Moscú en la previsión de una disminución anual de la producción Rusa, despuíés de que la producción haya caí­do en enero y febrero.


“Difí­cil comienzo”

“El difí­cil comienzo del año ha señalado que la situación en el sector petrolero de Rusia es tal vez mucho más desafiante de lo que las principales compañí­as petroleras integradas creí­an a finales del pasado año.” los analistas de Credit Suisse Vadim Mitroshin y Lev Snykov escribieron en una nota a los clientes el dí­a de hoy.


La producción cayó 0,7 por ciento en enero y el 0,9 por ciento en febrero, a 9,79 millones de barriles diarios, en comparación con los mismos meses del año pasado, según datos del Ministerio de Energí­a. Arabia Saudita es el mayor productor mundial de petróleo crudo.


Credit Suisse, con base en Zúrich, dijo que ahora espera que la producción caiga un 0,5 por ciento, despuíés de anteriormente haber previsto un aumento 0,7 por ciento.


“La producción nacional ha alcanzado una meseta y en tierra la producción parece estar en declive” dijo por telíéfono desde Moscú Ronald Smith, estratega jefe de Alfa Bank.


Smith y Chris Weafer de UralSib se encuentran entre los analistas que predicen que el gobierno se verá obligado a recortar los impuestos sobre la industria, su principal fuente de ingresos, para reactivar la producción. El Ministro de Finanzas Alexei Kudrin propuso esta semana cortar los impuestos de extracción en 100 mil millones de rublos ($ 4,2 mil millones) al año para ayudar a financiar la exploración y el desarrollo.


“Consideramos que es muy probable que el gobierno introducirá una serie de incentivos fiscales este año para impulsar el gasto enel sector upstream” dijo Weafer en un informe del 6 de Febrero. “El estado no quiere ver la producción entrar en una fase de declive.”


El Presidente de Rosneft, Sergei Bogdanchikov, llamo al actual sistema fiscal ”demasiado duro” en agosto. Exportación, extracción y otros impuestos deben reducirse o las empresas no tendrán ningún incentivo para desarrollar nuevos campos, incluso en el írtico, dijo Alexander Dyukov Presidente de OAO Gazprom Neft el 4 de Febrero.

Fuente : CAPITALBOLSA
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Re: Pandemonium
« Respuesta #44 en: Abril 25, 2008, 11:13:07 am »
El camino de servidumbre que nos preparan las instituciones financieras

CAPITULO I
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Michael Hudson




“Mientras la muchachada de ideólogos de la libre empresa se rasga las vestiduras y denuncia el poder del Estado, quienes les patrocinan no han dejado de percatarse de que cuando el Estado da un paso atrás, el sector financiero se abisma en el vací­o. Los bancos y los gestores monetarios se han convertido en los planificadores y en los asignadores de recursos de la sociedad, y lo hacen aproados a su propio interíés a corto plazo. Un interíés que les lleva a oponerse a las leyes que protegen a los trabajadores, a los consumidores y a los deudores. Esto significa que la ‘libertad’ en cuestión es favoritismo de sentido único, el de la corriente en la que marchan los empresarios, el privilegio monopólico y los acreedores. Lo que esos intereses creados entienden por ví­a de servidumbre es cualquier economí­a dirigida por manos que no sean las suyas, una economí­a que proteja a los trabajadores, a los consumidores y a los deudores de que ellos son victimarios”

Si les asusta a ustedes la transición hacia un Ejecutivo Unitario con un poder presidencial desembridado, el radical giro derechista norteamericano hacia una Finanza Unitaria deberí­a incrementar no menos sus miedos que sus deudas. Los acontecimientos financieros de las últimas dos semanas de marzo de 2008 demuestran que los “monarcas económicos” y los “mercaderes de moneda” que Franklin Delano Rossevelt expulsara en su dí­a del templo de las finanzas han dado una nueva vuelta de tuerca en la maladministración de nuestra economí­a, orientándola en una terrible lí­nea de riesgo sin precedentes: creación de deuda, eufemí­sticamente caracterizada como apalancamiento y creación de riqueza.

Los escasos controles y contrapesos que quedan en el camino de la planificación crecientemente centralizada del sector financiero, especialmente en el ámbito de los estados federados, están siendo barridos bajo la apariencia de “salvar el sistema”. El í­nfimo número de beneficiarios de Wall Street que utilizan esta frase explica por sí­ sólo en quíé consiste este sistema. Para principiantes: sus gestores polí­ticos son lobbies de las industrias designados como altos directivos encargados de planificar los programas de las agencias públicas supuestamente destinados a regular esas mismas industrias. Su idea de planificación financiera es colocar un billón de dólares en fondos de agencias gubernamentales y en garantí­as de críédito a riesgo. Esta financiación de las agencias tení­a supuestamente que utilizarse para ayudar a las familias estadounidenses corrientes a obtener vivienda y asistencia sanitaria y a proteger sus ahorros y proporcionarles la jubilación. En cambio, ha sido movilizada para apoyar a los banqueros de la economí­a y a los ejecutivos financieros. En las últimas semanas, en efecto, hemos visto cómo billones de dólares eran destinados a la guerra y al sostíén de los bancos.

El sistema bancario de libre creación de críédito, que se dobla más o menos cada cinco años para el conjunto de la economí­a, amenaza con culminar en una servidumbre por deudas para muchas familias americanas, lo mismo que para la industria y los gobiernos estatales y locales. El excedente económico está siendo absorbido rápidamente por una combinación de servicio de deuda y salvamento gubernamental de los acreedores, cuyos esquemas í  la Ponzi (1) están quebrando por doquier, desde los bienes inmuebles residenciales hasta los comerciales, y desde los príéstamos para la toma de control empresarial en los mercados de valores hasta el críédito fundado en la economí­a-burbuja extranjera.

í‰ste es el contexto en el que hay que considerar el desbarajuste financiero de las últimas semanas en torno de Bear Steams, JP Morgan/Chase y el paisaje de deuda rápidamente cambiante. “El sistema” que el Tesoro, la Reserva Federal y las agencias del New Deal –cautivos todos de la Administración Bush— están intentando salvar es un esquema Ponzi para toda la economí­a. Quiero decir que el plan del asunto consiste en que los acreedores puedan prestar a los deudores el dinero suficiente para que íéstos puedan pagar los intereses manteniendo a aquellos al corriente en sus príéstamos.

En estos últimos años, el sistema ha dependido de que los precios de activos para bienes inmuebles, las acciones y los bonos se hincharan lo bastante como para permitir que los deudores pudieran servirse de esos activos como colateral a un precio más alto de mercado que le permitiera acceder a más y mas príéstamos. Pero ahora que la burbuja inmobiliaria ha estallado (y en realidad, a medida que los precios de las acciones se desploman), el problema es cómo salvar la punta de un iceberg económico hundido en valores negativos (una situación en la que las deudas vinculadas a propiedades rebasan el valor de mercado de esas propiedades). Alguien tiene que cargar con píérdidas. La pregunta es: ¿quiíén?

Normalmente, es el banquero o inversor quien carga con las píérdidas. Pero se supone que ahora son ellos quienes están siendo “salvados”. Lo que se presenta como un retorno a la estabilidad. Pero se trata de un sistema que, para empezar, jamás ha sido estable. De hecho, para que el salvamento funcione, el grueso de los estadounidenses tendrá que poseer menos y endeudarse más; y a todo eso, se nos dice que todo íésta es la ví­a para crear riqueza: ¡como si eso fuera su riqueza y no la de sus acreedores! El regalo a Bear Stearns/JP Morgan Chase/seguros monoline para “salvar el sistema financiero” proporciona un ví­vido ejemplo de cómo la Finanza Unitaria ha desarrollado un sistema de relaciones parasitarias con los trabajadores norteamericanos en su papel de contribuyentes a las pensiones, consumidores y propietarios de vivienda. Que el sistema estíé subsidiado, permite al sector FIRE [Finanzas, Seguros y Propiedad Inmobiliaria, por sus siglas en inglíés; T] orientar y vivir de los esfuerzos productivos de otros: de las gentes que producen cosas reales y proporcionan servicios reales.

Salvar Wall Street con un rescate de un billón de dólares de mala deuda hipotecaria

El rescate empezó el domingo 16 de marzo. El gobierno y JPMorgan Chase tení­an razones para sentirse embarazados con las negociaciones, porque los detalles que asoman en las páginas web de la Reserva Federal o del Tesoro, y las propias declaraciones del Sr. Paulson, van mucho más allá del caso Chase y Bear Stearns. Resulta que el mismo domingo en que se habí­an negociado los 30.000 millones de dólares de rescate por parte de la Reserva Federal, el Sr. Paulson iniciaba diez freníéticos dí­as de orquestra de acciones con el Tesoro, la Reserva Federal y otras agencias públicas, a fin de destinar un billón de dólares a reinflar los mercados financieros a favor de los tenedores de hipotecas y de los acreedores y especuladores a ellos asociados. Entre bambalinas, mientras el asunto se resolví­a, la Administración Bush preparaba un drástico incremento financiero: decidió lanzar todo lo que sus agencias de financiación hipotecaria pudieran reunir, a fin de impedir el colapso ante sus propias narices de los mercados de propiedad.

El incremento de la ayuda a los mercados hipotecario e inmobiliario fue dirigido por los dos mayores tenedores de hipotecas y de paquetes hipotecarios: la Asociación Nacional de Hipotecas y Freddie Mac, ambos patrocinados por el gobierno. Esas dos agencias se crearon para desarrollar mercados de comercio para hipotecas que los bancos tradicionalmente mantení­an en sus libros de contabilidad cuando compraban hipotecas inmobiliarias a los bancos y a los corredores de hipotecas que las originaron. Eso creó una nueva y amplia demanda para hipotecas, haciíéndolas comercializables en grandes paquetes para inversores institucionales, como fondos de pensiones e inversión. Estando implí­citamente respaldadas por el gobierno, las agencias Fannie Mae y Freddie Mac eran capaces de tomar príéstamos a tasas de interíés equitativamente bajas y de vender hipotecas a unos tipos mucho más altos. La demanda de estos tí­tulos hipotecarios empaquetados proporcionó una gigantesca fuente nueva de príéstamo. Lo que tambiíén contribuyó a convertir a los bancos en originadotes de hipotecas, más que en tenedores de las mismas.
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